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La habitación estaba cálida y acogedora, con el olor de un suave perfume que bañaba de dulzura a todo aquél que entrara por la puerta principal. Las paredes de color crema y blanco daban la satisfacción de comodidad que cualquiera buscaría después de un día de constante actividad. MinSeok se sintió un poco mal al saber que no podría quedarse toda la noche ahí.

A pesar de que el cuarto de hotel se había encargado de quitarle todo el frío para abrazarlo en un satisfactorio calor, el más joven seguía aferrado a aquella hoddie ajena que quedaba bastante grande. El olor tan característico de MinHyung se impregnaba por el resto de su ropa; un olor tan dulce, suave y varonil.

—¿Un pastel? —ofreció MinHyung a su visita, quien se hallaba sentado en la cama de la habitación.

MinSeok asintió, a pesar de que su estómago se retorcía de los nervios. Tomó uno de esos pasteles que MinHyung había comprado en la plaza y lo comió lentamente, mientras el mayor acomodaba sus cosas para mantener arreglada la habitación. Al terminar, se sentó al lado de MinSeok, que seguía comiendo sin ninguna prisa. Esperó a que terminara para para que ambos pudieran hablar como MinSeok lo había solicitado minutos antes.

—Y bien... ¿de qué querías hablar, MinSeokie? —lo interrogó MinHyung —has estado un poco raro hoy, ¿sabes?

—Bueno, yo...

—¿Sí?

—Quería disculparme contigo.

MinHyung esperaba cualquier cosa menos eso.

—¿Disculparte? ¿de qué?

—Bueno, verás, yo... —inconscientemente,  MinSeok se iba acercando poco a poco al mayor, pero sin atreverse a mirarlo a los ojos y con la mirada fija al suelo —yo lo siento mucho... no quería que SangHyeok se enojara contigo.

—Oh, MinSeokie... ¡ya te dije que no debes preocuparte por eso! —intuyendo las intenciones de MinSeok, lo rodeó en un abrazo y acarició suavemente su hombro izquierdo —todo salió bien después de todo. ¡Ganamos y Hyeon-Jun pudo lucirse en la jornada!

—Pero no tenías que pasar por eso en primer lugar... fue mi culpa...

—No, MinSeok. Entiende que si yo llegué tarde a casa fue por decisión mía.

—¡Pero si yo no te hubiera llamado, no hubieses tenido esa necesidad de cuidarme y llegar tarde!

—Basta de eso, MinSeok. Ya quedó en el pasado ¿está bien? —lo tranquilizó mientras seguía acariciando al menor —tu bienestar es más importante para mí que un juego que puedo reponer después.

—¿Estás... seguro?

Buscaron las manos que aún tenían libres y las entrelazaron discretamente, actuando cariñosamente ante el tacto que eran capaces de recibir.

—Completamente seguro, MinSeokie.

—Supongo que debería sentirme mucho mejor ahora...

—¿Solo viniste a eso, MinSeokie? —preguntó —siento que tienes algo que no puedes sacarte de encima.

—No, yo... es todo.

MinSeok y MinHyung se hundieron en un corto silencio que era el equivalente a varias horas de agonía. MinSeok ya había terminado de comer, colocando sus pequeñas manos contraídas en sí mismas. MinHyung seguía abrazando al joven que tenía a su lado, proveyéndolo de seguridad.

De repente, MinSeok llevó conectó sus pequeños ojos con los de MinHyung. Se miraron por otro corto lapso de tiempo antes de que el menor articulara algunas palabras. Una vez más, la mirada de MinHyung delataba aquellos sentimientos que no era capaz de decirle al más joven.

STRAY (SECUELA LITTLE GUY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora