Las horas pasaban y otro día volvía a terminarse, dejando que la luna tomara el completo protagonismo del cielo y que, con su tenue luz, iluminara la oscura estancia.
Sus párpados pesaban, pero, poco a poco, consiguió abrirlos, percatándose inmediatamente de que no podía moverse por una cuerda que le tenía atado a lo que parecía ser una silla de madera. Miró confundido a su alrededor, aún con la cabeza dándole vueltas y un leve pitido resonando en sus oídos, vio parte de un comedor y una pequeña cocina que no pertenecía a ningún lugar que conociera. Entrando en pánico, empezó a moverse bruscamente, queriendo zafarse con desesperación de su agarre y liberarse, sin embargo, lo único que logró fue desplazar la silla de tal forma que las dos patas traseras se levantaron, perdiendo la estabilidad del asiento y cayendo al suelo, viéndose obligado a prepararse para el inminente impacto que estaba a punto de sufrir su rostro.
—Uy, casi -una voz detrás suya cogió el respaldo de madera justo antes de chocar, cuando apenas su nariz había rozado la superficie.
—¿Quién eres? -trataba de girar su cabeza, pero le era imposible debido a la incómoda posición en la que estaba colocado.
—Que curioso... eso mismo te pregunté yo a ti y no me respondiste... -sus ojos se abrieron como platos.
—Aslan... -murmuró, sintiendo un sudor frío recorrer su espalda.
—El mismo -apareció delante suyo, exponiéndose sin miedo y con una sonrisa burlona.
—Y "Cassandrita" también está aquí -se apoyó en el hombro de su hermano, con un gesto mucho más serio e intimidante.
—Y Lennito también -se dejó ver el último de ellos.
—No -rompió su pose con claro desagrado- "Lennito" no queda bien.
—¿Cómo que no?
—Pues que no, suena raro.
—¿Y cómo lo digo entonces?
—Pues "Lenny", o...
—¿"Lenny", como el de los simpson? -interrumpió asqueado.
—O Len asecas.
—Era por no romper la dinámica...
—Bueno, ¿qué importa el nombre? -finalizó con la discusión de sus familiares- centraos en esto, por favor -ordenó.
—¡Soltadme! -se agitó de nuevo, cada vez más angustiado- ¡Soltadme, joder, soltadme!
—Me temo que eso no va a ser posible...
—Por favor... -negó con la cabeza.
—No hasta que nos digas lo que queremos saber.
—¡Por supuesto, todo lo que necesitéis, todo lo que deseéis, os lo diré! -se miraron entre sí, victoriosos.
—Bien, ¿por qué fuiste a ver el cadáver de Teo?
—Mis jefes me lo ordenaron.
—¿Tus jefes?, ¿eres un arrastrado?
—No... no puedo darte esa información...
—O nos lo dices por las buenas... -la joven se acercó peligrosamente- o por las malas -sacó una pequeña navaja, acercándola a uno de sus pómulos.
—No puedo, de verdad, no puedo decirlo -el filo se fue clavando paulatinamente en su mejilla hasta crearle una herida de gran tamaño en la piel, sin embargo, no fue sangre lo que salió de esta, sino un espeso polvo negro.
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Arrastrados
Science FictionTras la repentina y sospechosa muerte de su hermano, 3 jóvenes vagan por un mundo lleno de mentiras, misterios y una guerra oculta entre las sombras.