—Lo siento mucho, de verdad -hablaba el médico, con un gesto de tristeza en el rostro.
—¿¡Qué!?, ¡no, no puede ser posible! -se levantó bruscamente de su asiento, llamando la atención de los que se encontraban junto a él- ¿¡por qué!?, ¿¡qué le ha pasado!?
—Len, por favor, no grites tanto -rogó uno de sus acompañantes, aún sentado.
—Señor, entiendo que se encuentre nervioso por la situación -trataba de tranquilizar el sanitario, manteniendo las distancias- pero no sé si pueda informarle sobre la causa de su fallecimiento, debo consultarlo con mis superiores, discúlpeme... -sentencio, marchándose de la sala a paso rápido.
—¡Me ha dado largas! -comenzó a quejarse en cuanto vio cómo el doctor se había escapado con una vaga excusa- ¡el puto médico me ha dado largas!
—Cass... -el otro, ignorando el frecuente comportamiento infantil de su hermano, se acercó cuidadosamente hacia donde la chica tomaba asiento, sin decir nada, solo mirando a un punto fijo de la sala- ¿cómo te encuentras...? -susurró, recibiendo una lenta encogida de hombros como respuesta.
—No está... -unas finas lágrimas comenzaron a acumularse en sus oscuros ojos, desenfocándole la vista y generándole un doloroso nudo en la garganta- ... Aslan, él ya no está... -hizo contacto visual y, sin poder contenerse más, se abalanzó a los brazos de su hermano donde empezó a sollozar desesperada.
—Shhh... -acariciaba su espalda y cabellera con suavidad- tranquila... -unos segundos después, ambos notaron otros dos brazos rodearles, gesto que fue seguido por otro llanto- ven aquí, anda... -se apartó levemente para dejarle más espacio a este último, dejando que se metiera en el interior del abrazo para recibir las mismas caricias que la mujer.
No sabes cuánto tiempo se mantuvieron así, los tres, abrazados en medio de la sala de espera, entregándose todo el apoyo que tenían entre sí, sin necesidad de pronunciar palabra, e ignorando las confusas miradas de las personas que pasaban por su lado y presenciaban fugazmente la escena.
—Oye... -el menor de todos se separó, lo suficiente como para verles la cara y limpiarse la suya propia con el dorso de su mano- ¿os importaría que me quedara a dormir en alguna de vuestras casas...?, no quiero quedarme solo...
—Por supuesto, ven a la mía -sonrió amablemente el contrario- de hecho, esta noche vendréis los dos a mi piso.
—No -la joven de alejó también, secándose los restos de lágrimas que habían quedado en sus mejillas- yo me iré a mi apartamento.
—Ni de coña.
—Prefiero descansar allí, Aslan -insistía.
—Cassandra, acabamos de perder a nuestro hermano, lo mejor es que estemos juntos, así también evitaremos que alguno... haga tonterías.
—Yo nunca he hecho tonterías.
—Siempre puede haber una primera vez.
—Él tiene razón -trató de calmar el ambiente que, en cuestión de segundos, había comenzado a tornarse tenso- si nos mantenemos unidos esto se hará más llevadero, o... menos doloroso... -la muchacha les observó fijamente durante varios segundos, tratando de ver, a través de los ojos de los hombres, sus verdaderas intenciones.
—¿Ahora estáis los dos conspirando contra mí o qué?
—Cass...
—No, no, está bien, iré con vosotros -cedió, notablemente molesta- pero no quiero que volváis a mencionar su nombre mínimo hasta que amanezca.
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Arrastrados
Science FictionTras la repentina y sospechosa muerte de su hermano, 3 jóvenes vagan por un mundo lleno de mentiras, misterios y una guerra oculta entre las sombras.