🌸No eres digno🌸

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La carreta se balanceaba de manera irritante en el camino hacia el palacio de WūYā

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La carreta se balanceaba de manera irritante en el camino hacia el palacio de WūYā. Mi madre sonreía mientras miraba por la ventanilla y acariciaba mis cabellos con una mano, manteniéndome firmemente entre sus brazos.

Era el décimo cumpleaños del príncipe heredero Xuě Tiān, y sería presentado ante los nobles del reino. Mi padre es el general de las tropas del Rey y su mano derecha, mientras que mi madre es prima de la Reina. Por lo tanto, era común vernos en el palacio a diario.

Aunque crecí visitando ese lugar, no fue hasta hace un año que lo vi por primera vez.

Tenía once años y me encontraba caminando por los pasillos del imperio, perdido en mis pensamientos sin tener idea de a dónde iba.

No aparté la vista hasta que tropecé con un escalón y estuve a punto de caer. Fueron unas pequeñas manos blancas como flores níveas las que me sujetaron, evitando que me golpeara. Aquellas manos pertenecían a un ser que me deslumbró de tal manera que me quedé sin palabras.

Sus manos se tornaron rojas debido al rasguño que se hizo al sujetar mi ropa con tanta fuerza. A pesar de su tamaño, era sorprendente la fuerza que tenía. Era evidente que era mucho menor que yo.

Cuando intenté tomar sus manos, las escondió rápidamente detrás de su espalda, evitando cualquier contacto.

Con el ceño fruncido por su reacción, levanté la mirada y lo vi. Llevaba una hermosa flor en la frente que resaltaba con el rojo de sus mejillas. Aquella flor no solo lo distinguía como un G'er, sino que también revelaba su procedencia. —Alteza real, lamento mucho el accidente. Si lo desea, puedo acompañarlo al médico para que revise sus manos y explicar la situación. Soy Liú Xin, hijo del general Liú Kong y la dama Liú Li. Espero no haberle causado demasiadas molestias—.

Él negó frenéticamente con la cabeza y habló con suavidad —No, no es necesario molestar a los médicos. Puedo cuidar de mí mismo. No le digas a nadie, estoy bien—.

El pequeño príncipe ni siquiera levantó la mirada antes de salir corriendo y desaparecer por los pasillos del palacio. Me quedé conmocionado por unos segundos antes de reaccionar, frotándome la cabeza sin entender su actitud, y luego regresé con mi madre ese día.

Recuerdo haber preguntado insistente por aquel Alteza cuando regresamos a casa. Con once años, no podía entender su reacción. Para un niño lleno de curiosidad, el príncipe heredero siempre fue un objetivo y un símbolo de grandeza. Mi padre siempre me decía que, cuando fuera mayor, debía tomar su lugar y proteger al futuro rey. Por eso, nunca pude apartar mis ojos de aquel ser tan pálido como la nieve.

Recuerdo vívidamente las palabras de mi madre aquel día. Ella me contó cada una de las profecías, cuentos y leyendas sobre aquel niño. Cada palabra avivó mi curiosidad y mi insaciable deseo de saber más. Con el tiempo, terminé pasando más tiempo en el palacio que en cualquier otro lugar. Durante casi un año completo, intenté acercarme a él, ¡pero en vano! Aquel niño huyó despavorido apenas se percató de mi presencia.

Bai Lian HuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora