Imperio Heiyu.
Dos años ya habían pasado desde el asedio en los cielos. El tiempo trascurría rápidamente ante mis ojos y por más que intentase ocultar todo, mi estado era un recordatorio nato de lo que me esperaba cada vez más cerca con el pasar del tiempo.
Chou Tai llevaba meses de haber sido aislado, no daba señales, ni respondía ante ninguna matriz de comunicación. Incluso la joven diosa estaba reaccionando a su comportamiento y la indiferencia que mostró el día que salió por las puertas principales del palacio.
...
«Golpe sordo en la mesa» la furia al escuchar aquellas palabras consumió mi interior. Como mal chiste del destino, el ser sentado frente a mí me dice descaradamente que su vida se evapora tal como el agua en el desierto. — ¿De qué estás hablando Liu Huó?
Huó me miró fijamente por unos segundos antes de responder, como si estuviese pensando cuidadosamente antes de hablar. —Tae Min aún no logra encontrar una cura y mi núcleo quedó totalmente extinto desde hace dos años, claro que eso lo sabías...
La saliva pasó duramente por mi boca, la ansiedad que provocaba cada palabra que salía de él, era como si apuñalara lenta y dolorosamente en mi pecho. Por más de mil años habíamos estado juntos, luchando en batallas, cayendo al abismo y subiendo a la gloria, durante mil años fue así. Pero justo ahora, justo cuando por fin logramos la meta, el destino decide jugar una muy mala broma. «Respiración profunda» cerré los ojos por un segundo acomodando mis pensamientos y me dejé caer nuevamente en el asiento soltando una risa nerviosa en un vano intento de tranquilizar aquella insoportable inquietud dentro de mi pecho. Miré mis manos, por un momento hasta que la bruma de mis ojos me lo impidió, llevé una de mis manos a mi cabeza e intenté contener fuertemente la amargura del momento, aun cuando el resultado no fue positivo. — Vamos, no pongas esa cara, no estés tan calmado diciendo aquellas frías palabras, no te muestres tan derrotado y débil ante mí ¡Liu Huó!
Su mirada tranquila abrazaba mi tormento insistiendo en hacerlo más feroz y es que durante mi larga existencia, mi único hogar fue creado con estas tres personas, durante mis diez mil años de vida, mi única familia han sido estos torpes e impertinentes niños. Y hoy, como si nada, con esa mirada tan calmada me dice que su vida se extingue con cada segundo que pasa. Es irónico, casi una burla en mi cara, el señor del tiempo, siempre hice alarde de aquello. Un título grande para un ser grande y de un gran poder. Vaya farsante, por primera vez en la vida busco detener a aquel cruel incesante que corre sin parar, y como nunca abofetea mi rostro riéndose escandalosamente y sentándome como primer espectador ante la muerte de mi primera familia en esta larga vida. —Chou Tai...
Levanté la mirada lentamente conectando con sus ojos. Dolía, dolía tal como si despegaran una parte de mi cuerpo que se aferraba a mí, pero no bajé la mirada. —Necesito que me ayudes, nuestra guerra aún no termina... necesito llevar a Xuě Tiān al trono como el nuevo jade...
La ira volvió ante aquellas palabras, el ser ante mí, aquel que considero durante mil años un hermano, que cuide como a un hijo preciado, aquel ante mí incluso cuando se rinde ante la vida, egoístamente me ruega por alguien más. Golpeé fuertemente mis manos en la mesa, todo se paró a nuestro alrededor y el silencio absoluto se volvió una espesa atmósfera entre la ira y el dolor del momento. —¡No! No te atrevas, si realmente quieres mi ayuda, entonces toma las malditas pastillas y vive para hacerlo tú mismo.
Agarré el frasco aventándolo hacia él, el ruido de las píldoras al caer fueron el aviso de que el tiempo volvió a fluir, Huó no dijo nada en aquel momento, y yo tampoco tenía más que decir. Apreté fuertemente los puños de mis manos y salí con rapidez de aquel asfixiante lugar que durante tanto tiempo había llamado hogar.
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Bai Lian Hua
RomantikTítulo: Bái Lián huā Sinopsis: Liú Xīn es el guardia personal del príncipe Xuě Tiān, proveniente de un linaje de guerreros que ha servido al imperio de Wuya. A diferencia de sus antepasados, Liú Xīn, odia servir al consentido príncipe heredero y bu...