Capítulo 35: "Lucía"

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Calliope
Los cuatro estábamos sentados en la mesa, Arizona se notaba incómoda y solo quería sacarla de esta estúpida escena familiar.

—¿Ella es tu novia? —dijo mi madre y le dió un sorbo a su café.

—No te interesa.

—¿Desde cuándo eres tan impertinente?

—¿Cómo lo sabrías? Nunca estuviste —gruñí.

—Calliope... —mi padre me reprochó.

—Me recuerdas, ¿verdad? —Lucía se dirigió a mi novia.

Arizona asintió.

—Ya veo porqué la protegías tanto...

—Ya basta, no le hables. No tienes derecho a hacerlo —golpeé la mesa con mi mano.

—Solo quiero saber que has estado haciendo...

—¡No! —me puse de pie. —¡No quiero que lo sepas! ¡Nos abandonaste! ¡Nunca fuiste mi madre y ya no lo serás, eres solo una mujer extraña!

La rubia se puso de pie y tomó mi brazo para intentar tranquilizarme.

—Callie... —mi padre se pronunció.

—¿Y tú la traes aquí? ¿Después de todo lo que te hizo? —grité.

—Tengo cáncer —soltó por fin. —Quiero pasar mis últimos meses de vida con mi familia.

Entre abrí los labios. Esto había sido un golpe fuerte, me hubiera desestabilizado si no fuese por Arizona.

—¿Tú...?

—Tengo cáncer terminal, necesité decírselo a tu padre para que nos sacáramos la duda de si esto era genético, pero no lo es... Solo quiero remediar lo que te hice cariño.

Mi madre se acercó a mi e intentó acariciar mi rostro, pero me alejé.

—Déjame ver si lo entiendo, ¿estás queriendo acercarte a mi solo porque vas a morir? —fruncí el ceño. —Tuviste muchos años para acercarte Lucía, si no estuvieras muriendo esto no sucedería... No quieres acercarte a mi, quieres quedar como la madre perfecta y eso no sucederá.

—Callie —Arizona susurró.

—¿Qué sucedió? ¿Tu amante ya te dejó? —gruñí.

—¡Suficiente! —gritó mi padre. —Tu madre está débil, no puedes hablarle así ¿desde cuándo eres tan insolente?

—Esta mujer no estará en mi vida —sentencié.

Tomé la mano de Arizona y nos saqué de allí.

Di un portazo y nos encerré en mi cuarto.

—Realmente lamento esta situación —susurré.

—Hey, está bien. No es nada —Arizona se acercó a mi y me abrazó.

Ambas nos sentamos en mi cama.

—Mientras tú estes bien, yo estaré bien.

—No entiendo por qué hace esto —lloriquee. —Ella nunca me quiso.

—Callie... no creo que ella no te quiera, yo creo que ella se equivocó, así como lo hace el resto del mundo cariño —la rubia levantó mi rostro para que pudiese verla. —Sé que es duro para ti y te entiendo, pero... quizás ella merezca la oportunidad de arreglarlo antes de irse.

Negué.

—¿Tu también estás en mi contra?

—Nadie está en tu contra, tú puedes hacer lo que quieras, solo te aconsejo lo que creo será mejor para ti pequeña.

Apreté mis labios y me hundí en su cuello como una niña. Arizona acarició mi espalda durante varios minutos, hasta que el cansancio se apoderó de mi y me quedé completamente dormida.

Arizona
Apenas sentí que la morena se había dormido, la arropé y besé su frente. Bajé a la cocina para beber un poco de agua cuando me encontré con que Lucía y Carlos aún seguían allí.

Carraspee.

—Arizona —Carlos se puso de pie. —¿Callie está bien?

—No debieron hacerle eso... —me puse firme. —No debieron ser tan duros con ella.

—¿Nosotros fuimos duros? —habló su madre. —¿Has oído lo que me dijo?

—Mire Lucía, no quiero faltarle el respeto, pero usted literalmente desapareció de la vida de Calliope. La dejó sola con un hombre que está más en el trabajo que en su propia casa —me crucé de brazos. —¿Qué esperaba? ¿Que Calliope corriera a sus brazos y se pusiera feliz de que su madre por fin quiere hacerse cargo de ella? Es una completa locura.

Respiré profundamente.

—Solo les diré una cosa —me apoyé en la mesa. —Yo jamás me opondría a que usted cree una relación con Callie, pero óigame bien, si usted llega a lastimar a mi novia, no me hago responsable de como yo pueda responder.

—¿Me estás amenazando? —Lucía se puso de pie.

—Tómeselo como usted quiera, no dejaré que vuelva a dañar a Callie, ya ha hecho suficiente.

Ambos se quedaron en silencio, volví al cuarto de Callie, la cual estaba sentada en la cama, observándome.

—Yo... Lamento si escuchaste eso, solo quería...

—Gracias —me interrumpió con una sonrisa. —Creo que eres la única persona que me ha defendido de esa manera.

Bajé la mirada avergonzada.

—Ven a recostarte miniatura amenazante —rió.

—¡Oye! —refunfuñé, me quité mi vestido, me coloqué un pijama suyo y me recosté a su lado. —Solo eres 5 centímetros más alta.

—Siempre mientes Arizona —la latina se carcajeó. —Debes medir como un metro cuarenta y nueve.

Golpeé su frente.

—Respétame —reí.

La morena se carcajeó y por último besó mis labios.

—Eres tan hermosa Arizona, podría mirarte toda mi vida.

—Ya basta —susurré.

—¿Quieres casarte conmigo?

Abrí mis ojos.

—Es decir, no ahora —rió nerviosa. — Cuando seamos más grandes.

—Mm, déjamelo pensar...

—Di que si, por favor —Callie me observó con sus ojos de cachorro.

—No lo sé... tal vez —observé su rostro triste y carcajee. —Claro que me casaré contigo.

—¡Me habías asustado!

Besé sus labios con amor, ella se colocó encima mío y me observó con sus ojos brillantes.

—¿Quieres seguir lo que ocurrió en el coche?

—Es una propuesta difícil de rechazar —susurré en su oído.

—Entonces no lo hagas.

Pasé mi mano por debajo de su sudadera hasta llegar a sus espalda, la acerqué y besé con pasión, pero por sobre todo, con mucho amor.

BlondieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora