—Espere aquí sin montar alboroto -le ordenó el hombre que le había custodiado mientras le volvía a encerrar en su celda para, acto seguido, marcharse y cerrar la puerta detrás de sí.
—¿Aslan? -una voz débil se escuchó desde una de las esquinas del cuarto en cuanto el encapuchado se alejó- ¿estás bien? -se acercó corriendo, quitando el zapato del medio y agachándose para poder meter uno de sus dedos en el orificio, siendo recibido, casi de inmediato, por el contrario, que lo agarró tembloroso.
—Sí, ya he vuelto, tranquilo, ¿cómo estás? -preguntó, usando el tono más dulce que podía.
—Eso no importa, ¿qué te han dicho en el juicio?, ¿qué nos va a pasar? -interrogó, notablemente asustado.
—Bueno... -pensó- la verdad es que ha salido mejor de lo que esperaba...
—¿Qué quiere decir eso?, ¿nos dejarán libres? -el ansia de su voz cada vez se hacía más presente.
—Tal vez... pero... -respiró hondo, temiendo su reacción- solo tú...
—¿Solo yo?, ¿cómo que solo yo?
—Les ofrecí un trato -comenzó a explicar, tratando de mantener la calma para no poner aún más nervioso al menor- es importarte que prestes atención a esto que te voy a decir para que no se contradigan nuestras declaraciones, ¿de acuerdo? -un leve sonido de confirmación se escuchó al otro lado de la pared- me han condenado a choques eléctricos.
—¿Qué coño es eso?
—Es una pena de muerte que se aprovecha para ver cuánto dura el cuerpo humano si recibe una determinada cantidad de electricidad que va aumentando hasta que... ya sabes...
—¿Pena de muerte...? -murmuró en un hilo de voz, sintiendo cómo las palabras quedaban ahogadas en su garganta.
—Sí... les dije que te había drogado, por eso me pusieron esa condena.
—¿¡Qué!?, pero, pero... ¿¡por qué hiciste eso!?
—Para librarte de la culpa, Len, escúchame, no quiero que te asustes, y entiendo que no estés de acuerdo con esto, pero creo que es lo mejor...
—¿De qué estás hablando?, Aslan, me estás acojonando.
—Les he intentado convencer y creo que han accedido a que yo me lleve el castigo de ambos a cambio de que... -suspiró, creando aún más tensión en el ambiente- a cambio de que usen una sustancia experimental que te borrará la memoria -el más joven se quedó paralizado, atendiendo anonadado a lo que contrario contaba- de esta forma te olvidarás de todo este mundo y... de nosotros...
—No pienso hacer eso -sus ojos comenzaron a humedecerse- no quiero olvidaros, sois mi familia.
—Es la única forma de que vuelvas a ser libre -intentaba convencerle- y ahora mismo no querrás aceptarlo, lógico, pero cuando no nos recuerdes, de alguna forma agradecerás que...
—¡Eres un puto egoísta de mierda! -interrumpió, con miles de gotas recorriendo sus mejillas.
—Len... -dejó de sentir el contacto con la falange de su familiar, que se había alejado del agujero lleno de rabia.
—¿¡Quieres someterme a algo que ni siquiera sabes seguro si va a funcionar para que no recuerde absolutamente nada de mi vida!?, ¿¡dónde coño ha quedado mi opinión!?
—Soy tu hermano mayor.
—¡Por eso mismo no quiero que me borren nada!
—¡No nos vas a recordar, Len, no nos vas a echar de menos! -los sollozos de ambos retumbaban entre las paredes- no voy a dejar que tú también mueras por mi culpa, por culpa de estas organizaciones de mierda, ya he perdido a demasiada gente, y si para ello tengo que hacer que no te acuerdes de mi, lo haré, por lo menos moriré sabiendo que tendrás derecho a una segunda oportunidad, a una segunda vida que podrás rehacer, casándote y teniendo hijos como siempre has querido -se secó las lágrimas con el dorso de su mano- Len... es lo mejor para ambos...
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Arrastrados
Science FictionTras la repentina y sospechosa muerte de su hermano, 3 jóvenes vagan por un mundo lleno de mentiras, misterios y una guerra oculta entre las sombras.