Cap. 76: Que desastre tan grande.

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Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

La Pirata de los Cielos

Caos.

Esa palabra, podía definir perfectamente, la actual situación frente a la cual se encontraban, tanto la Orden del Fénix, como los Aurores, a lo largo y ancho del país

Habían Mortífagos Apareciendose, por todo el país, atacando a los Muggles. Y los Aurores o la Orden de Fénix, en su mayoría, solo aparecían en aquellos lugares, para usar su magia y atender a los heridos y luego para modificar las memorias sobre lo ocurrido.

Estaba resultando ser, un auténtico día de mierda a los ojos de Amelia Bones, quien al verse superada por la situación y teniendo a todos sus Aurores y Magos de Choque, repartidos a lo largo y ancho del país, pidió ayuda a la Orden del Fénix a través de sus agentes dobles: James Potter y Nymphadora Tonks (sin olvidarnos de Alastor Moody).

La Orden respondió de inmediato, en aquella escuela primaria, topándose con los Mortífagos, con quienes empezaron a combatir y luego los Dementores descendieron sobre ellos.

¿Crees que ya es lo suficientemente malo?

Pues los Mortífagos levantaron barreras que impedirían escapar de ellas, incluso mediante Aparición y desde fuera, arrojaron BombardasConfringosAvadas Kedavras y bastante metralla, al levantar muros y disparar contra ellos.
Pero el trabajo sucio, estaba en manos de los Dementores, a quienes no les importaba perder a un compañero o a tres o a una docena de ellos, a causa de los Patronus, pues estaban hambrientos por conseguir sus almas, al besarlos.

La Orden comenzó a levantar muros de roca y transfigurarlos en acero y diamante.

Sirius y James, pudieron hacer uso de un hechizo de su juventud: — ¡Levicorpus! —Pronto, los Mortífagos gritaban, cuando fueron levantados de sus tobillos. — ¡Accio: Máscara Mortífago! —Las máscaras les fueron despojadas de los rostros horrorizados de los Mortífagos, viendo como los Dementores se alejaban de lo que pronto era, un domo de Expecto Patronum e ibann hacia las almas desprotegidas (también conocidos como Mortífagos), quienes gritaban, al ser besados.

— ¡HESTIA! —gritó Molly Weasley, mientras veía a un Dementor, alcanzar a su amiga, besarla, tomar su alma y dejarla caer al suelo,  con un sonido sordo.

Solo entonces, la Orden se percató de que sus Patronus, se estaban disipando.

Sirius y James, pudieron hacer uso de un hechizo de su juventud: — ¡Levicorpus! —Pronto, los Mortífagos gritaban, cuando fueron levantados de sus tobillos. — ¡Accio: Máscara Mortífago! —Las máscaras les fueron despojadas de los rostros horrorizados de los Mortífagos, viendo como los Dementores se alejaban de lo que pronto era, un domo de Expecto Patronum e ibann hacia las almas desprotegidas (también conocidos como Mortífagos), quienes gritaban, al ser besados.

— ¡HESTIA! —gritó Molly Weasley, mientras veía a un Dementor, alcanzar a su amiga, besarla, tomar su alma y dejarla caer al suelo,  con un sonido sordo.

Solo entonces, la Orden se percató de que sus Patronus, se estaban disipando.

— ¡NO, YO NO! —Gritó el anciano miembro de la Orden.

— "Mundungus" —susurraron Remus y Nymphadora, al ver al ladrón y estafador, ser besado y su cuerpo caer al suelo, al igual que el de Hestia.

Seis o quizás diez minutos después, Emmeline Vance y Andrew Westernberg, eran besados por los Dementores.

La Orden se estaba agotando mágicamente.

Sostener el Patronus, no era fácil.

Era una magia muy complicada.

Lily Potter, derramando una lágrima desesperanza, invocó su Patronus. Su siervo plateado y lo envió a la casa Black, para... despedirse de sus hijos, a quienes vio esa misma mañana, por última vez.

