AMOR ATREVIDO E INGENUO [TERMINADA]

🍃 CAPÍTULO 15 🍃

Capítulo narrado por un personaje secundario ❤️

TYSON

En cuanto salimos de casa de Eddie y su novia, yo me quedo un poco más rezagado. Por el comentario que le acaba de hacer mi amigo a Briar, estoy seguro de que van a empezar una discusión en breves.

Hasta hace poco, veía a Briar como una buena persona. Las veces que coincidí con ella en Grecia mostró una faceta muy diferente a la que muestra cada vez que Livvie, o alguien que no sea Neizan, se acerca a ella.

Ha resultado ser una persona descarada, egoísta y maleducada. De hecho, creo que Neizan también se está dando cuenta en este tiempo. De haberse dado cuenta antes... no habría dado tanto por ella. No habría arriesgado a dejar su vida por una completamente nueva y falsa. Creo que le queda mucho camino por delante para recorrer con ella y también, muchas difíciles decisiones que tomar.

– Neizan, colega – me acerco a su lado al ver la puerta de casa a unos metros – voy a darme una vuelta. Llegaré después. Soluciona lo que tengas que solucionar.

Asiente y deja las llaves en mi mano. Le dedico una última mirada y sigo el camino hacia delante, oyendo sus voces cada vez más y más lejos.

Me siento en el primer banco que encuentro y marco el número de Deborah. Estos días nos hemos estado comunicando por puro entretenimiento y justo esta tarde me ha dicho de vernos solos, una última vez.

Pensé en pasar la noche con mi amigo y dedicársela solo a él, pero los planes han cambiado y no creo que yo deba estar ahí ni a él le apetezca otra cosa que hablar con Briar y solucionar todo este embrollo.

– ¡Tyson! - exclama, contenta – No esperaba tu llamada.

– Las cosas se han... torcido un poco – suelto un suspiro, cansado – Ya sabes, Briar y sus actitudes. He preferido dejarlos solos. Sé que es un poco tarde,
pero... ¿te apetece charlar un rato antes de dormir? Estoy cerca de tu casa.

– ¡Si! - responde deprisa, mientras escucho ajetreo de cosas - ¿Puedes esperarme en la puerta de mi casa? Iremos a algún sitio cerca.

– Claro.

Cuelgo y tardo cinco minutos en llegar a su casa. Me gusta su compañía y quería estar una última vez con ella antes de coger el avión de vuelta.

No soy ningún iluso, y sé que no vamos a tener futuro. Pero... todo lo que pueda disfrutar mientras, será bienvenido.

La veo salir de casa, con cuidado y muy silenciosa. Lleva su pelo negro rizado suelto, marcándole la silueta de la cara. Sus ojos marrones me miran con diversión y su tono de piel oscuro tiene un matiz brillante. Se ve... viva. Feliz.

– Hola – susurra, acercándose con una risa – me he escapado.

– Vaya... - sonrío, de lado - ¿Debo saber que eres una niña muy mala?

– Muy mala para unas cosas y muy buena para otras.

Enarco las cejas cuando me guiña un ojo con picardía y me coge de la mano para cruzar un sendero que hay por detrás de su casa.

Hace bastante frío y corre viento helado, pero parece que ella está acostumbrada a este clima. Lleva las manos sin guantes y están muy, muy calientes.

– ¿A dónde me llevas, pequeña diabla? - me río.

– A donde nadie pueda vernos.

– Eso es fácil. Todas las calles están vacías. Creo que somos los únicos...

De pronto, se gira con mucha velocidad y acalla mis palabras con un beso. Sus labios se funden con los míos y dejo escapar un gemido, de sorpresa y excitación. Rodeo su cintura con mis brazos y la pego más a mi.