Capítulo 48: El Torneo de los Tres Magos

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Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.


La Pirata de los Cielos

Céline y Alex, subieron al Expreso de Hogwarts y se separaron. La espesa lluvia salpicaba en las ventanillas con tal fuerza que apenas distinguían nada del exterior.

Pronto, Daphne y Tracy, se unieron a Céline.

Tracy suspiró, mientras se abrazaba a sí misma, todavía asustada por el evento en los Mundiales. —Dios mío, que susto el que me he llevado con eso del ataque de los Mortífagos...

"¡Shh!" —susurró de pronto Daphne, poniéndose un dedo en los labios y señalando el compartimiento de al lado.

Los tres aguzaron el oído y, a través de la puerta entreabierta, oyeron una voz familiar que arrastraba las palabras. —... Mi padre pensó en enviarme a Durmstrang antes que Hogwarts. Conoce al director. Bueno, ya sabéis lo que piensa de Dumbledore: A ése le gustan demasiado los Sangre Sucia... En cambio, en el Instituto Durmstrang no admiten a ese tipo de chusma. Pero a mi madre no le gustaba la idea de que yo fuera al colegio tan lejos. Mi padre dice que en Durmstrang tienen una actitud mucho más sensata que en Hogwarts con respecto a las Artes Oscuras. Los alumnos de Durmstrang las aprenden de verdad: no tienen únicamente esa porquería de defensa contra ellas que tenemos.

—Así que piensa que Durmstrang le hubiera venido mejor, ¿no? —dijo irritada Daphne—. Me gustaría que lo hubieran llevado allí. De esa forma no tendríamos que aguantarlo. Es la escuela Búlgara.

Escucharon como se abría su compartimiento y aparecían los rostros de Draco, Crabbe y Goyle. — ¿Así que vas a participar, Potter? Supongo que sí, nunca dejas pasar una oportunidad de exhibirte, ¿a qué no? —ninguno de los tres habló. — ¡No me digas que no lo sabéis! —dijo muy contento—. ¿Tú tienes en el Ministerio a un padre y un hermano, y no lo sabes? Dios mío, mi padre me lo dijo hace un siglo... Cornelius Fudge se lo explicó. Pero, claro, mi padre siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio...

—Supongo que debemos de avisar al Ministerio, que Lord Malfoy está dejando correr información confidencial entonces, ¿verdad, Malfoy? —Draco saltó del susto que le pegó Céline, al tiempo que intentaba girarse para encararla, solo para caerse de culo y que Alex, Hermione, Ron, Céline, Daphne y Tracy, lanzaran carcajadas, aullando como lobos, mientras que un humillado Draco, se alejaba.

— ¿De qué estaba hablando? —Preguntó Hermione confundida.

—El torneo entre Beauxbatons, Durmstrang y Hogwarts, que se llevará a cabo este año —explicó Daphne sonriente, guiñándoles un ojo, mientras ellas volvían a su compartimiento y comenzaban a cambiarse.


Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal. Pegando la cara a la ventanilla, Harry podía ver cada vez más próximo el castillo de Hogwarts, con sus numerosos ventanales iluminados reluciendo borrosamente tras la cortina de lluvia. Los rayos cruzaban el cielo cuando su carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra. Los que ocupaban los carruajes de delante corrían ya subiendo los escalones para entrar en el castillo. También Alex, Ron, Hermione y Neville saltaron del carruaje y subieron la escalinata a toda prisa, y sólo levantaron la vista cuando se hallaron a cubierto en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas y ante la majestuosa escalinata de mármol.

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