Cuando el ciervo plateado, llego al #12 de Grimmauld Place, encontró a los hermanos en la biblioteca y la voz de Lily, saliendo del ciervo, les contó en dónde estaban, lo que ocurría, la trampa de los Mortífagos y como ta habían perdido a tres miembros de la Orden.

Sintiendo la sangre Gryffindor de James y Lily Potter, burbujeando en sus venas, los hermanos saltaron de sus asientos y corrieron hacia su habitación, tomaron sus varitas y escobas y partieron rápidamente, hacia el lugar.

— ¡CÉLINE! —Gritó Alex, su hermana lo miró y señaló hacía atrás.

— ¡Mortífagos! —gruñó ella. —Sigue hacia adelante en invoca el Patronus en cuanto te sea posible... —se volvió hacía los Mortífagos — ¡Bombarda! —Pero ellos la esquivaron.

— ¡Avada Kedavra!

Los hermanos pusieron los ojos en blanco, ¿es que acaso los Mortífagos no entendían, que eso no servía?

Los hermanos, los esquivaban tan perfectamente bien, que los Mortífagos solo estaban malgastando su magia, tontamente.

— ¡Accio: Pavimento! —Los Mortífagos escucharon anonadados, sin imaginarse lo que quería hacer Volkova... —El pavimento se levantó delante de ellos, como un muro y al ir tan rápido, no pudieron frenar o desviarse, solo dejando detrás de sí, astillas de madera, sangre, órganos y piel. —Ahora sí, lo que tenemos que concentrarnos...

— ¡Allí! —dijo Alex.

—Sígueme, Alex —dijo Céline, mientras ascendía, con su hermano a la espalda. — ¡Bombarda!

— ¡Confringo! —respondió Alex.

Se miraron y lo supieron. Pensaron en sus recuerdos más felices y apreciados. —¡Expecto Patronum! —Él humo plateado, resultó en un único Patronus de un tamaño colosal con forma de polilla, que descendió directamente, solo después de que los Mortífagos fueran asesinados y las barreras fueran destruidas.

Los Dementores fueron destruidos, cuando una polilla plateada colosal, les cayó encima, como si fuera una bomba.

La Orden del Fénix, vio descender a los gemelos Potter, quienes sonrientes, fueron a abrazar a sus padres con fuerza, entre lágrimas.
Era una escena preciosa.

Veinte minutos después; sala del #12 de Grimmauld Place.

Albus Dumbledore sabía, que debería de estar en una reunion privada con su espía, Severus Snape, para hablar "calmada" y libremente del tema. Pero el anciano estaba tan enfadado, que poco le importaba, si la Orden lo escuchaba. — ¡ME DIJISTE QUE SOLO SERÍA IR Y COMBATIR A LOS DEMENTORES! ¡Resultó ser una trampa directa contra la Orden, donde perdimos a Jones, a Fletcher, a Vance y a Westernberg! —Nunca antes, lo habían visto tan furioso, aunque nadie lo culpaba. — ¡ESTUVIMOS A PUNTO DE PERDERLOS A TODOS! —Rugió,  totalmente fuera de sí. Si la Orden caía, ¿entonces quienes enfrentarían a Voldemort? Albus sabía, que no nunca podría dejarlo en manos de Céline a causa de cuan manchadas estaban sus manos de sangre Mortífaga y aún más ahora. Se horrorizó al darse cuenta de que ahora, también las manos de Alex, estaban manchadas de sangre. — ¡Minerva,  el matrimonio Weasley, su primogénito William y Dedalus, están bajo Códigos Rojos en San Mungo y no sabemos si lo lograrán!

—Te lo conté tan y como yo lo entendí en un primer momento. —explicó Severus lentamente —En cuanto me di cuenta, de lo distinto que sería todo, no se me permitió salir de la vista del Señor Oscuro.

—Eso no me importa ahora mismo, Severus —gruñó Dumbledore, antes de quedarse en silencio, junto a Severus... y toda la Orden.

La Orden ahora veía que Dumbledore dejaba de depositar su Fé ciega en Snape, cosa que era celebrada por los tres Merodeadores y Lily.

Snape salió de la casa de Sirius, furioso.

La Pirata de los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora