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Llevaba cuarenta minutos escuchando a Alex y su mente no podía encontrarse más lejos. Mientras su madre repetía con dramatismo lo mucho que la había extrañado en el público ella comenzaba a extrañar a alguien más. No estaba segura si recibiría algún mensaje, pero en verdad lo anhelaba. Aún le quedaban cinco días en aquella hermosa ciudad y estaba dispuesta a exprimirlos. 

-Indi, ¿Siquiera me estás escuchando?- le preguntó su madre con voz chillona.. 

-Si, mamá, si. Que te hicieron notas de Brasil y España, que cerraste el desfile y que tus redes están estalladas. Te escuché y me alegro, pero en verdad estoy agotada. Hoy caminé demasiado y no es que no haya valido la pena pero..- comenzó a explicarle justo cuando su madre volvía a tomar su celular y sonreía al ver la pantalla. 

Indiana ni siquiera se molestó en continuar, había perdido la atención de su madre en el momento en que había comenzado a hablar de ella misma. 

Sin querer perder más tiempo, se puso de pie y saludó a Pancho con un beso mientras escribía en su teléfono. 

BUENAS NOCHES, ALEX

Al ver el mensaje en la pantalla Alex por fin levantó la vista. 

-Muy graciosa. Buenas noches, espero verte mañana en los asientos que tenemos reservados.- dijo con una mirada inquisidora que por primera vez en mucho tiempo tuvo un efecto contrario en Indiana, que lejos de intimidarse se rio. 

-Chau.- le respondió mientras cruzaba una mirada cómplice con Pacho, quien sí la había escuchado y estaba seguro de que aquellos asientos volverían a quedar vacantes al día siguiente. 

Salió de la habitación de su madre y cruzó el pasillo hasta la suya, al abrir un papel en el suelo llamó su atención. 

CREÍ QUE PODRÍAMOS CENAR JUNTOS PERO VEO QUE YA TENÍAS PLANES.

Aquel mensaje en una de las hojas de cortesía del hotel no tenía firma pero ella sabia perfectamente quien la había escrito. Arrugó sus labios y se dejó caer sobre la enorme cama. ¡Había vuelto a buscarla!

Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios justo cuando su teléfono sonaba indicando que un nuevo mensaje había llegado. 

¿YA ESTAS DE VUELTA? decía el mensaje de un número desconocido cuya foto de perfil era justamente lo contrario. 

QUÉ POLICÍA RESULTASTE... respondió ella mientras agendaba el número de Franco y acomodaba su espalda en los mullidos almohadones. 

¿YO? PARA NADA. PERO NO ME GUSTO NO ENCONTRARTE, CREI QUE HABIAS DICHO QUE ESTABAS CANSADA. Escribió Franco, que había pasado las últimas dos horas dando vueltas en su cama sin poder dejar de pensar en ella. 

¿Y QUIEN TE DIJO QUE NO ESTABA? escribió Indiana colocando el emoticón que indica que es una broma a continuación.

MUY GRACIOSA. MAÑANA NO TE DEJO IR TAN FÁCIL escribió él haciendo que el corazón de Indiana comenzara acelerarse aún más. 

SEGÚN MI ITINERARIO MAÑANA ES MUY LARGO escribió ella intentando desviar la conversación. 

MAÑANA SERÁ TAN BUENO COMO HOY. CREO QUE DEBERÍAMOS SALIR A LAS 9 PARA CRUZAR EL PUENTE PRIMERO Y POR LA TARDE PODEMOS IR HASTA LA ESTATUA escribió Franco feliz de volver a saber de ella. 

OK escribió Indiana sin terminar de creer que aquello en verdad estaba ocurriendo. Sin embargo a Franco pareció no conformarle aquella respuesta tan escueta y entonces una videollamada comenzó a sonar. 

Indiana casi tira el teléfono, llevaba el pelo enredado y una enorme remera que se había puesto luego de bañarse, nunca se molestaba en arreglarse para cenar con su madre. 

NO PIENSO ATENDER escribió mientras se ponía de pie y buscaba algo parecido a un sexy camisón para cambiarse. 

NO PIENSO DEJAR DE LLAMAR escribió Franco para volver a iniciar una nueva videollamada. 

Indiana se cambio e intentó mirarse al espejo, peinó su cabello con sus dedos y se colocó un poco de máscara de pestañas, No estaba segura de que aquel camisón de seda blanca, demasiado ajustado en la zona de sus pechos fuera de agrado para Franco, pero al menos podía intentar usar un buen ángulo de video para disimular, pensó resignada. No lo conocía demasiado, pero estaba segura de que Franco no dejaría de llamar. 

-¿Qué queres?- le dijo una vez que su imagen apareció en la pantalla, tan hermosa que Franco tuvo la necesidad de tragar saliva antes de responder. 

-Verte.- le respondió regalándole una enorme sonrisa. Llevaba una remera gris informal y sus ojos lucían algo cansados, pero sin dudas seguía siendo demasiado atractivo. 

-¿Acaso esto es una de esas banderas rojas que se supone debo ver?- le dijo ella a modo de broma con sus ojos entrecerrados y sus labios fruncidos.

-Para nada, pero Indi...- dijo él haciendo una pausa en la que sus ojos se volvieron demasiado intensos. 

-¿Qué pasa?- le preguntó ella con una inocencia demasiado irresistible.

-Me gusta verte.- sentenció él logrando ese rubor que tanto amaba en sus mejillas, adorable incluso a través de una pantalla. 

Indiana negó con su cabeza mientras ponía los ojos en blanco. No terminaba de creerlo y todas sus inseguridades le gritaba que tuviera cuidado. 

-Mañana a las 9 en la puerta del hotel, creo que podemos desayunar en Brooklyn, me contaron de un gran lugar.- le dijo desviando el tema. 

Franco suspiro con la sonrisa aun en sus labios. Indiana era difícil de alcanzar y eso lo llevaba a desearla aún más. 

-Me parece perfecto a menos que...- le dijo volviendo a hacer una pausa inquietante que le advirtió a Indiana que un nuevo comentario provocativo iba a llegar.

-No.- le dijo antes de que siquiera lo dijera. 

-Pero si no sabes lo que te iba a decir.- le dijo Franco divertido.

-Lo que sea que me ibas a proponer la respuesta es no.- le dijo ella aun con una sonrisa en sus labios. 

Ahora el que no lo podía creer era Franco. Había estado a punto de invitarla a su cuarto, incluso había llegado a imaginar lo que haría si estuviera a su lado, pero ella continuaba rechazándolo. Sabía que se lo había buscado, pero no por eso era menos frustrante. 

Negó con su cabeza mientras se mordía el labio inferior. Era la primera vez que algo no salía como quería y en lugar de escapar deseaba esforzarse más. 

-Hasta mañana, Indi. Que sueñes conmigo.- le dijo feliz de ver su cara de sorpresa al escucharlo. 

-Que presumido señor Jensen. Ojo que le puedo desear lo  mismo. – le dijo ella provocándolo con intención por primera vez. 

-No hace falta, estoy seguro de que voy a soñar con vos.- le respondió y ella se sintió demasiado feliz. 

-Hasta mañana.- le dijo luego de una pausa en la que disfrutó el sentirse deseada y en cuanto presionó el botón rojo para cortar la comunicación volvió a dejarse caer sobre aquella cama con su corazón desbocado y sus mejillas doloridas de tanto sonreír.

¿Y si fuera cierto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora