cap 30

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La lluvia me envuelve con su manto melancólico, invitando a mis sentidos a sumergirme en la tranquilidad que solo la lluvia puede brindar.

El sonido de las gotas golpeando suavemente en el techo y en las ventanas crea una atmósfera acogedora y relajante, transportando a un estado de introspección y calma.

Las calles se ven cubiertas por un manto de agua que brilla con los reflejos de las luces de la ciudad, creando un espectáculo visual único.

El aroma de la tierra mojada se mezcla con el de las flores y árboles, impregnando el aire con una fragancia fresca y revitalizante.

El chapoteo de los charcos bajo mis pies me invita a reencontrarme con mi niña interior y dejar que la lluvia despierte en mí una sensación de asombro y alegría.

Dentro de casa, el calor de una taza de té o café se convierte en un verdadero placer, mientras observo cómo la lluvia acaricia las ventanas como si fuera una danza tranquila y pero para mí, escuchó los gritos de mis próximas víctimas.

A pesar de la grisura del cielo, los colores parecen más intensos, resaltando la belleza de las flores que se abren bajo la lluvia y el verde vibrante de la vegetación.

Es un día perfecto para detenerse a apreciar la majestuosidad de la naturaleza y recordar que la lluvia, lejos de entristecer, nos regala momentos de serenidad y belleza.

Es un recordatorio de que en la quietud y la contemplación podemos encontrar paz y serenidad en la tormenta.

Escucho leves pasos acercarse a mi puerta con cuidado, hasta que dejan dos toques suaves para luego abrir.

- ¿ Cómo estás? - me pregunta mi mejor amiga, puedo observarla y ver  la molestia en su rostro.

- Creo que jamás  dejará de doler Ali - confieso con amargura.

- ¿ Puedo abrazarte? - pregunta con súplica en su voz, es mi mejor amiga y veo como sus ojos me piden a gritos que me abra con ella como en años pasados.

Pero se que es impulsiva, no logra ocultar su molestia ya que observa con cuidado mi cuello, aún tengo las marcas de sus manos, pequeños arañazos en mi piel , ha pasado una semana desde aquello con mi madre.

Una semana desde la víspera del aniversario de muerte, de mí hermana

La piel aún esta con moretones morados, para mí desgracia además de mis hermanos y Eidan.

Alisson también supo sobre la pelea con Mariana.

- Sí - logro decir con cuidado.

Avanza hacía mí poco a poco, con  lágrimas queriendo escaparse de sus bellos ojos, jamás he querido verla así de esa manera, no merece cargar con mis demonios, no de esa manera.

No hemos hablado sobre lo ocurrido, ni siquiera lo he logrado con Eidan, está semana he estado aislada planeando desde las sombras, queriendo esperar que el tiempo cure un poco mi estado.

Me abraza con fuerza, tanta que temo que me rompa en dos, sus manos van hasta mi cabello comienza a tocarlo con cariño, siento como todo me llega de pronto, pero he llorado demasiado estos días, lágrimas es lo último que ya no me queda.

Comenzamos a hablar, con cuidado trató de asentir la mayoría del tiempo, ya que es todo un reto hablar y hablar sin lastimarme.

- Pronto tendré que partir - dice finalmente con un hilo de voz un poco triste.

- Te necesito aquí conmigo - confieso una vez más, era la realidad, ella me hacía bien.

- Joder... No me hagas esto Lexi, sabes bien que así no te puedo dejar.

Besos En Sangre [+18] Libro#1 Saga Dominante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora