Sus oídos pitaban y el ambiente estaba lleno de polvo, con pequeñas partículas grises que revoloteaban a su alrededor, sin embargo, y a pesar de la catastrófica explosión que su hermano había creado, no parecía tener ningún rasguño o herida o, al menos, no sentía dolor de ningún tipo. Aún con la cabeza dándole vueltas, miró hacia arriba, descubriendo el fornido cuerpo del mayor sobre él, mucho más sucio, pues le había cubierto, pero, cuando este también se levantó, unos segundos después, con total normalidad, supuso, extrañado, que tampoco había sufrido daños.
Pero no fue hasta que el de pelo largo le dejó el espacio suficiente como para incorporarse, que entendió el por qué estaban prácticamente ilesos, pudiendo ver con sus propios ojos, a pesar de su transparencia, una gran cúpula que les rodeaba ambos y llegaba hasta su hermana, que yacía en el suelo, junto al cadáver del arrastrado, sobre un charco de sangre que no dejaba de aumentar.
Corrieron en su dirección para socorrerla todo lo rápido que su cansado y desorientado cuerpo les permitió, siendo Aslan el que sujetó su cabeza y apretó la gran herida de su cuello mientras que el otro se mantuvo algo más atrás, acariciando el torso contrario con sus manos temblorosas.
—Cass... ya estamos aquí, ya pasó... -trataba de contener las lágrimas, observando cómo, lentamente, la vida escapaba sin remedio del cuerpo de su hermana- ya estamos aquí... -juntó sus frentes.
—Vamos -habló el otro entre sollozos, sorbiendo numerosas veces por la nariz- vamos a llevárnosla, seguro que aún hay tiempo de llevarla a un hospital... -colocó sus brazos debajo de ella con intención de alzarla, sin embargo, su familiar no parecía moverse, manteniéndose inmóvil mientras la miraba sin detener sus caricias en la oscura cabellera- vamos, Aslan, por favor -exigía.
—Ya es muy tarde, Len...
—No, no, no, ¡no, aún se puede hacer algo, estoy seguro! -seguía insistiendo, poniendo todos sus esfuerzos en elevarla, sin conseguir siquiera separarla del suelo.
El mayor tomó algo de distancia para poder admirar aquellos oscuros irises que le miraban aterrados pero, al mismo tiempo, tranquilos- Te quiero.. -murmuró, ignorando las súplicas del joven- te quiero, Cass... -una débil sonrisa se posó en su ensangrentado rostro- dale muchos besos a Teo cuando le veas, ¿de acuerdo?
—¡No te despidas, ella va a sobrevivir! -abrazó su abdomen con desesperación- ella va a... prometí que no nos volveríamos a pelar... ¡no puede morir, no puede...!
—Shhh... -interrumpió, mandándole callar y manteniendo una tranquilidad que no sabía de dónde lograba sacar.
—No, por favor... -subió hasta su rostro y tomó sus mejillas con ambas manos para hacer que le mirase.
—Sois... lo mejor... -consiguió pronunciar con sus últimas fuerzas mientras un hilo de sangre caía por la comisura de su labio- ... que tengo... gracias... por todo...
—Cassandra, te quiero, te quiero, te amo, te adoro -decía, viendo cómo, poco a poco, el brillo de sus ojos desaparecía, pero negándose a dejarla marchar- eres la mejor hermana del mundo, te quiero, te necesito, no te vayas, por favor -sus lágrimas caían en la pálida cara de la morena- lo siento, siento si alguna vez me he portado mal, te quiero, siempre lo he hecho, quédate conmigo, no puedo seguir sin ti... -sintió una mano posarse en su hombro.
—Se ha ido, Len... ya no está... -sentenció con la voz entrecortada, notando una dolorosa presión en el pecho.
—No... -se abalanzó sobre ella, cubriéndola al completo y manchándose de su sangre, al mismo tiempo que su acompañante le cerraba los ojos, para que pudiera descansar en paz, y le dedicaba un último y dulce beso.
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Arrastrados
Science FictionTras la repentina y sospechosa muerte de su hermano, 3 jóvenes vagan por un mundo lleno de mentiras, misterios y una guerra oculta entre las sombras.