🌸Dolor y resentimiento🌸

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Imperio BáiYù 

La noche había caído hace pocas horas. Miraba el viento frío y la constante lluvia que resonaban en mis emociones, como si estas mismas lloraran las lágrimas que yo no podía derramar. Sentí el eco de unas pisadas acercándose y la puerta de la habitación se abrió suavemente. Sabía que era mi padre, pero mantuve los ojos cerrados y no moví ni un solo músculo. Habían pasado dos años y aún estaba en mi nivel inicial. Podía enojarme por ello, pero lo que realmente sentía era una constante presión en mi pecho, porque decir que solo eran dos años era una vil mentira que me decía a mí mismo en consuelo. Había pasado toda mi vida intentando completar mi núcleo fallido, pero jamás lograba llegar más allá.

Suspiré profundamente intentando canalizar la energía dentro de mí y sentí la sangre caliente correr por mis venas. Me sobresalté cuando sentí la mano de mi padre golpear mi espalda, dejando fluir su energía en mí. 


Era totalmente irónico; él dio casi todo su poder a Liu Huo, y solo lleva unos cuantos años fuera del extractor, aun así ha podido reconstruir su energía y su núcleo perfectamente. Y pensar en ello provocaba una punzada en mi corazón. Me levanté empujando su mano y le miré sombríamente. 

Aun sin intención, no podía aceptarle. Hacerlo significaba aceptar todo el dolor que pasé desde el día que nací, y aunque sabía muy bien que no fue su culpa, era mucho menos doloroso de esta forma. —No te pedí ayuda; puedo hacerlo solo.

Él me miró y sonrió ladinamente asintiendo. Se levantó y caminó hasta la mesada, sirviéndose una copa de vino caliente. —Lo sé, no tienes que poner esa cara. Sé tus pensamientos hacia mí, así que solo tómalo como colaboración de mi parte.


Volvió a dedicarme una mirada algo compleja y negó con suavidad mientras llenaba nuevamente la taza y la tendía hacia mí. —Necesitamos recuperar rápidamente mis poderes. La única forma de que completes tu núcleo es tomar parte de mí...


Le miré seriamente, miré la taza en su mano y di media vuelta retirándome de aquella habitación. Por alguna razón, cada vez que le veía, sentía que estaba en una prisión junto a él, y una sensación asfixiante se instalaba en mi pecho.


Caminé lentamente por el pasillo buscando cualquier puerta en donde meterme, pero justo al tomar el pomo de la puerta, unos pasos muy familiares sonaron delante de mí. Levanté la mirada y frente a mí se encontraba él, sonriendo de esa extraña forma que hacía que un sudor frío recorriera mi espalda. Caminó lentamente hacia mí y se inclinó con cortesía saludando. —Alteza Fu, qué agradable coincidencia. Venía precisamente a discutir con usted un asunto que estoy seguro le interesará.


Llevé mi mano a la cabeza, frotándome la sien, y suspiré pesadamente mientras abría la puerta y le señalaba que entrara a la habitación. Sentí una suave risa y le miré de reojo, viendo su mirada ensombrecerse en disgusto ante lo dicho. —Veo que Su Alteza Fu Ming se tomó las molestias de estudiarme bien.


Sonreí socarronamente y le miré directo a los ojos, golpeteando los dedos en la pequeña mesa. Hice una señal con mi mano en dirección a la silla frente a mí para que se sentara, y aun con molestia, tomó la silla, sentándose tranquilamente y relajando sus facciones. —Espero que a nuestro Feng Xu no le moleste que me haya tomado tal osadía. Creo que es necesario conocer a quien le estoy confiando mi futuro.


Él sonrió y llevó su mano dentro de su túnica, sacando una pequeña esfera roja del porte de una castaña. La dejó en la mesa y posó un dedo sobre ella. —Jamás osaría. Su Alteza puede indagar tanto como quiera, pero creo que sería más fácil si me pregunta directamente.

Bai Lian HuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora