32 ELFOS Y BESTIAS (VII)

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En el corazón del bosque profundo de Kingdom Beast, bajo la luz plateada de la luna llena, se llevaba a cabo una reunión crucial, dos figuras imponentes se encontraban cara a cara. La reina Butterfly Red, líder respetada clan Red, y Kannon Nigthclaw, el feroz jefe del clan Nigthclaw, se preparaban para discutir asuntos de gran importancia que amenazaban la paz en el reino de Kingdom Beast. Kannon, con su pelaje oscuro y penetrantes ojos dorados, se acercó a la reina con una mirada grave.

—Butterfly, necesito hablar contigo urgentemente. Los doppelgänger han sido avistados en las fronteras del reino. Parece que están planeando un ataque.

—¿Los dopelnanger? —Butterfly frunció el ceño, sorprendida por la noticia. —Es extraño. Hace tiempo que no se dejan ver. ¿Qué podría motivarlos a actuar de esta manera?

La reina y el jefe de clan se sumieron en una profunda conversación, evaluando las posibles implicaciones de la presencia de los doppelgänger en su territorio. Tras largas deliberaciones, llegaron a la conclusión de que debían proteger tanto el este como el oeste de Kingdom Beast para evitar cualquier ataque inminente.

—Kannon, reúne a todos los lobos y asegúrate de que estén preparados para cualquier eventualidad. No podemos permitir que el reino caiga en manos de los doppelgänger. —declaró Butterfly con determinación.

—¿Todos? —preguntó. —¿Incluso a los del clan Red?

—Si.

Mientras tanto, la reina se preparaba para emprender un viaje a la misteriosa ciudad de las lamias.

—Debo verificar si el hijo de Nözel ha regresado. Si los doppelgänger están en movimiento, no podemos permitir que su hijo muera. —explicó Butterfly a Kannon.

Los lobos se dispersaron, llevando consigo la urgente orden de prepararse para la defensa del reino, mientras que la reina se encaminó hacia la enigmática ciudad de las lamias.
En el corazón del bosque, las sombras se agitaron con la promesa de un peligro inminente, y el destino de Kingdom Beast pendía de un hilo, tejiendo los destinos de lobos, las lamias y el resto de bestias en una danza de intriga y peligro.

AMESTRIS

El elfo ninja corría a toda velocidad por los pasillos del palacio real. Detrás de él, la guardia real de la reina elfa Darknes's estaba en su persecución, ansiosa por capturarlo y llevarlo ante su severa justicia. El elfo sabía que su vida dependía de su astucia y habilidades.

—¡Detente, traidor! ¡No escaparás! —gritó un guardia.

—No subestimes a un ninja. No me detendrán fácilmente. —respondió con la respiración agitada.

Con cada paso, el elfo iba derrotando a los guardias que se interponían en su camino. Sus movimientos eran rápidos y precisos, evitando las espadas y lanzas que se le acercaban y apuñalando a sus víctimas en el corazón.

—¡No puedes escapar por mucho tiempo! La reina te castigará por tu intento de asesinato. —gritó otro guardia.

—La reina Darknes's pagará por sus pecados, y nadie se interpondrá en mi camino. —respondió

Finalmente, el elfo encontró una puerta oculta que conducía a los calabozos del palacio. Sabía que sería su única oportunidad de escapar de la guardia real. Mientras se adentraba en los calabozos, se encontró con otros cinco guardias que se habían unido a la persecución. Sin embargo, su destino estaba sellado. Con cada movimiento, derribaba a los guardias uno por uno, sin mostrar piedad.

—¡No puedes vencer a todos nosotros, elfo maldito! —dijo uno.

—Pronto descubrirán lo equivocados que están. —les respondió el elfo con una mirada fría.

Una vez que los guardias estaban muertos, decidió usar su ingenio para pasar desapercibido. Se despojó de su atuendo de ninja y se vistió con la ropa de uno de los guardias caídos. Ahora, con su identidad oculta, podría moverse entre los demás sin levantar sospechas.
Continuó su escape, manteniendo su objetivo de venganza en mente. Sabía que debía planificar cuidadosamente su próximo movimiento para asegurarse de que la reina Darknes's pagara por sus crímenes. Mientras se alejaba del palacio, sabía que el tiempo estaba en su contra.
Pasaron dos días desde el incidente, Darknes's estaba nerviosa, Kayrin atenta y la guardia real agitada, por los compañeros caídos. En la tercera noche, una flecha impactó con el armario de Darknes's, tenía una nota:

"En dos días nos vemos en la plaza central de Amestris."

—Éste será tu fin... —Pensó Darknes's.

......

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