Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.
Solo nos pertenecen los OC.
La Pirata de los Cielos
—Profesora... por favor... Usted, usted no...
— ¡No me digas lo que puedo o no puedo hacer; Draco Malfoy! Ahora, vuelve a tu Sala Común. Nunca me he sentido tan avergonzada de alumnos de Slytherin.
Ciento cincuenta puntos perdidos. Eso situaba a Slytherin en el último lugar. En una noche, habían acabado con cualquier posibilidad de que Slytherin ganara la copa de la casa. Draco sentía como si le retorcieran el estómago. ¿Cómo podrían arreglarlo? El heredero Malfoy no durmió aquella noche.
Tenía que vengarse de Céline Volkova y su patético hermano: Alex Potter, ¿pero ¿cómo? Draco se pasaba las manos por la cara, tenía miedo de que amaneciera. ¿Qué sucedería cuando el resto de los de Slytherin descubrieran lo que ellos habían hecho?
Al principio, los Slytherins que pasaban por el gigantesco reloj de arena, que informaba de la puntuación de la casa, pensaron que había un error. ¿Cómo iban a tener súbitamente, ciento cincuenta puntos menos que el día anterior? Y luego, se propagó la historia. Draco Malfoy; el famoso Draco Malfoy, aquél que se la pasaba hablando de su padre, el bufón de Slytherin, les había hecho perder todos esos puntos, al intentar meter en problemas al Niño-Que-Vivió.
Todo había sido por andar averiguando y espiando.
Pero además de este asunto del aprender Magia Oscura, el Dragón y de la Piedra Filosofal, Céline, Daphne y Tracy, tenían que concentrarse, debido a que se aproximaran los exámenes. Las lecciones que tenía que repasar alejaban sus desgracias de su mente. Ellos tres se quedaban juntos, trabajando hasta altas horas de la noche, tratando de recordar los ingredientes de complicadas pociones, aprendiendo de memoria hechizos y encantamientos y repitiendo las fechas de descubrimientos mágicos y rebeliones de los gnomos. Las chicas acercaron un mapa de Júpiter a su mesa y comenzaron a aprender los nombres de sus lunas.
A la mañana siguiente, durante el desayuno, llegó una nota para Malfoy, quien palideció y nuevamente, maldijo entre dientes a Potter, a su hermana, a Greengrass y Davies.
"Tu castigo tendrá lugar a las once de la noche. El señor Filch te espera en el vestíbulo de entrada.
Prof. M. McGonagall"
En medio del furor que sentía por los puntos perdidos, Draco había olvidado que todavía le quedaban los castigos. A las once de aquella noche, se despidió de Crabbe y Goyle en la sala común y subió al vestíbulo de entrada. Filch ya estaba allí —Sígueme —dijo Filch, encendiendo un farol y conduciéndolos hacia fuera—. Seguro que te lo pensarás dos veces antes de faltar a otra regla de la escuela, ¿verdad? —dijo, mirándolo con aire burlón—. Oh, sí... trabajo duro y dolor son los mejores maestros, si quieres mi opinión... es una lástima que hayan abandonado los viejos castigos... colgarte de las muñecas, del techo, unos pocos días. Yo todavía tengo las cadenas en mi oficina, las mantengo engrasadas por si alguna vez se necesitan... Bien, allá vamos, y no pienses en escapar, porque será peor para tu si lo haces. —Marcharon cruzando el oscuro parque. Debía de ser algo verdaderamente horrible, o Filch no estaría tan contento. La luna brillaba, pero las nubes la tapaban, dejándolo en la oscuridad. Delante, Draco pudo ver las ventanas iluminadas de la cabaña de Hagrid. Entonces oyeron un grito lejano.
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La Pirata de los Cielos
FanficSi Albus Dumbledore, hubiera sido humilde y no hubiera intentado manipular dos profecías (una consciente de su existencia, pero no la otra), entonces, el resultado podría haber sido otro: Él permitió que su arrogancia, le superara. Y todo se arruinó...