cap 24

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Según las leyendas que rondan en mi Clan de generación en generación, nosotros, de apellidos Di Marcos, venimos del polvo de los dioses, seres supremos con increíble destreza, son los seres supremos .

En la antigua  región de Italia donde se fundó Roma, algunos de los cuales eran itálicos, etruscos y sabinos.

En la creencia romana, los dioses inmortales gobernaban el cielo, la tierra y el inframundo.

Para la mayoría mí familia había Sido sucesores del infierno, hijos del infierno, creados y forjados en el con sobre fuerza humana.

Pero la mayoría no conocía la realidad de ese relato, es algo irónico ya que hoy en día la mitología no es considerada para nada cierta, pero para mí lo es, lo compruebas cada vez que escuchas respirar a alguien de mi familia.

Hace demasiado siglos y milenios en la antigua Roma, existía una simple mujer, una humana normal y corriente, de la peor clase baja de la humanidad, pero era una chica con una belleza sobrehumana.

Su figura elegante y suave como la seda, cautivaba a todos aquellos que tenían la suerte de cruzar su camino. Sus cabellos negros brillaban bajo la luz de la luna como hilos de ébano, enmarcando su rostro de facciones delicadas y radiantes. Pero lo que más destacaba eran sus ojos azules como el cielo en un día despejado, parecían contener la profundidad de los océanos y la pureza del firmamento.

Su canto era melodioso y envolvente, capaz de calmar las pasiones más turbulentas y sanar los corazones heridos. Las criaturas del bosque, desde los más pequeños insectos hasta los imponentes ciervos, se rendían ante su presencia, hipnotizados por su encanto.

Valeria, era su nombre, criada en una cuna humilde y pobre, pero con grandes rasgos, Valeria era consciente de su belleza, pero no la usaba para manipular o dañar a otros. Al contrario, su alma noble y generosa le impulsaba a ayudar a aquellos que necesitaban. Curaba las enfermedades con el agua de los manantiales que nacían de su toque de curandera, otorgaba sonrisas a los tristes y esperanza a los desamparados.

Sin embargo, en su corazón, Valeria guardaba una tristeza profunda y eterna. Un amor prohibido y perdido en el pasado que la había obligado a vivir en soledad en lo más profundo del bosque.

Valeria sabía que su belleza era tanto un regalo como una maldición. Su encanto la alejaba de los demás, impidiéndole tener una vida normal y compartir el amor que tanto anhelaba. Pero a pesar de su melancolía, nunca perdió la esperanza de encontrar alguien capaz de amarla por quien era en realidad: una alma pura y noble escondida detrás de su deslumbrante apariencia.

En lo más alto del Monte Venus, dónde las nubes cursaban el cielo despejado con los hermosos tonos del amanecer, se hallaba el hijo de uno de los dioses más poderosos, por aquel entonces las personas no se referían muy a menudo a los nombres de los dioses ya que se les conocía por diferentes nombres, formas o apariencias, el primogénito del Dios de la Noche y las Estrellas, su nombre era Aikan, su fuerza y destreza daba más honor a su nombre, su melena castaña y ojos color miel destacaban con su increíble físico y como dictamina su nombre era todo un Dios en su potencia.

Un día La humana Valeria decidió adentrarse al bosque en busca de una planta medicinal para salvar a los heridos, la chica se adentra en el bosque como si lo conociera de toda una vida, pero en realidad en el bosque acechan los peligros, monstruos de todo tipo y en ese bosque se hallaba su próxima pesadilla, a pesar de las advertencias de todo el pueblo y las reglas que dictaminan que ningún ser humano podía adentrarse en aquel bosque, ya que dicha zona se encontraba al pie de la montaña del Monte Venus, según las leyendas, el bosque servía de patio de juegos para las distintas criaturas y los dioses apostaban por la suerte de cada ser humano que se atrevía adentrarse, ya que para cualquiera resultaría un desafío.

Besos En Sangre [+18] Libro#1 Saga Dominante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora