Título: Bái Lián huā
Sinopsis:
Liú Xīn es el guardia personal del príncipe Xuě Tiān, proveniente de un linaje de guerreros que ha servido al imperio de Wuya. A diferencia de sus antepasados, Liú Xīn, odia servir al consentido príncipe heredero y bu...
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La noche había sido demasiado larga, pero al primer indicio de luz, Lu Xiǎo estaba rectamente parado a la entrada de la puerta de la habitación esperando mis órdenes. «Toc, toc» —Pasa, supongo que ya estás mejor...
Lu Xiǎo abrió la puerta lentamente y se paró frente a mí con su mano en el pecho y la cabeza inclinada en señal de respeto. Me miró y respondió con suavidad. —Hm, siento mucho el retraso, baje la guardia un momento y descuide mi entorno. No volverá a pasar.
—Solo fue una mordedura, si realmente hubieses estado con la guardia baja, estoy seguro de que abría ha sido mucho peor «suspiro profundo». Deja la formalidad para cuando estemos delante de nuestros enemigos, Lu Xiǎo. Estás demasiado tenso estos días, necesito tu mente clara, así que soluciona tus problemas antes de llegar a BáiYù.
Lí YànYàn me miro un poco sorprendido, pero asintió dibujando una suave sonrisa en su rostro. —Lo siento, Bì xià Liú... no habrá más percances, estoy cómodo llamándole bajo su título, es mejor si nadie duda de su soberanía.
—¿Quién se atrevería? De igual forma, eres mi general, no un simple sirviente de Hēiyù, incluso Chǒu Tai se toma más libertades que tú...
—Bueno, él es...
—Chǒu Tai...
Lí YànYàn rio suavemente para sus adentros y asintió. —Mm, no creo que haya otro ser parecido a él, incluso tomándose tantas libertades con usted.
Me levante del lugar en que me encontraba, camine pasando por su lado y me detuve un momento golpeando su hombro. —Después de todo, somos familia, Lu Xiǎo. Llevamos demasiados años luchando codo a codo. Jamás te veré como un simple sirviente, eres el gran hermano que se mantiene firme ante cualquier tormento que provoque este intento de Huáng Dà Dì.
Él negó suavemente, pero no dijo palabras, camino en silencio detrás de mí. Al bajar, todos estaban preparados para el encuentro con el Wáng dé BáiYù. —Bien, es hora de irnos ¿Dónde está esa pequeña escoria podrida?
El joven dios Lí Sǒng salió de una esquina con el pequeño ser amordazado y retorciéndose entre las cadenas. Tome estás misma jalándolo con fuerza y ante el acto, el pequeño demonio cayó al suelo; el dueño de la posada se mantenía al margen cotilleando con el resto de la gente que se encontraba en el lugar, era muy temprano en la mañana para montar tal espectáculo, pero una buena forma para que el rumor de mi presencia en estas tierras, corriera más rápido.
Levante levemente mi mano dejando mi palma hacia arriba, la empuñe y al abrirla pequeñas cuencas de oro recorrieron mi palma cayendo al suelo como una pequeña lluvia dorada. Mire al dueño y camine lentamente sin soltar a la pequeña criatura que intentaba con todas sus fuerzas zafarse de las cadenas y, sin cerrar la mano, dejando que pequeñas pepas de oro cayeran como si fueran migajas de pan añejado la tendí al dueño de la posada. Este miraba atónito cómo estás pequeñas hojuelas se desparramaban por el piso dejando una larga hilera hasta él. Le di una señal con mi mano y tendió la suya; dejé caer las cuencas que no habían dejado de salir hasta aquel momento y le mire con indiferencia, demasiado vago para levantar más los parpados. —¿Es suficiente el pago?