cap13: DESAPARECIDO

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Salieron de las instalaciones, pudiendo respirar al fin aire fresco y relajarse al pensar que lo peor ya había pasado, sin quitarse las capuchas hasta que llegaron al vehículo.

—¿No se supone que Len se había quedado en el coche? -interrogó la mujer mientras se acercaban.

—Sí... -murmuró confuso, observando cómo dos de sus compañeros rondaban por la zona- no me jodas... -comenzaron a correr casi al mismo tiempo- no me jodas, no me jodas, no me jodas -repetía una y otra vez, imaginándose cientos de escenarios desastrosos en su cabeza.

—¿Len? -le llamó cuando sólo les separaba un par de metros- ¿Len estás ahí? -insistía con preocupación.

—¡Len, contesta!

Una morena cabellera asomó por encima de los asientos traseros, siendo seguida por unos oscuros ojos que les miraron expectantes y temerosos.

—¿Sois vosotros? -preguntó, en un susurro que, desde el exterior del coche, apenas se oyó.

—Menos mal -el mayor se apoyó contra el vehículo, respirando aliviado al ver que todo estaba en orden, que solo había sido una paranoia suya- me acabas de quitar 50 años de vida...

—Me he escondido bien, ¿eh? -sonrió, orgulloso de sí mismo.

—Vámonos a casa ya, anda, que al final nos acabarán pillando en el último momento -habló la tercera, subiéndose en el asiento del copiloto al mismo tiempo que su hermano se posicionaba de nuevo frente al volante, empezando a conducir.

—¿Qué le ha pasado a tu túnica? -preguntó el de atrás, percatándose del estado de esta, sucia y rota por algunas partes.

—Nada -comenzó a quitársela, queriendo evadir el tema de conversación.

—¿Nada?, pero si está llena de mierda.

—¡Nada, nada, no le ha pasado nada! -exclamó, molesta por su insistencia.

—¿Y esas heridas en la cara? -estiró el brazo para acercarlo al rostro contrario, recibiendo un rápido manotazo que le hizo recular al instante.

—¡Len, déjame, estoy bien!

—¿¡Se puede saber qué ha pasado, ya me estáis ocultando información otra vez!? -asomó su cabeza entre los asientos delanteros, mirando al de pelo largo con un gesto amenazante- ¿tú lo sabes? -acusó.

—No, nos hemos separado y ha aparecido así -respondió, con tono neutral, sin apartar la vista de la carretera.

—Parece que haya estado toda la noche de fiesta.

—¿¡Podrías dejar de hablar como si no estuviera aquí!?, ¡gracias! -cruzó sus brazos.

—Estamos preocupados por ti, Cass -trató de relajar el tenso ambiente que se estaba formando en el interior del automóvil.

—Ya, ya, por supuesto.

—¿¡Pero por qué siempre tienes que estar a la defensiva!?, ¡si te has tirado a alguien ahí dentro, rollo sadomasoquista o algo así, dínoslo, no pasa nada!

—¡CÁLLATE! -su voz se quebró.

—¡Sólo quiero saber por qué mi hermana está herida!

—¿¡Por qué!?

—¡Para cuidarte, porque somos familia!

—¿¡Y tú qué sabes de eso!?

—¡Pue...!

—¡Si ni siquiera sabes lo que es tener el amor de una madre! -atacó, interrumpiendo su frase y formando un abrupto silencio.

—¿Acaso yo tengo la culpa de que ella muriese? -se defendió segundos después, igual de furioso que su hermana.

—No... -pensó- ... o a lo mejor sí...

—¡Cassandra! -regañó el conductor.

—¿¡Qué, acaso miento!?, ¡ella murió en el parto, si no hubiera nacido tal ve...!

—¿¡QUÉ!?

—¡CASSANDRA! -volvió a recriminar, percatándose de lo que acababa de decir.

—¿Ella no murió en un accidente? -murmuró, notando un doloroso nudo en la garganta.

—Len...

—¿Me habéis mentido? -hablaba en un hilo de voz, sin poder evitar que las lágrimas comenzaran a salir- ¿¡todos estos putos años me habéis mentido también con eso!?

—Escucha...

—¡NO!, ¡sois una panda de cabrones, y Teo también!

—¡Insúltale ahora que no puede defenderse, cobarde! -contraatacó la chica.

—¡Y tú la primera, que te crees la hermana del año y no eres más que una borde amargada de mierda que aparecía por casa cuando le daba la gana!

—¡Len, ya basta!

—¡LO QUE PASA ES QUE TÚ QUERÍAS QUE ME QUEDARA TODOS LOS DÍAS CUIDÁNDOTE COMO ASLAN EN VEZ DE DISFRUTAR MI VIDA!

—¡YO NUNCA TE HE PEDIDO ESO, NUNCA HE NECESITADO UNA MADRE!

—¡PERO YO SÍ, Y POR TU CULPA NO PUDE DISFRUTAR DE ELLA!

—¿¡POR MI CULPA!?

—¡SÍ, PREFERÍA MIL VECES MÁS A UNA MADRE VIVA QUE A OTRO HERMANO!

—¡Y YO PREFERIRÍA QUE TE HUBIERAN SECUESTRADO A TI EN VEZ DE A TEO!

—¡YA ESTÁ BIEN! -el mayor de todos pegó un brusco volantazo, sacando el coche de la carretera y frenando de golpe, provocando que ambos callaran por los repentinos y fuertes movimientos- ¡ya está bien, estoy hasta los huevos de que todos los días, a cada rato discutáis! -bajaron la mirada, manteniéndose en silencio- ¡llevo desde que nos dejó la abuela cuidando de vosotros, ayudando en todo lo que he podido, he hecho el papel de hermano, de padre, de madre y de lo que habéis necesitado, iba a las reuniones del colegio, os cocinaba la cena, os pagaba los caprichos con el poco dinero que conseguía trabajando como un esclavo!, ¿¡y qué recibo a cambio!?, ¡gritos y más gritos! -respiró hondo, tratando de tranquilizarse- no sabéis... -pequeñas gotas de agua comenzaron a bajar lentamente por sus morenas mejillas- ... no os imagináis el sentimiento de frustración, derrota y fracaso con el que llevo cargando desde el día que nos reencontramos, porque con esto, he podido comprobar que todos mis esfuerzos no han servido de nada. Y sí, tuve que madurar extremadamente rápido para sacaros adelante, tuvo que negarme a hacer cosas que hacían los de mi edad para estar con vosotros, tuve que... soportar prácticamente solo la muerte de los únicos familiares que nos cuidaban, ¿pero sabéis qué?, que soy tan gilipollas que lo volvería a hacer -les miró, mostrando sin miedo sus rojizos ojos provocados por el llanto- lo volvería a hacer, porque os quiero y porque sois lo más importante que tengo, y ver cómo os atacáis el uno al otro me duele, me duele muchísimo... siento mucho si no he sido un buen referente, si no os he educado de la forma correcta o si he hecho algo mal... lo siento, era solo un niño que, de un momento a otro, se convirtió en adulto para hacerse cargo de una familia entera... lo siento -posó su mano sobre su rostro, ocultando sus sollozos.

—As...

—Fuera del coche, por favor, necesito estar solo -pidió, sin querer escucharles, siendo la mediana la primera en obedecer, alejándose del lugar no si antes cerrar con un portazo que sobresaltó a ambos.

—Yo... perdón... -cedió también el menor, sin atreverse a decir nada más, y saliendo de allí para dejarle tranquilo.

ArrastradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora