Imperio Hēiyù.
La noche cayó con rapidez, tal vez porque desde hace un año ya sentía que el tiempo avanzaba diferente para mí. Al volver al palacio, el entorno se había tornado demasiado tenso con la visita inesperada que había recibido el día anterior. Y para complicar más las cosas, al abrir las puertas del gran salón, tanto los jóvenes dioses como mis hombres estaban prácticamente asesinándose con la mirada unos a otros. Lu Xiao, al verme entrar, caminó lentamente inclinándose y se acercó a mi oído para informar la situación. —Llegaron hace una hora más o menos; el primero en llegar fue Tae Min con Xiang Xi. A los minutos después, llegó Ming Jiang con su hijo mayor, el cual terminó acompañando a Xiang Xi para alistar su medicina; pero cuando estos iban saliendo, el canciller celestial entraba al gran salón preguntando por usted. Ming Jiang se alteró mucho al verle e incitó a luchar, claro que este lo ignoró, provocando que todo se tornara más caótico. Ante el ruido y el desastre que provocaron, Su Alteza, Li Song y Yang Měi vinieron a ver qué ocurría. Su Alteza logró calmar las cosas, aunque la tensión sigue.
Lu Xiao se paró rectamente a mi lado no sin antes dedicarle una sonrisa de alivio a Chou Tài. Miró seriamente hacia delante mientras caminé lentamente hacia el trono. Mi mirada viajó por el salón con lentitud, todos se levantaron en cuanto me vieron, pero nadie había dicho ni una sola palabra. Al verme sentar en el trono, todos se inclinaron de mala gana. Respiré profundamente y masajeé mi sien mientras cerraba los ojos; sabía que sería un largo día. —Su Alteza, ¿dónde está?
Abrí los ojos seriamente sin un objetivo real, simplemente mostrando a quién deberían temer realmente, porque aún en mi condición, todos allí sabían que no eran ni serán oponentes para mí. El silencio abundó unos segundos más antes de que Lu Xiao respondiera con suavidad. —Su Alteza fue llevado a sus aposentos por la dama Yang. Si usted quiere, puedo mandar a alguien a buscarlo.
Asentí levemente; odiaba entrometerlo en este tipo de situaciones, pero no podía ignorar su conocimiento y mucho menos cuando todo dependía realmente de él. Por más que quisiera atarlo a mi lado para siempre, aún no estaba seguro de cuánto podría vivir y tampoco está el derecho de decidir por él. Me quedé totalmente perdido en mis pensamientos hasta que Ming Jiang carraspeó fuertemente la garganta, volviéndome a la realidad. Lo miré seriamente apoyando mi codo en el borde del trono y mi cabeza sobre mis dedos. —Si quieres decir algo, solo dilo, Ming Jiang.
El hombre frente a mí dio dos pasos al frente y se inclinó, plasmando una sonrisa demasiado socarrona en sus labios. —Su majestad infernal, vine a informarle sobre asuntos del sur de DíYú, pero ante... la inesperada visita que veo tiene, no creo conveniente tratarlos aún.
Lo miré en silencio por unos segundos hasta que Chou Tài rompió el silencio con su estrepitosa risa. —Si ese es el caso, ¿por qué el rey del sur sigue aquí? Será que la curiosidad de su amada esposa es contagiosa; me enteré de que ha estado muy curiosa ante la estancia de su Alteza el Loto Blanco.
No pude evitar que una sonrisa burlona apareciera en mis labios. La angustia de nuestra charla y la historia de su pasado habían dejado un sabor amargo en mi boca, pero al oírlo hablar de tal manera, por fin pude calmar un poco la intranquilidad en mi corazón. —¡Uju, Uju! «carraspeo» Chou Tai gongzu, no sé de dónde escucha esos rumores, pero creo que no debería creer en cosas tan absurdas.
Ming Jiang miró furiosamente a Chou Tài mientras este sonreía triunfalmente. —Pero por favor, Ming gongzu, no lo tome tan seriamente; poner esa cara le consumirá mucha energía...
Chou Tài caminó lentamente parándose a solo centímetros de él y abrió su abanico tapando su cara desde la nariz. —Es solo una pequeña broma; claro que el gran rey del sur no osaría codiciar lo que es de nuestro gran rey infernal...
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Bai Lian Hua
Roman d'amourTítulo: Bái Lián huā Sinopsis: Liú Xīn es el guardia personal del príncipe Xuě Tiān, proveniente de un linaje de guerreros que ha servido al imperio de Wuya. A diferencia de sus antepasados, Liú Xīn, odia servir al consentido príncipe heredero y bu...