Franco se había puesto el smoking que Eric a desgano le había dejado en su habitación. No estaba para nada de acuerdo con el hecho de que se hubiera ausentado de sus compromisos. Le había costado mucho conseguirle el lugar y, sin embargo, a Franco parecía no importarle.-Si continuas así, ninguna marca va a querer trabajar con vos. Mirá Frank, sabes que te aprecio, llevamos muchos años trabajando juntos y siempre fuiste muy redituable.- le dijo Eric con su tono agudo y sus manos inquietas moviendose en el aire.
-Si, muy redituable, veo que en verdad me aprecias.- le respondió Franco con una sonrisa irónica mientras anudada aquel moño frente al espejo.
-Bueno, bueno, tampoco nos vamos a poner sentimentales, ¿no? Los dos sabemos que lo nuestro es pura conveniencia.- le respondió con sinceridad mientras se miraba las uñas de la mano derecha y ponía cara de horror.
-No puede ser, yo sabía que esa jovencita no sabía nada de esmaltado permanente.- dijo haciendo referencia a sus uñas.
Franco negó con su cabeza y puso los ojos en blanco mientras continuaba con su labor de vestirse. Estaba acostumbrado a las escenas de Eric, normalmente lo hubiera provocado un poco sólo por diversión, pero esa noche sólo podía pensar en una cosa.
Creía haber vencido su temor al volver a ver a Alex, al parecer aquella mujer había elegido olvidar y eso era muy conveniente para él. Estaba ansioso por volver a ver a Indiana. Ella le había confesado que lo amaba y no podía olvidar esas palabras. Comenzaba a creer que él también lo hacía y por eso estaba dispuesto a confesarselo esa misma noche.
-¿Me oyes? Frank, vamos ¿Vas a aceptar el trabajo de Caro Cuore este año?- le preguntó Eric, que al parecer había superado su pequeño infarto al notar sus uñas saltadas.
-Mirá Eric, voy a serte muy sincero por primera vez en mi vida.- le respondió Franco acercándose hasta el sillón en el que estaba sentado para colocar sus manos sobre los apoyabrazos y tener toda su atención.
-No sé lo que voy a hacer después de esta noche y tampoco quiero decidirlo ahora. Como dijiste nuestra relación es comercial, cuando sea la hora de facturar nos vemos.- le respondió conforme por lograr eliminar aquella presión de su mente, al menos por un rato.
Llegó al salón tan parecido a los que tantas veces había asistido pero esta vez, lo sintió tan diferente que tuvo la sensación de querer salir corriendo. De repente aquellas miradas ausentes, mentones alzados y bocas presumidas comenzaban a molestarle.
Saludó a algunos colegas con su antigua sonrisa ensayada y se acomodó cerca de la barra, de no ser por saber que Indiana estaba por llegar se hubiera ido en ese mismo instante.
Entonces la banda comenzó a tocar una canción a la que nunca le había prestado atención y en ese momento comenzaba a cobrar un nuevo sentido.
Mientras los primeros acordes sonaban la mujer que lograba atravesar su corzacón con tan solo mirarlo apareció ante sus ojos. Iba vestida de azul, logrando una imagen tan ajena a su alrededor que cobraba un valor aún mayor. Era hermosa y por fin caminaba con su cabeza en alto para regalarle ese brillo que parecía despertar cada receptor de su sistema nervioso.
Don't think I fit in at this party (no creo encajar en esta fiesta)
Everyone's got so much to say, yeah (todos tienen tanto que decir)
I always feel like I'm nobody, mmm (siempre sentí que yo no era nadie)
Who wants to fit in anyway? (¿nadie que quería encajar de todos modos?)
'Cause I don't care when I'm with my baby, yeah (porque no me importa si estoy con vos)
All the bad things disappear (todas las cosas malas desaparecen)
And you're making me feel like maybe I am somebody (me haces sentir que aún puedo ser alguien)
I can deal with the bad nights (logro lidiar con las noches malas)
When I'm with my baby, yeah (cuando estoy con vos, mi amor)
Franco por fin logró tener su atención y en cuanto tuvo la oportunidad no quiso perderla. Bailar con ella había sido una de las mejores experiencias de toda su vida. Tenerla entre sus brazos era tan hermoso como reconfortante. El mundo podría haber dejado de girar en ese mismo momento que él no lo hubiera notado. Nada importaba cuando estaba a su lado.
-Creo que ya dimos un buen espéctaculo.- le dijo Indiana sacándolo de sus pensamientos con ese hermoso rubor en sus mejillas y a desgano decidió soltarla.
-Podriamos seguir en mi habitación. - le propuso sin dejar de buscar sus hermosos ojos. Quería estar a solas con ella para poder contarle cómo se sentía.
-Me encantaría, pero mi madre me mataría, al fin y al cabo vine a Nueva York por ella y apenas la vi.- le dijo logrando que ese sentimiento de culpa volviera a alcanzarla.
-Puedo esperarte, Indi, todo lo que sea necesario.- le respondió Franco convencido de que a su lado era el lugar en el que quería estar.
Indiana sonrió mientras tomaba la falda de su vestido para acomodarla.
-No creo que sea mucho tiempo, voy a intentar convencerla.- le dijo dándole un corto beso en los labios, para luego darse vuelta y alejarse con prisa en busca de Alex.
Recorrió el lugar, cada vez más lleno y luego de unos pasos, perdió de vista a Franco. Quería hablar con Alex, quería contarle que se había enamorado, nunca tenían ese tipo de charlas con ella pero por primera vez sentía la necesidad de hacerlo.
Continuaba caminando por el lugar, entre modelos, fotógrafos y curiosos de dinero. ¿Dónde se había metido su madre?, no lograba dar con ella incluso guiándose por los sitios en los que parecía haber más personas. Su madre normalmente estaba rodeada de aduladores, pero esta vez no lograba dar con ella.
Iba a escribirle resignada cuando decidió darse un respiro y caminó hasta el pasillo que daba a los sanitarios. No había retocado su maquillaje, ni su peinado y con la desobediencia que solía tener su cabello seguramente comenzaba a encresparse, pensó mientras caminaba hasta el baño. Pero entonces una voz conocida llamó su atención.
-No quiero que vuelvas a verla, creo que fui muy generosa con la suma que te di, si mal no recuerdo fuiste muy obsecuente en la negociación.- dijo Alex tomando el brazo de Franco con una mezcla de confianza y vehemencia.
Indiana no terminaba de creer lo que sus sentidos se empecinaba en mostrarles. ¿Se concocían? ¿Le había pagado? ¿Para qué exactamente? ¿A quién no debía volver a ver?
-No le hagas esto a Indiana, bastante ha sufrido hasta ahora.- dijo Franco confirmando que era de ella de quien hablaban y que la llamara por su nombre completo sólo lo hacía más doloroso.
Con sus ojos empañados y su corazón a punto de salir de su pecho logró emitir un sonido que les advirtió que estaba allí. Entonces Alex soltó el brazo de Franco mientras él parecía víctima de un nuevo hechizo que lo había vuelto a inmovilizar.
-Hija, no te preocupes, no va a volver a molestarte.- le dijo con esa voz tan irritante que utilizaba para demostrar seguridad. Pero contrariamente a lo que pensaba, cuando iba a tomar su brazo, Indiana se lo impidió.
-No quiero volver a verte.- le dijo con las lágrimas comenzando a caer por sus mejillas y sus dientes apretados conteniendo tanto dolor.
-Indi, no es lo que pensas.- dijo por fin Franco logrando dar un paso hasta ella.
-A vos tampoco. Sean felices con lo que sea que hay entre los dos.- sentenció clavando sus ojos en los de él con una decepción que le dolió muchísimo más que si se hubiese tratado de furia.
Entonces, aprovechando el momento de sorpresa de los dos se marchó a gran velocidad abandonando el hotel con el dolor más grande que hubiera sentido en su vida.
Sin poder dejar de sentir que como siempre había sospechado, el sueño había llegado a su fin y para aumentar la quemazón en su pecho, el final no era más que su peor pesadilla.

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¿Y si fuera cierto?
RomansaIndiana es una joven ingeniera que creció a la sombra de su madre Alex, una reconocida modelo internacional, de la que no podría ser más distinta. Cuando por fin siente que tiene su lugar obteniendo un prestigioso puesto en una importante empresa, F...