cap33: PASADO

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—¿Los Caperuza?

—Sí, no han dejado de seguirnos, y por eso sabían nuestra ubicación exacta todo el rato -explicó, sin apartar la mirada de los cuatro supuestos policías que conversaban entre sí.

—Pero... nos han rescatado, así que...

—No -interrumpió- no nos han rescatado, al contrario...

—¿Qué nos van a hacer? -cuestionó con la voz temblorosa, percatándose de la seriedad de la situación por el duro comportamiento que tenía su hermano y que nunca antes había visto.

—Nos llevarán a la sede, nos encerrarán en los calabozos, nos juzgarán y, con suerte, y si les damos pena, podremos morir sin que nos torturen -confesó con sinceridad, haciéndole tragar saliva.

—¿... De verdad hacen eso...? Pensaba que este era el bando bueno... 

—Ya te lo advertí al principio, Len, "ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos" -recordó- y, aunque no vayan matando a gente porque sí, estos también son unos hijos de puta.

—Yo creía que...

—Y no tenía intención de contártelo porque... no quería darte más información que te hiriera, pero siento que debes saberlo para que seas del todo consciente de cómo es esta gente -por primera vez, giró su cabeza para hacer contacto visual, notando un incómodo nudo en la garganta que cada vez se hacía más grande- Maca, nuestra abuela, supongo que te acordarás de ella aunque fueras pequeño... -asintió- pues en realidad ella no nos abandonó, los Caperuza la asesinaron.

—¿Qué? -sus ojos se abrieron como platos, anonadado.

—Esta organización busca a los niños con fuerzas terrenales para llevarles consigo a los 11 años, cuando estas se desarrollan -comenzó a explicar en detalle- y, de alguna manera, la abuela sabía de esto, entonces, justo cuando yo llegué a esa edad nos envió a los cuatro a un campamento lejos de la ciudad.

—Sí, me acuerdo, tuvimos que coger un avión y todo.

—El caso es que ella pensaba que cuando ya todos cumpliéramos y pasáramos la edad de 11 años, dejarían de buscarnos, pero no fue así -se detuvo para respirar hondo, no pudiendo evitar que los amargos recuerdos y sentimientos del pasado inundaran su mente- cuando... cuando volvimos me la encontré tumbada sobre su cama... con varias puñaladas por toda la espalda... -el menor le escuchaba horrorizado, imaginándose todo aquello y sintiendo cómo su cuerpo comenzaba a temblar involuntariamente- me quedé en shock, sin saber qué hacer, y no pudo reaccionar a tiempo cuando Cass entró también al cuarto y vio su cadáver -reproducía aquella escena en bucle en su mente, como si la acabara de vivir- se quedó también paralizada, pero luego intentó gritar por el pánico y yo le di una bofetada que, sin querer, la tiré al suelo y le hice sangre en la nariz, lo hice mal, lo sé, a día de hoy no me lo perdono, pero es que no quería que ni Teo ni tú os enteraseis, y es por eso por lo que, mientras dormíais, sacamos su cuerpo, lo escondimos en un descampado lejos de casa y escribimos la nota de despedida que luego leímos -suspiró- y ya, después de investigar durante un tiempo, nos topamos con los Caperuza, que nos explicaron todo y nos comieron la cabeza para que creyéramos que fueron los Arrastrados los que la asesinaron para que nos uniéramos a su organización voluntariamente... y lo hicimos... como si fuéramos las personas más idiotas del mundo, aceptamos...

—¿Pero cómo descubristeis que fueron ellos en realidad?

—Unos papeles que se pierden, varios niños correteando y jugando por ahí... es largo de contar, tampoco tiene mucha importancia...

Dos de los falsos agentes se acercaron al patrulla tras concluir su improvisada y rápida investigación, y se metieron en el vehículo junto a los hermanos para empezar a conducir sin mediar palabra.

Ambos patrullas iban por la carretera a gran velocidad, aprovechando el privilegio que les otorgaba las sirenas y el aspecto policiaco para poder adelantar a los ciudadanos que se interponían en su camino sin problemas, llegando, en tiempo récord, a una de las puertas de la sede a la que pertenecían, metiendo a los familiares, sin esposas pero con algo de brusquedad, en dos oscuros calabozos.

