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Franco se movía con nerviosismo en su departamento mientras miraba el reloj con insistencia. Se suponía que el auto debía estar abajo y sin embargo la aplicación había actualizado su horario de llegada dos veces.

No quería llegar tarde, no quedaría bien que lo hiciera en su propio estreno, pero si era sincero con él mismo,  no era aquello lo que lo estaba poniendo nervioso.

Había visto a Alex, había oído en las noticias que su madre había fallecido y se había acercado hasta el cementerio con la esperanza de volver a ver a quien no lograba sacar de su mente.

Su nuevo aspecto la llevó a mirarlo dos veces para reconocerlo, pero aquella modelo a la que los años parecían no afectarle, finalmente lo había saludado.

Franco había dejado los jeans ajustados y las remeras entalladas de lado. Se había dejado crecer el cabello y unos rulos castaño claro caían sobre su frente, usaba una barba corta  que aún resaltaba sus ojos. Seguía siendo un joven atractivo, pero con su enorme campera verde oscuro y sus zapatillas informales lograba pasar desapercibido en lugares en los que antes no solía hacerlo. Tan desapercibido pasaba que la propia Indiana había pasado por su lado y ni siquiera lo había mirado.

Franco había sentido como su corazón volvía a latir con tan sólo verla, pero cuando aquel español engreído la había abrazado todo el dolor regresó. Al fin y al cabo había pasado más de un año, ¿qué esperaba? Que él no la hubiera logrado olvidar no significaba que ella se sintiera igual.

De todos modos se había animado a hablar con Alex, le había contado que finalmente se había recibido y que había logrado finalizar su primer cortometraje. Incluso le había dejado un par de entradas para el estreno. No podía pedirle que se las diera a Indiana, no directamente, pero cuando aquella mujer lo miró con ternura y le dijo que por fin podía ver lo que en verdad sentía por su hija una nueva llama encendió sus esperanzas. No pudo preguntarle por aquel español engreído, no se creía capaz de soportar la respuesta, si ella no iba al estreno, al menos sentiría que lo había intentado.

Por eso estaba tan nervioso, no podía dejar de pensar en ella, necesitaba que viera su película. Necesitaba una nueva conversación, necesitaba que quisiera volver a intentarlo, pero cada vez se sentía más inseguro. Incluso si aceptaba ir, que lo hiciera junto a una nueva pareja no sería fácil de aceptar.

El auto por fin llegó y unos minutos más tarde llegaba al cine en el que se presentaría su corto, entre otros. Saludó a sus compañeros y se alegró al ver que sus antiguos amigos de Bahía Blanca habían llegado para acompañarlo. Había retomado el contacto y nada lo había ayudado más. Tener personas de confianza cerca era tan reconfortante como necesario. También saludó a sus padres, había llegado a la conclusión que si ellos podían convivir en paz, él debía intentarlo al menos. Sabía quién era la responsable de todos aquellos cambios y aunque no quisiera volver a verlo, le estaría agradecido de por vida. Una vida que había mejorado, aunque sin ella no terminaba de ser feliz.

Cuando la sala estuvo llena y no tuvo más remedio que entrar, se sentó en el fondo mientras los títulos comenzaban a proyectarse. No la había visto y eso comenzaba a dolerle demasiado.

La historia comenzó a correr en aquella enorme pantalla y cuando Indiana vio su rostro en aquel tamaño tuvo que llevarse ambas manos a la boca. No podía creerlo, toda la película era sobre ella, sobre ellos, sobre sus días juntos, sobre una mirada del amor que la llevó a dejar escapar sus lágrimas, esta vez cargadas de nostalgia, emoción y esperanza.

No la había olvidado.

Pero la historia no tenía un final feliz, la chica se iba y él no la seguía. La forma en la que había representado el dolor de aquella separación erizó su piel sin contemplaciones. Ella misma lo había sufrido y verlo era tan real que no lograba dejar de llorar.

Entonces una canción que conocía comenzó a sonar:

When I look into your eyes (cuando miro tus ojos)

It's like watching the night sky (es como ver un cielo estrellado)

Or a beautiful sunrise (o un hermoso amanecer)

Well, there's so much they hold (Pues, hay tanto que guardan)

And just like them old stars ( y al igual que ellas, viejas estrellas)

I see that you've come so far (veo que haz llegado tan lejos)

To be right where you are (para estar donde hoy estás)

How old is your soul? (¿Cuán vieja es tu alma?)

Well, I won't give up on us (Bueno, no me voy a rendir por nosotros)

Even if the skies get rough (incluso si el cielo se endurece)

I'm giving you all my love (  voy a darlo todo, mi amor)

I'm still looking up (todavia te estoy buscando)

I'll be here patiently waiting (esperaré pacientemente )

To see what you find (para ver lo que encuentras)

'Cause even the stars, they burn (porque hasta las estrellas se queman)

Some even fall to the earth (algunas incluso caen a la tierra)

We got a lot to learn (tenemos mucho por aprender)

God knows we're worth it (porque Dios sabe que valemos la pena)

No, I won't give up (No, no me voy a rendir)

El aplauso llenó la sala, las personas se habían puesto de pie y aquel mensaje atravesó el corazón de Indiana para volver a derretirlo definitivamente.

No la había olvidado, no había dejado de pensar en ella, como ella no había dejado de pensar en él y no estaba dispuesto a rendirse.

Cuando lo vio en aquel escenario, con su cabello enrulado y su mirada triste supo que no podía dejarlo ir.

Las personas seguían aplaudiendo y sin pensarlo demasiado se animó a acercarse. Caminó por el pasillo vacio incluso con las luces apagadas y cuando él por fin la vio esos ojos tristes recuperaron su brillo.

Indiana aplaudía con una sonrisa enorme en sus labios sin molestarse en secar sus lágrimas. Franco hizo un gesto con su mano para invitarla a subir pero al ver que ella se sonrojaba y negaba con su cabeza, el simple hecho de recuperar aquel rubor le devolvió la vida que sólo ella le había logrado dar y sin querer presionarla, hizo un movimiento exagerado de agradecimiento al público y bajó del escenario con prisa para tomar su mano y guiarla hasta afuera.

¿Y si fuera cierto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora