24 LAS CRÓNICAS DE SOLTICE (IV)

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El líder de la revolución estaba en la planta más alta, en la oficina de Blitz, el en frente y Blitz sentado en su mesa de oficina con un vaso de sangre.

—¡Blitz! Por fin nos encontramos cara a cara después de tanto tiempo. ¿Recuerdas cuando me humillaste frente a todos por esa humana insignificante? —dijo.

—¡Ah, mi querido amigo! Cómo olvidarlo. Fue un momento muy divertido. Pero, ¿venganza? Eso suena tan... predecible. —respondió Blitz.

—No te equivoques, Blitz. No se trata solo de venganza, sino de justicia. Has abusado de tu posición durante demasiado tiempo, y ha llegado el momento de que alguien tome el control.

—¿Control? ¿Por qué molestarse con eso cuando podemos disfrutar de la vida sin preocupaciones?Además, no creo que puedas hacerme daño. Soy invencible.

—Eso es lo que crees, Blitz. Pero he reunido a un grupo de vampiros que están dispuestos a luchar a mi lado. Juntos, derrocaremos tu reinado y pondremos fin a tu egoísmo, ahora mismo seguro que se están follando a tus miserables hijas.

—Ah, eso suena adorable. Pero déjame recordarte quién es realmente el líder aquí. ¿Recuerdas cuando te perdoné la vida? Fuiste afortunado, pero ahora te has convertido en un simple revoltoso.

—No subestimes mi poder, Blitz. He aprendido mucho más de lo que crees. Además, sé de tus debilidades y cómo aprovecharlas. Tu confianza te cegará, y ese será tu final.

—Oh, siempre tan confiado. Pero recuerda, la arrogancia tiene un precio. Tal vez no puedas derrotarme, pero te aseguro que no saldrás ileso de esto.

—¿Crees que me asustas? No hay temor en mis ojos. Tu reinado de egoísmo y superioridad llegará a su fin. Prepárate para la revolución, Blitz, porque nada podrá detener nuestro avance.

—Jaja, tú y tus ideales. Pensando que puedes cambiar Solstice. Pero, ya veremos quién ríe al final. Disfruta de tu pequeña rebelión mientras puedas.

Justo cuando el intentó atacar a Blitz, su cuerpo fue aplastado repentinamente, Blitz seguía sentado, cogió su vaso de sangre y bebió.

—Blitz ¿Por qué no te uniste a la defensa de la mansión? —preguntó Génesis encima del líder revolucionario.

—Ah, Génesis, llegas más pronto de lo que esperaba. En cuanto a tu respuesta, verás... Confío en que vosotros seáis lo suficientemente capaces como para proteger la mansión en mi ausencia.

—¿Confías en ellos? Eso es interesante. Pero, ¿qué pasaría si no hubieran sido suficientes? ¿Qué habrías hecho entonces? —preguntó.

—En ese caso, habría intervenido personalmente. Pero tenía fe en que podríais manejarlo sin mi ayuda.

—Eres un hombre confiado, Blitz. —se acercó Génesis pisando la mesa de escritorio de Blitz y se agachó llevando su cara cerca a la de él. —Recuerda que la confianza puede llevarte a la derrota más rápido de lo que piensas. Tus hijos pueden ser fuertes, pero no son invencibles.

—Lo sé muy bien, Génesis. Pero confío en vosotros más de lo que confío en la mayoría de las personas. Habéis demostrado vuestra valía una y otra vez. —respondió Blitz sin titubear.

—Veremos si esa confianza es bien depositada. No esperes que siempre esté aquí para salvarte. —se apartó de él con desdén sentándose en el borde de la mesa. —¿Qué hay de ese? —preguntó.

—Un viejo amigo...

La batalla había terminado, pero los daños eran evidentes tanto en la mansión Varphel como en los corazones de aquellos que lucharon en ambos bandos.

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