Una vez la puerta se cerró y le dejaron a solas, observó su alrededor, en aquel lugar no había ventanas, la luz sólo podía entrar por un pequeño agujero cuadrado que había en la parte de arriba de la gruesa y metálica puerta, las paredes, de un color negro, al igual que el suelo y el techo, estaban extremadamente sucias e, incluso, desconchadas, siendo acompañadas por una incómoda cama, con las sábanas amarillentas, y un váter roto, rodeado de un par de cucarachas que paseaban a sus anchas.

—Menudo infierno... -se dijo a sí mismo, sentándose contra una esquina y tapándose las orejas con las manos, tratando de evadirse del mundo exterior y de dejar de escuchar los gritos y súplicas que retumbaban por el pasillo que conectaba las celdas- esto no puede estar pasando... -cerró sus ojos con fuerza, comenzando a sollozar y recordando, una vez más, a sus hermanos y la felicidad de sentía siempre que estaba con ellos, deseando que aquel solo fuera una horrible pesadilla.

Un leve sonido similar al de un petardo le sacó de sus pensamientos, poniéndolo en alerta al instante y buscando el origen de aquel pequeño estruendo.

—¿Aslan? -preguntó al aire, gateando en dirección al sonido- ¿Aslan, eres tú?

—Por aquí, por aquí -murmuró el mencionado, llevándole con su voz hasta un rincón donde la pared era notoriamente más fina por el desgaste del tiempo- apártate un momento- siguiendo sus indicaciones, se echó para atrás, apreciando así el destello que provocaban las diminutas, pero constantes, explosiones del mayor, y el humo negro que disipó fácilmente con su diestra- aquí tienen unos dispositivos que mi impiden usar mi fuerza con todo el potencial -explicó, abriendo un agujerito a ras de suelo por el que podían verse- pero al menos podemos hablar...

—Menos mal... -suspiró aliviado- me relaja bastante saber que puedo hablar contigo, aunque sea en susurros... -coló su dedo índice por la apertura, siendo rodeado, en cuestión de segundos, por la falange del contrario, a modo de abrazo.

—Escúchame bien, ¿de acuerdo?, no sé si a ti te harán juicio o no, pero de lo que estoy seguro es que no tardarán demasiado en preparar el mío -informó, sin soltar su agarre- quiero que te mantengas calmado y en silencio en todo momento, intentaré sacarte de aquí cueste lo cueste, ¿vale?, pero tienes que estar tranquilo.

—Va... vale... -afirmó en un hilo de voz, temeroso por la incertidumbre que le estaban provocando entre todos.

—Bien, pase lo que pase, por favor, recuerda que te quiero más que a nada en el mundo y que eres una persona increíblemente valiente y fuerte.

—¿A qué te refieres con lo de "pase lo que pase"? -retiró su dedo, asustado- Aslan, esto no es una despedida, ¿verdad? -este se mantuvo en silencio, desesperando al menor al no obtener ninguna clase de respuesta- dime que no lo es, por favor, no quiero quedarme solo, no quiero perderte a ti también...

—Siempre estaremos contigo, Len.

—¡Eso son gilipolleces!

—Baja la voz -su tono cambió a uno mucho más preocupado en cuanto notó que su volumen estaba subiendo peligrosamente, sabiendo que, si seguían así, podrían atraparles y tener unas consecuencias aún peores.

—¿Es que no te das cuenta? -obedeció, acercándose al agujero para reprocharle sin alzar la voz- no me vale con un "estaremos en tu corazón", yo quiero teneros a mi lado, abrazaros, contaros mis cosas sin tener que comprarme una puta ouija, joder...

—¿Y qué quieres que te diga? -intervino- no sé lo que va a pasar, no sé siquiera si volveré a verte, no lo sé, por supuesto que me gustaría quedarme contigo, pero esta gente es muy imprevisible, así que deja esa actitud a un lado y madura, date cuenta de que, tarde o temprano nosotros nos iríamos de tu vida, y si no es por culpa de estas sectas, hubiera sido por una cuestión biológica, así que deja de lloriquear de una vez y échale cojones a la vida -terminó para, acto seguido, alejarse del agujero, dejando al contrario sin palabras, y sin que pudiera escuchar los leves quejidos que el incipiente llanto provocaban en el mayor.

ArrastradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora