🌸Final de tres reinos 2/5🌸

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Las cosas iban tal como planee, Ming Jié había luchado contra Liú Huó y había esparcido las esporas, aquellas que lentamente volverían al infame Bì xià del inframundo, no más que un simple inmortal sin dāntián. Un ser débil, sin energía espiritual, ni resentida, una garra vacía que no podrá morir y tendrá que ver perecer todo lo que ama, sin poder hacer nada, de la misma forma que su amado loto blanco hizo con mi vida el día que nació. Haciéndome convertir en nada, dejándome ante la burda verdad de mi procedencia, condenando mi vida a la peor penumbra de la historia. Su existencia fue la causa de mi desgracia y su muerte mi única esperanza de clamar la merecida venganza que el destino puso ante mí.


—¡Emperador Jade!, ¡Emperador Jade! 

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—¡Emperador Jade!, ¡Emperador Jade! 

El cielo se encontraba nublado, truenos ruidosos resonaban alrededor del palacio celestial y una bandada de doce fénix se alzó en lo alto en formación de loto. Justo en ese momento, el Fuerte llanto de un recién nacido se hizo presente y todo quedo en calma. Los ruidos cesaron y blancos copos de nieves cayeron cubriendo los pulcros pasillos del imponente palacio en lo alto del imperio celestial.

El emperador jade yacía caminando impaciente de un lado a otro fuera de los aposentos de la emperatriz. Aquel día, justo en el día propicio, se daba paso al nacimiento del primer hijo celestial del emperador jade y ante tal bendición, el palacio completo era un caos. Las doncellas que atendían a la joven emperatriz entraban y salían de la habitación con cuencos bañados en sangre, el llanto de la criatura recién nacida no cesaba; como aclamando con fuerza su inminente llegada, y fue así mismo que luego de no más de diez minutos, una doncella sale con un pequeño bulto ruidoso al exterior.

El frío del ambiente externo enrojeció sus ya sonrojadas mejillas y su redonda y diminuta nariz, fue entregado a su padre que ansiosamente extendió sus manos. Ante la torpeza del primerizo descubrió su cabeza por completo y anticipando el llanto con más fuerza, cerro sus ojos en la espera, reprendiéndose mentalmente por tan descuidado error. Pero al contrario del pensamiento de su padre, aquel pequeño niño que con dificultad abría sus ojos ante la claridad del día, quedo totalmente hipnotizado frente al manto blanco que cubría todo a su alrededor; y una coqueta pluma de nieve se posó en la punta de su nariz, causando el más hermoso sonido que el gran emperador jade allá escuchado; la risa de su primer hijo.

Bai Lian HuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora