Imperio Celestial.
Ya hacía un año desde el asedio en los cielos, la corte era un caos, el emperador jade muerto y mi madre, la emperatriz celestial había sido condenada a los dieciocho castigos infernales. La ira me consumía día a día, pero un aliento de esperanza llegó a mí el día que mis oídos se endulzaron con la condición que portaba el gran soberano del inframundo.
...
Aquella noche deambulaba visiblemente por las tierras de Heiyu en espera de que alguien me viese y acabara con mi vida, pero parece que el destino solo me escupía en la cara constantemente. La ciudad infernal celebraba infinitamente la gran victoria, y los gritos anunciando por qué torre pasaría la sucia emperatriz celestial, clavaba un puñal profundamente en mi pecho. Estaba siendo totalmente ignorado y aun si gritaba a los cuatro vientos que era el príncipe heredero, cualquiera en aquel lugar me habría tomado por un borracho mendigo de la ciudad.
Herido, desesperanzado y totalmente fatigado, me obligué a deambular hasta aquel lugar donde la vi por primera vez, me dejé caer en aquella roca y miré el estrellado cielo que cubría todo en oscuridad, pero por alguna razón era una oscuridad apacible que calentaba mi maltrecho corazón.
Posé mi mano en la arena y la hundí para luego levantarla lentamente viendo cómo los finos granos rojizos se resbalaban por la palma de mi mano. Aquella tan particular tierra de Heiyu. —De todos los lugares, tenías que venir aquí Fu Ming...
Me reí de mí mismo, era patético, tantos años planeando, cada paso había sido calculado, pero tal como dijo ella aquel día que nos despedimos para siempre, el amor es algo que no se puede calcular. Quien iba a pensar que aquel ser miserable, surcara hasta los mismos cielos solo para revivir un viejo amor de infancia, era una razón patética. —¿Pero no lo soy yo, aún más?
Me levanté lentamente y moví mis cansados pies arrastrándolos hasta los dos grandes pilares que en algún momento mantuvieron el alma del señor de las sombras, de aquel ser que dicen es mi verdadero progenitor. —¿Dónde estás ahora? ¿Acaso no la amabas? ¿Realmente dejarás que la lastimen así?
Las preguntas salían de mi boca como hilera torpe de murmullos, me dejé caer de rodillas y golpeé fuertemente el piso hasta que este se manchó de aquella sangre dorada y negra que delataba mi origen. Miré mis manos y las empuñé fuertemente maldiciendo mi existencia. —Por favor... ¿Dónde estás Wun Zheòn?
Luego de haber dejado pasar el tiempo me levanté lentamente resignado, no tenía nada, pero si moría, todo el sacrificio hecho por mi madre, habría sido en vano.
Estaba dispuesto a irme, cuando escuché aquella suave voz, aquella que reconocería donde fuese. —¿Crees poder encontrar la cura, A-Min?
—No lo sé, las esporas en su cuerpo se multiplican de una forma incomprensible y el hecho de que consumiera su núcleo en el transcurso de la batalla, está totalmente fuera de mis parámetros.
—Lo harás bien cariño, el Rey Huó confía plenamente en ti y, yo también.
—Mi querida Xiang Xi confía demasiado en los pocos conocimientos de este esposo suyo.
La risa suave de Xiang Xi se colaba por mis oídos y bajaba velozmente hasta mi corazón clavándose como un fino puñal. Aquellas cortas palabras estaban cargadas de un afecto que en algún momento fue solo para mí. Pero ante el dolor de aquellas, también salió una pequeña luz de esperanza que se aferró a mí como si todo dependiese de ello. El saber que no todo estaba perdido, llegó con el hecho de que el gran rey Huó tenía su vida pendiendo de un hilo.
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Bai Lian Hua
RomanceTítulo: Bái Lián huā Sinopsis: Liú Xīn es el guardia personal del príncipe Xuě Tiān, proveniente de un linaje de guerreros que ha servido al imperio de Wuya. A diferencia de sus antepasados, Liú Xīn, odia servir al consentido príncipe heredero y bu...