29 ELFOS Y BESTIAS (IV)

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Blitz se puso de rodillas, agarrando su pecho, su sangre goteaba en el suelo mientras su herida se cerraba lentamente. Nözel, también con el privilegio de la regeneración, intentaba recuperarse, pero el tiempo apremiaba. Ambos contendientes se preparaban para el siguiente asalto, con la determinación ardiente en sus ojos.
Sin embargo, antes de que Nözel pudiera reaccionar, Blitz salió corriendo hacia él. A pocos metros, justo antes de recibir otro golpe de puño, Blitz fue decapitado, la sangre salpicó por la arena mojando incluso a Nözel.
El silencio cayó sobre el campo de batalla, roto solo por el grito desgarrador de Jonika que clamaba por su padre. Lillith, muy nerviosa, se mantenía firme, aferrándose a la esperanza de que Blitz seguiría vivo, por su parte, Saray estaba muerta de miedo, tenía tanto miedo que una inmensa furia empezaba a crecer en ella.

—Tranquila Saray, padre sabía lo que hacía. —le dijo Lillith.

—¿Que me tranquilice? —la miró con lágrimas en los ojos. —El me salvó de los humanos, me aceptó como hija y... Y...

Las lágrimas bajaban como una cascada, Jonika también empezó a llorar, y los demás reyes comentaron.

—¡Blitz ha caído! —dijo Darknes's muy seria.

—¿Cómo es posible? Pensé que su herida se estaba cerrando. ¿No entiendo nada. —dijo Butterfly conmocionada.

—Algo no está bien. La regeneración de Blitz debería haberlo mantenido con vida. —dijo Hazel frunciendo el ceño.

—Esta batalla ha tomado un giro inesperado. Nözel ha logrado un golpe fatal. —añadió Séptimo.

—Increíble, Nözel ha sido impresionante. Ha logrado vencer a Blitz. —habló Atlas el dragón.

—Ha caído. —terminó diciendo Kairyn.

Mientras los reyes comentaban lo sucedido, el campo de batalla se sumió en un silencio sepulcral, con la sorpresa y la conmoción palpables en el aire. La caída de Blitz, un poderoso gobernante, había sacudido los cimientos de aquel mundo mágico, y el destino de todos los presentes se veía ahora envuelto en incertidumbre.
Nözel, agotado y herido, cuando apenas podía moverse, unos pinchos de sangre solidificada surgieron del suelo y se clavaron en su cuerpo, atravesándole por todas partes dejando su cabeza y cuello intactos. Los demás reyes, extrañados y sorprendidos observaban atónitos la escena sin comprender la naturaleza de aquel ataque inusual.
Kannon, quien hasta entonces había permanecido en silencio, rompió su mutismo con una declaración impactante.

—Todo aquel que no vio nada no está al nivel.—dijo levantándose. —El combate ya terminó, tendríais que saber como acaba. —añadió mientras se dirigía a la salida del Coliseo dejando a los demás reyes sumidos en la confusión y la incertidumbre.

—¿Qué fue eso? ¿Cómo es posible que Nözel haya sido atacado de esa manera? —dijo Hazel frunciendo el ceño.

—Parece que hay mucho más en juego de lo que imaginábamos. Esta batalla está tomando un rumbo impredecible. —dijo Séptimo con un gesto pensativo.

Mientras los reyes intentaban comprender lo que acababan de presenciar, Jonika, Saray y Lillith también se veían muy confusas. Sin embargo, en el aire flotaba una sensación de inquietud, ya que el giro inesperado de los acontecimientos había dejado a todos en un estado de incertidumbre y expectativa.
Blitz, que yacía en el suelo como si estuviera muerto, se levantó con la mitad de su cuello separada del cuerpo sosteniendo su cabeza para evitar que se separara por completo. Las fibras de su cuerpo comenzaron a unirse de nuevo mostrando una regeneración asombrosa.

—Si no hubiera entendido cómo se originó el corte que me hiciste en el pecho, estaría muerto en este momento. —dijo Blitz acercándose a Nözel.

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