cap20: HUÍDA

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Len fue el primero en salir de la estancia, observando detenidamente cada rincón y frenando al resto ante cualquier indicio de la presencia de un Arrastrado, justo detrás, iban Aslan y la niña, agarrados de la mano, caminando sigilosamente, y, al final del todo, vigilando la retaguardia, Cassandra, atenta también a cualquier mínimo sonido o movimiento sospechoso, y preparada para usar sus poderes de nuevo en caso de necesitarlo.

Llegaron a la intersección donde el refugio se separaba sin ningún percance, visualizando la ansiada salida en cuanto giraron la esquina.

—Vaya, vaya... -una sombra encapuchada apareció delante de ellos, atravesando el suelo- parece ser que se nos han colado tres bichitos... -hablaba, con una boca no visible para los contrarios quienes, asustados, dieron varios pasos marcha atrás hasta que fueron detenidos por varios desconocidos que llegaron desde ambos pasillos y les cortaron todos los caminos posibles- ¿os creéis que os dejaríamos escapar?, ¿que no nos habíamos dado cuenta de que estabais aquí?, ¿pero qué es lo que os enseñan esos Caperuzas, que somos imbéciles? -se mofaba, quieto en su sitio, mientras que los tres hermanos formaban un círculo con sus cuerpos, dejando a la más pequeña en el medio, protegida- y nosotros que creíamos que tendríamos que salir a por más ratas de laboratorio cuando acabáramos con la niña... y resulta que vienen aquí por su propio pie... como abejas a la miel -dos brazos de oscuridad salieron de la capa- me temo que llegó la hora de acabar vuestra aventura, "superhéroes".

En cuestión de milésimas, formó una lanza hecha de la misma composición de su cuerpo, lanzándola velozmente hacia el grupo y dividiendo la punta de esta en cuatro, una para cada uno. Sin embargo, no tardó en percatarse de que su tiro no iba a ser efectivo, pues una gruesa barrera de oxígeno, creada por la morena, que se había colocado al frente de todos con las manos extendidas, la había hecho chocar y caer al suelo, desvaneciéndose al instante.

Tras eso, lleno de rabia por la exitosa defensa que había cubierto a todos los presentes, volvió a tirar otra cuchilla similar, pero, esta vez, también ordenó a sus compañeros que atacaran, los cuales lanzaban potentes rayos, latigazos, cortes e, incluso, tiros de pistola que, con la constancia, estaban logrando debilitar el escudo.

—No... no puedo aguantar mucho más... -avisó, reculando un poco al sentir cómo la cúpula que había creado se desvanecía y cómo sus manos y el interior de su cuerpo comenzaban a arder.

—Sólo necesito un momento, un minuto, no te pido más -rogó el otro caperuza, colocándose al lado de su hermana y apuntando con una de sus falanges hacia el encapuchado que obstruía la salida, empezando a expulsar motas de pólvora, colocándolas alrededor este, a gran velocidad, presionado por la ofensiva de las sombras y por los jadeos de la joven que, agotada, había quedado de rodillas.

El sujeto solitario de las lanzas percatándose de su descarado truco, miró hacia sus pies para descubrir un círculo de pólvora del cual salió sin problemas.

—Algo así no funcionará conmigo -rió y, justo en ese momento, el chico apretó uno de sus puños, prendiéndola y provocando una explosión que fue fácilmente evitada por su contrincante, que se hundió en el suelo y desapareció de su vista.

—¡AHORA! -exclamó, y todos comenzaron a correr por el pasillo, esquivando exitosamente  el estallido que les abrió el portal de par en par.

Los primeros en salir fueron la infante y la mediana, que, ayudada por su hermano, había logrado llegar hasta el final a pesar del cansancio y dolor de su cuerpo, detrás de ellas, fue el menor de la familia y, cuando se aseguró de que ya todos se encontraban fuera, el de pelo largo empezó a entrar.

—¡NO! -algo agarró su talón cuando apenas había rozado el portal con la punta de sus dedos, clavándole sus afiladas uñas que le provocaron un punzante dolor- ¡TAL VEZ TUS AMIGOS HAYAN CONSEGUIDO HUIR, PERO TÚ NO TE MARCHARÁS! -el Arrastrado apareció de nuevo ante sus ojos, más furioso que nunca, y tiró de él para intentar llevarlo hacia el interior.

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