☀️ CAPÍTULO 4 ☀️

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NEIZAN

Pensé que me iba a costar más tiempo, pero una semana después por fin puedo decir que estoy medio asentado en este nuevo pueblo.

La relación entre Briar y Livvie ha ido neutralizándose con el paso de los días, yo estoy mucho más calmado y empático que al principio, y lo mejor de todo, es que ya he conseguido el trabajo que quería.

No tenía muchas opciones donde elegir en un sitio tan pequeño, pero gracias a la influencia que ha tenido Briar he conseguido el puesto.

Desde que terminé de formarme en hostelería, he estado dedicándome a ello. En mi ciudad natal, trabajaba de camarero en uno de los hoteles más turísticos de la ciudad. En temporada de invierno, trabajaba en un restaurante famoso y casero donde nunca faltaba el trabajo.

Aquí no es diferente, y el dueño del único restaurante/discoteca que hay en el pueblo ha reservado para mi el último puesto que faltaba por ocupar en la plantilla. Tengo un contrato indefinido, así que solo puedo esperar gustarle a los demás para que en algún futuro se convierta en definitivo.

– Neizan – Briar sale del baño, maquillada y arreglada – Me han avisado hace un rato de una reunión inminente en mi empresa. No creo que llegue para cenar.

– Vaya – arrugo la boca – Era nuestra última cena juntos antes de entrar a trabajar. Empiezo la semana con turno de noche.

– Lo sé, lo siento. Me sabe fatal – hace un puchero y se acerca para darme un beso en los labios – Mañana pasaremos el día juntos antes de que te vayas.

– Está bien – le devuelvo el beso – Que te vaya bien.

– Eso sí... Espérame despierto – me guiña un ojo acompañado de una sonrisa pícara y sale por la puerta a paso apresurado.

Niego con la cabeza divertido y me cambio de ropa para ponerme cómodo. No he visto a Livvie en todo el día, así que dudo que esté en casa o vaya a llegar temprano. En realidad, apenas la he visto por aquí. Se va muy temprano por las mañanas y suele venir a altas horas de la tarde. No sé a qué se dedica ni lo que hace en su tiempo libre.

Quise preguntarle a Briar, pero sus respuestas monosilábicas y escuetas me dieron a entender que ella tenía aún menos idea que yo. Supongo que es lo normal cuando está tanto tiempo sin ver a su hija y sin saber de ella.

Después de prepararme la cena, me siento en el sofá y enciendo la televisión para ver algún programa mientras como. Por el ventanal veo como sopla el viento con fuerza y las gotas de lluvia, casi convertidas en nieve, caen sobre el cristal. Desde que estoy aquí todavía no he visto el sol. Me pregunto si algún día lo veré.

Levanto la cabeza en cuanto la puerta se abre, dejando entrar a una Livvie empapada y a un perro más empapado todavía.

– Hola – murmura, con las mejillas muy sonrosadas – Se me ha olvidado el paraguas – se ríe nerviosa mientras se acerca a las escaleras – En realidad, no creía que fuese a llover. La aplicación del tiempo se vuelve loca a veces. O el tiempo en sí.

– Cámbiate antes de que caigas enferma. Secaré a Coco.

– Oh, no hace falta – niega apresuradamente – Yo...

– ¡Coco! - lo llamo, haciendo que venga corriendo a mis pies – Buen chico.

Lo acaricio por detrás de las orejas como me ha demostrado que le gusta y lo llevo hacia el cuarto de la lavandería, donde hay una manta enorme para situaciones como esta.

Mientras escucho el agua de la ducha caer, dejo a Coco presentable y cómodo. Nunca he tenido mascotas por falta de tiempo, pero ahora que este animal está en casa, me gusta cuidarlo y ayudarlo. Es muy noble, cariñoso y alegre. No me cuesta nada darle un poco de atención y afecto.

AMOR ATREVIDO E INGENUO [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora