cap 19

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La vida intenta darme una lección, recordándome porque odio tanto este instituto, debido a mi pequeña misión en México, debo presentar dos exámenes sobre literatura moderna y uno de biología, que asco de vida.

Además de que debo cumplir que castigo que me impuso papá cuando regrese a casa, el día transcurre como de costumbre , demasiadas clases, proyectos y una o que otra actividad en conmemoración al baile.

A la hora del receso caminé despacio junto a Eidan compartiendo sonrisas tímidas y pequeños roces, no podíamos exponernos, nos sentamos en la mesa de siempre, disfrutando del almuerzo el bullicio de las conversaciones se mezclaba con el aroma a comida recién hecha.

Entre las numerosas mesas, dos chicas destacaban por su presencia en extremos opuestos del espectro social.

En una esquina, se encontraba la engreída de Martha, de cabello perfectamente peinado y vestida con ropa de marca, se sentaba con una expresión arrogante en su rostro, junto a su otra amiga la riquilla ,Con su aura de superioridad, parecía creer que el mundo giraba en torno a ella, siendo el foco de atención sin esfuerzo alguno.

En un momento de descuido, la empleada del servicio  derramó el café sobre la mesa, arruinando la perfecta manicura de Martha.

Enfurecida, empezó a gritar contra todos los empleados, culpándolos de su descuido y exigiendo una compensación inmediata, humillando a la empleada.

Su amiga intentaba calmarla, hablando en voz baja y tratando de resolver la situación de manera discreta, pero su efusividad solo avivaba aún más el fuego del enojo.

La observé desde mi puesto, la escena con empatía en mis ojos, no pude  evitar reírme de tal suceso, en el fondo me alegraba ya que Martha era la mayor presumida del año.

Un gran error de mi parte ya qué la súper engreída posa sus ojos en mí, quién aún ando muerta de la risa por lo bajo.

Eidan rueda los ojos colocándose una mano en el puente de la nariz _paciencia, dame paciencia_ - murmuraba por lo bajo, la risa aumento al ver la cara de Martha toda roja como un tomaré.

Esto solo desató la furia de la chica, quien se giró hacía mi con una mirada de desprecio.

- "¿Quién te crees que eres para burlarte de mí Alexandra ?", exclamó con un tono condescendiente, acercándose a mi mesa a pasos fuerte - Mueve tu insignificante trasero de aquí y olvídate de meterme en mi camino".

- No estoy aquí para causar problemas. Solo que  me dió pena por tí Martha ". -Levanté la cabeza con orgullo y respondí con voz firme pero tranquila.

No importa que seamos diferentes, todos merecemos tratarnos con respeto y amabilidad, no todo debe girar a entorno tuyo, aquí las personas tienen un papel que desarrollar y no necesitan de niñas mimadas que lloren solo por un poco de café en la falda.

A veces, simplemente es mejor ser amable y resolver los problemas en lugar de explotar.

- No eres nadie me escuchaste , N-A-D-I-E -deletreó la palabra con amargura.

- Martha me da lo mismo, vete a la mierda - me levanté sin mirar a nadie con la rabia desbordada por cada poro de mi piel, el odio me recorría y las ganas de matarla aumentaban, deje todo de lado sin importarme nada .

Todos me observaban como si fuera una extraña, los ojos de todos sobre mí.

Tomé el pasillo hacía la salida, no me importó faltar a la mitad de los turnos del día, sentí a Eidan a mis espaldas, nos fuimos a casa, él me observaba con detenimiento, mientras su mano viajaba por la mía con dulzura, intentando calmarme, pero seguía ciega por las palabras de Martha.

Besos En Sangre [+18] Libro#1 Saga Dominante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora