Unos meses antesFranco había terminado aquel molesto desfile. Cada vez que debía caminar por una pasarela terminaba con una tensión que lo dejaba exhausto. No le gustaba. Odiaba aquella actitud que debía fingir, una que debía mostrarlo fuerte y más allá de todos. Intentaba recordar la forma en que debía caminar pero siempre terminaba sintiéndose ridículo.
-Creo que no vuelvo a desfilar por lo menos por un año.- le dijo a Eric mientras se sentaba en un pequeño banco y comenzaba a desatar aquellos incómodos zapatos que le había obligado a utilizar.
-¡Ah, no, no, no! ¡Tengo la semana de Nueva York casi cerrada, querido! Preparate psicológicamente, pero en mayo estás en una pasarela de nuevo.- arremetió Eric mientras se miraba al espejo con gesto de aprobación.
-Si vos lo decis..- respondió Franco sin ganas ni siquiera de continuar hablando.
-Si, como siempre. Ahora hay dos fiestas y un evento en el hotel. ¿A cuál queres ir?- le preguntó mirando su teléfono para confirmar las locaciones.
-Hoy no. Estoy agotado Eric dame un respiro.- le respondió cuando terminó de cambiarse con su propia ropa, para sentirse un poco más cómodo.
-Si vos lo decis. Te espero el lunes en la oficina para firmar algunos contratos. Bye darling!- dijo aquel joven de aspecto gracioso enfundado en su ropa de marca con demasiadas inscripciones que lo confirmaban.
Franco se quedó unos minutos más acomodando sus cosas, el camarín estaba casi vació cuando volvió a oír aquella voz que reconocía de algún lugar.
-Pensé que había sido convincente antes.- dijo Alex desde una corta distancia. Se había cambiado su corto vestido y lucía unos pantalones oscuros rectos con una blusa elegante que incluso siendo pequeña le quedaba grande a su esbelto cuerpo.
Franco giró para mirarla con sus ojos entreabiertos y una ligera sonrisa de costado asomó a sus labios. Era la famosa Alex y estaba allí por él.
-¿Y para que me necesitabas?- le preguntó acercándose para colocar su mano en su cintura con confianza.
-Tranquilo chiquito, te falta tomar mucha sopa para eso que piensa tu cabecita.- le respondió sacando su mano con un movimiento de autoridad mientras se acomodaba en una banqueta alta y encendía un cigarrillo.
-Disculpame, no te entiendo entonces, y creo que no está permitido fumar en este lugar.- le respondió un poco molesto por aquel desplante.
Ella se había ofrecido, él no era de los que jugaba a la seducción, normalmente conseguía lo que deseaba de forma rápida y efectiva.
Alex se rió y el sonido de su risa amarga terminó desvaneciendose en el aire.
-Me importa poco si se puede o no, es un viejo vicio que no logro dejar, pasa cuando no podes comer, pero bueno, de algo hay que morir, ¿no?- señaló de forma retórica.
-¿Puedo ayudarte en algo o solo viniste a intoxicarme?- le preguntó Franco cada vez más confuso.
-Podes. Lo cierto es que podés ayudarme. Decime... Frank ¿No? - le preguntó para confirmar lo que su representante ya le había averiguado.
-Si.- respondió él comenzando a llenarse de curiosidad.
-¿Te gustaría ganar dinero fácil?- le preguntó volviendo a pitar su cigarrillo.
-No vendo sexo si eso es lo que estás insinuando.- le respondió tomando su mochila del suelo con intenciones de irse.
-No es sexo lo que vengo a ofrecerte.- le respondió ella sabiendo que no se iría sin escucharla.
Franco dudó unos segundos. Sabía que debía irse, pero aquella mujer tenía algo enigmático que fomentaba su necesidad de saber que quería.
-¿Qué es entonces?- le preguntó finalmente volviendo a apoyar su mochila en el suelo.
-Digamos que sería una compañía, una especie de amistad.- dijo estudiando su reacción.
-No pareces una persona que necesite pagarle a sus amigos. - respondió incrédulo.
-No sería para mi.- agregó apagando su cigarrillo en el mismo banco en el que estaba sentada.
-Me estás pidiendo que sea el amigo de alguien más. - le preguntó sin terminar de entender.
-Alguien muy importante para mi, no tiene que ser mucho tiempo, estoy dispuesta a pagarte mil dólares para que pases tiempo con ella... digamos que por un par de semanas.- le ofreció poniéndose de pie para acercarse un poco más.
-¿Mil dolares? ¿Cómo sabes que sería un buen amigo?- le preguntó Franco cada vez más sorprendido.
-No lo serías y por eso es que te elegí. Verás, esta persona, muy, muy importante para mi, es demasiado responsable, es inteligente y aplicada. Tiene casi tu edad y nunca hizo nada alocado o aventurero, esas cosas que uno recuerda cuando es mayor y le alargan la vida. Sólo te pido que la conozcas y la lleves a divertirse. El presupuesto no es problema, pueden tirarse de un paracaídas si quieren, sólo diversión, pura y sana diversión.- dijo Alex con una convicción que parecía estar convenciendolo.
-¿Y que te hace pensar que lo haría conmigo si ni siquiera me conoce?- le preguntó comenzando a considerar la oferta.
-Bueno, mirate querido, no creo que haya muchas mujeres que se te resistan, estoy segura de que encontrarás la forma de lograrlo.- le dijo con una sonrisa irónica.
-No voy a acostarme con ella. - aclaró Franco comenzando a imaginar a la mujer con la que debería pasar tiempo.
-No es lo que te estoy pidiendo. - le dijo Alex volviendo a su gesto serio.
-Quiero dos mil dólares y todos los gastos cubiertos.- agregó comenzando a sentir que podría hacerlo.
-Ok.- le respondió Alex con una mirada altanera que le demostró que incluso hubiera pagado más.
-Una semana.- agregó intentando mejorar aquella negociación.
-Si podes hacerla feliz en una semana, el dinero será tuyo.- respondió Alex conforme con haberlo convencido.
-No soy alguien que haga feliz a las personas, dijiste diversión. - le aclaró Franco justo cuando ella se acercaba aún más y pasaba su dedo por su rostro analizando cada rincón con una pausa inquietante.
-Ya se te ocurrirá como hacerlo.- sentenció ofreciendo su mano para cerrar el trato.
-Te deposito la mitad ahora y la otra mitad cuando cumplas.- le dijo una vez que sus manos se estrecharon para cerrar un acuerdo que terminaría deñándolos mucho más de lo que ninguno hubiera imaginado.
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¿Y si fuera cierto?
RomanceIndiana es una joven ingeniera que creció a la sombra de su madre Alex, una reconocida modelo internacional, de la que no podría ser más distinta. Cuando por fin siente que tiene su lugar obteniendo un prestigioso puesto en una importante empresa, F...