Arizona
Estacioné mi auto frente a la casa de Callie, respiré profundo antes de bajar y tocar a su puerta. Estaba algo nerviosa y la verdad ni siquiera sabía cómo comenzar esa... acción.Esperé fuera, mientras mis manos sudaban y mi corazón parecía salirse de mi pecho. Ella por fin abrió, con una sonrisa en sus labios.
—Pasa.
—Cada vez que entro a tu hogar veo cosas nuevas, como ese cuadro tuyo —me acerqué para observarlo mejor.
En la fotografía podía apreciarse una pequeña morena en los brazos de su padre.
—Si, esa foto es de cuando cumplí siete años —dijo melancólica. —No siempre lo recuerdo así de feliz...
—¿Por qué?
—Porque esa foto la tomó mi madre.
Mierda. Gran manera de calentar el lugar.
—¿Quieres algo de beber?
Negué.
—Estoy bien así —me giré a verla.
Callie no podía esconder su maldita y sensual sonrisa. Estaba comenzando a ponerme nerviosa.
Caminé hacia su sofá y me senté allí, llevaba una falda rosa, por lo que junté mis piernas con cuidado. La latina hizo lo mismo, pero ella pasó su brazo por mi hombros, abrazándome.
—Sabes que podemos esperar, ¿verdad?
—No quiero esperar —susurré en su oído.
Calliope tomó mi rostro y comenzó a besar mis labios con ternura. Mis manos fueron a parar directamente a su cintura, obligándola a acercarse más a mi. Sentí su respiración entrecortada, por lo que sonreí.
—No es gracioso —dijo mientras besaba mi cuello.
—Yo creo que sí.
Sus manos tomaron mis muslos, sentándome sobre ella a horcajadas.
—Callie... —jadee cuando su lengua hizo círculos en mi cuello.
—¿Si?
—Vamos a tu cuarto —la observé con una pequeña sonrisa.
Calliope se levantó del sofá, agarró mi mano y me guió hasta la habitación. Dentro, cerró la puerta, mientras yo me sentaba en su cama.
Ella simplemente se recostó allí y comenzó a besarme con dulzura... Nunca había sentido algo parecido.
—¿Puedo? —preguntó antes de quitarme la sudadera.
Asentí y así lo hizo, se quedó algunos segundos observando mi cuerpo, pasaba su dedo por mi estómago, acariciándolo.
—Eres preciosa —susurró en mi oído, para luego tocar mis pechos por encima de la tela de mi brasier.
Jadee.
Antes de quitarlo, nuevamente pidió permiso, lo cual me fascinó.
Su boca bajó hasta mis pechos, los mordió y chupó a su antojo, mientras yo gemía apenas. Sus manos fueron directamente a mi falda y la quitó con cuidado, pero yo también quería ver más, por lo que saqué su sudadera y brasier de su cuerpo.
No podía dejar de observarla; su piel morena, sus pequeños lunares esparcidos por todos lados. Mordí mi labio inferior al pensar cómo sería besar sus pechos.
Callie terminó por quitar su pantalón y me observó, nuevamente besó mis labios mientras su rodilla se escabullía entre mis piernas, haciendo presión.
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Blondie
Fanfiction"Sobre todo, te odio porque pienso en ti. A menudo. Es repulsivo, pero no puedo evitarlo." - El príncipe cruel.