Capítulo 57: La Poción de la Verdad

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Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC


La Pirata de los Cielos

Alex y Céline, retornaron, gracias al Traslador. Y apenas pusieron un pie en suelo de Hogwarts, todos se abalanzaron sobre ellos, para preguntarles, qué había pasado.

¡Orquesta de Balas: Bala Cazadora! —Conjuró Céline, desenfundando su arma y disparando al cielo, la bala hizo su trabajo. Ella apenas y podía sostenerse. Estaba muy agotada, mágicamente hablando. — ¡Orquesta de Balas:...! —Gruñó, había usado demasiada magia. — ¡(...) Bala de Captura! —el perpetrador, sabía que tenía que huir, pero, aun así, aquella bala mágica, se aproximó a él y lo encerró en una esfera de hierro, siendo imposible para él, escapar. —Y nunca... jamás... te metas... con una Volkova... —Y seguido de esto, Céline se desmayó.

Al despertar, se encontraba en el ala del hospital. —Hola, cariño.

Céline sonrió. —Hola, Mamá —miró y allí mismo, estaban sus dos madres, junto a su protectora, sus padres biológicos, su hermano, sus novias (Daphne y Tracey) y sus suegros.

Aleksandra la llevó, hasta la habitación de al lado, en donde Dumbledore, estaba con Crouch Jr.

Dumbledore estaba arrodillado ante él, de forma que sus rostros quedaron a la misma altura. —¿Me oye? —le preguntó Dumbledore en voz baja.

El hombre parpadeó. —Sí —respondió. Céline ya lo conocía, era Crouch Jr. un Mortífago, quien se hizo pasar por Moody, algo que ella, pudo ver desde el primer día.

—Me gustaría que nos explicara —dijo Dumbledore con suavidad e intentando en pensar, como ganarse el cariño de la chica, quien claramente, estuvo haciendo algo, contra Jr. en todo ese tiempo, si es que no le dijo a nadie, la información que ella tenía a la mano —cómo ha llegado usted aquí. ¿Cómo se escapó de Azkaban?

Crouch tomó aliento y comenzó a hablar con una voz apagada y carente de expresión: —Mi madre me salvó. Sabía que se estaba muriendo, y persuadió a mi padre para que me liberara como último favor hacia ella. Él la quería como nunca me quiso a mí, así que accedió. Fueron a visitarme. Me dieron un bebedizo de poción multijugos que contenía un cabello de mi madre, y ella tomó la misma poción con un cabello mío. Cada uno adquirió la apariencia del otro. Los Dementores son ciegos: sólo percibieron que habían entrado en Azkaban una persona sana y otra moribunda, y luego que una moribunda y otra sana salían. Mi padre me sacó con la apariencia de mi madre por si había prisioneros mirando por las rejas. Mi madre murió en Azkaban poco después. Hasta el final tuvo cuidado de seguir bebiendo poción multijugos. Fue enterrada con mi nombre y mi apariencia. Todos creyeron que era yo.

— ¿Y qué hizo su padre con usted cuando lo tuvo en casa?

—Utilizó la maldición Imperius. Estuve bajo su control. Me obligó a llevar día y noche una capa invisible. Nuestra Elfina Doméstica siempre estaba conmigo. Era mi guardiana y protectora. Me compadecía. Persuadió a mi padre para que me hiciera de vez en cuando algún regalo: premios por mi buen comportamiento.

— ¿No descubrió nadie que usted seguía vivo? —preguntó Dumbledore—. ¿No lo supo nadie aparte de su padre y la elfina?

—Sí. Una bruja del departamento de mi padre, Bertha Jorkins, llegó a casa con unos papeles para que mi padre los firmara. Mi padre no estaba en aquel momento, así que Winky la hizo pasar y volvió a la cocina, donde me encontraba yo. Pero Bertha Jorkins nos oyó hablar, y escuchó a escondidas. Entendió lo suficiente para comprender quién se escondía bajo la capa invisible. Cuando mi padre volvió a casa, ella se le enfrentó. Para que olvidara lo que había averiguado, le tuvo que echar un encantamiento desmemorizante muy fuerte. Demasiado fuerte: según mi padre, le dañó la memoria para siempre.

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