🌸Cuerpo y alma, son solo tuyos 🌸

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⚠️ ADVERTENCIA R18⚠️


Vi como sus ojos se nublaron en lujuria, aquel gemido ahogado que había salido desde lo más profundo de su pecho, no hizo más que excitarme aún más de lo que estaba. Pero sostuve la respiración dándole una sonrisa para tranquilizar su tensado cuerpo, estaba tortuosamente conteniendo el deseo que provocaban sus respuestas y sus gestos. Su Alteza era sublime, cada parte de él desprendía un deseo oculto que me hacía perder la cordura, pero quería hacer de esta noche una que él recordase siempre. Que recordase y pudiese sentir mis caricias con solo el recuerdo, quería grabarme en cada rincón, en cada milímetro de su piel, quería impregnarme en su alma mucho más allá del deseo carnal que nos sofocaba en este momento. Y me contuve lenta y tortuosamente tallando centímetros a centímetro su cuerpo. Pero ahora me encontraba allí, respirando dificultosamente entre sus piernas, su mirada perdida rogándome porque aliviará aquel miembro que palpitaba en mi mejilla, y podía sentí mi boca acumular la saliva en un total acto de deseo a probar hasta lo más íntimo y privado de su Alteza. Así que, mirándole fijamente, con el mismo deseo, recorrí desde su ingle hasta sus genitales con pequeños besos y mordidas casuales. Pequeños gemidos retumbaron en el silencio de la habitación, su mirada deseosa llenada de bruma, hacían que mi corazón retumbara en las paredes de mi pecho con tanta fuerza que creí que saldría de este. Deslice mi lengua lentamente por el largo de su falo, su Alteza me miró estremeciéndose completamente y un sonoro gemido abandono sus labios mientras retorcía su espalda en un arco perfecto. —¡A-ah!

Deslice mis dedos lentamente rodeando el caliente y palpitante miembro erecto de su Alteza, mis manos se movían complete a su disposición, cada movimiento causaba un concierto sonoro magistral que salía de los labios de Alteza. Mis oídos se deleitan felizmente mientras mi lengua trabajaba gustosa saboreando la intimidad palpitante de aquel que era más que un tesoro en mi corazón. Libere su miembro con mi mano cuando mi boca abarco todo el largo del miembro de su alteza. Sus pequeñas manos se aferraron a mis hombros con desesperación, sentí como sus uñas se clavaron el mi en un acto desesperado y mi nombre salió de sus labios en gritos sordos cargados de lujurias. Su voz es un hilo de palabras que morían antes de terminar. Su respiración agitada ni siquiera dejaban que formulara alguna demanda antes de acallarlo lanzando un gemido ahogado haciendo que su cuerpo se contrajera. No fue mucho lo que duro el momento antes de que su alteza arqueara de una forma sublime su espalda y en un jadeo insonorizado se liberara de toda aquella presión que causaba su excitación. Le miré fijamente lamiendo mis labios mientras terminaba de tragar la liberación de su alteza en mi boca, fueron unos segundos antes de que se sentara de golpe y me mirara con unos ojos llenos de vergüenza y desesperación que no me dejaron evitar reír y llenar mi pecho de satisfacción. —¿Su Alteza se siente mejor?

Sus ojos se llenaron de lágrimas cálidas y se abrazó a mí escondiendo su cara entre mi cuello mientras negaba fervientemente. —¡No! No estoy bien hasta que A-Huó me tome completamente...

No pude evitar reír ante sus palabras, así como tampoco pude evitar el dolor punzante entre mis piernas. Aquellos gemidos, aquellos actos que su alteza tan libremente me regalaba, era solo una tortura ante el deseo que se arraigaba fuertemente en mi pecho. Me separé lentamente de su Alteza mirándole a los ojos, estos me miraban con el mismo deseo asegurándome que no secarían de reproche hasta tomarle por completo y para ser sincero, no planeaba dejarle ir, no sin antes entregarle todo de mí. —Los deseos de su Alteza, son mis órdenes...

Me levante lentamente de la cama, desanude la cinta que sujetaba mis pantalones, dejando expuesto toda mi desnudez. Los ojos de su Alteza me recorrían completamente deseosos y llenos de una lujuria que jamás había pensado que resguardaba. Pero aquello no podía más que llenarme de satisfacción y gozo. Me subí lentamente a la cama rodeándole y tome una de sus manos, la bese y lo mire fijamente a los ojos. —Su Alteza, ¿de qué tiene miedo? Soy completamente suyo, si quiere tocar solo tiene que hacerlo.

Bai Lian HuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora