Capítulo 22: "Shooter"

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Calliope
Parecía ser un día agradable, Arizona y yo estábamos en el baño. Casi era el receso y la rubia había manchado su blusa con café, entre risas intentamos quitárselo, pero parecía imposible.

Entonces, una alarma comenzó a sonar con fuerza, por los altavoces la directora pedía quedarnos en los salones ya que teníamos un código rojo.

—¿Qué significa código rojo? —preguntó mi novia.

—Hay un tirador... Pero debe ser solo un simulacro —intenté calmarla.

Nos quedamos donde estábamos, la mancha aún no salía.

La rubia subió su cabeza de repente cuando un disparo se sintió en el pasillo. Ambas nos miramos asustadas. Tomé la mano de Arizona y nos metí en uno de los baños individuales.

Nos pusimos de pie sobre el inodoro.

La rubia tragó saliva con fuerza, pude ver sus manos temblar, aunque ella intentaba disfrazarlo.

Estaba completamente asustada, pero mi chica se veía realmente temerosa, por lo que mantuve la compostura y le rogué que se quedara tranquila.

Muchos más disparos resonaron y Arizona no pude evitar llorar, su maquillaje estaba corrido, ella comenzó a rezar.

Sacó su móvil, supuse que era para enviar un mensaje, pero debido a sus manos temblorosas este se cayó directamente al retrete.

—Callie, vamos a morir —susurró.

—Nada nos sucederá, estamos bien, ¿si?

Asintió.

Después de un rato, las cosas parecían haberse calmado. Aún así, me negué a salir hasta que un oficial viniera por nosotras, no sabíamos qué tan seguro era.

"Tú, tú no puedes, no puedes atraparme ahora
You, you can't, you can't catch me now
Voy como una tormenta a tu ciudad
I'm coming like a storm into your town
No puedes, no puedes atraparme ahora
You can't, you can't catch me now
Estoy más alto que las esperanzas que derribaste
I'm higher than the hopes that you brought down
No puedes, no puedes atraparme ahora
You can't, you can't catch me now"

—Arizona —llamé su atención y ella se volteó a verme. —Quítate los tacones —susurré.

Esta hizo rápidamente lo que le pedí y los dejó sobre la caja del retrete.

No quería ser negativa, pero, si por algún motivo teníamos que correr, la necesitaria descalza rápidamente.

—¿Dónde estará mi presa? —preguntó una voz que estaba demasiado cerca.

Arizona me miró con los ojos abiertos.
Si, yo sabía lo que ella había notado.

Esa era la voz de la pequeña y (no tan) dulce, Penélope Blake.

—Arizona... —la llamó calmada. —¡Sal rubia tonta! —gritó.

La respiración de la rubia comenzó a ser escasa, casi no podía mantenerse de pie debido al nerviosismo.

Penélope quería matarla.

Arizona no pudo contener su llanto intenso, le pedí que no hiciera ruido ya que la pelirroja estaba demasiado cerca.

Escuché sus pasos, como se acercaban cada vez más al baño, hasta que la puerta del mismo se abrió de par en par.

—Parece que mi casería ha llegado a su fin —rió. —Puedes salir pequeña bolsa de mierda.

Penny comenzó a abrir cada puerta individual, estas se abrían hacia afuera, así que en cuanto ella llegó a la nuestra, pateé con fuerza la misma, proporcionándole un buen golpe.

—¡Maldita sea! —gritó tapando su nariz.

Tomé a Arizona y la coloqué detrás de mí, generando un escudo humano.

—No me esperaba menos de ti Calliope —rió mientras su rostro sangraba. —Siempre protegiendo a quien no lo merece.

—Penny, esto debe parar —dije asustada.

—¿Parar? Esto solo terminará cuando esa idiota esté muerta y tu seas solo mía.

—¿Realmente crees que estaré contigo después de todo esto?

—¡Entonces te obligaré a ser mía! —gritó. —¡Esa idiota solo te alejó de mí, puedes amarme si te lo propones¡ ¡Casi tanto como te amo yo!

—¡Yo la amo a ella!

Penélope comenzó a mirar hacia los lados, pensando en algo o en todo al menos.

—Si no eres mía, no serás de nadie Calliope.

Me apuntó directamente con el arma.

—¡No! —Arizona dió un grito ahogado y se posicionó frente a mí. —Es a mi a quién quieres, ¿no?... Vamos, dispárame, pero deja a Calliope tranquila, por favor.

—¿Esto no les parece super tierno? —rió. —Las amantes dando la vida por el amor —se burló.

Quise volver a mi posición anterior, pero la rubia no me lo permitió.

—¡Vamos, dispara! —gritó.

—Adoro que la mierda piense que con esto arreglará todo el daño que hizo.

—Solo... hazlo Penélope.

—Bien, si así me lo pides —sonrió y apuntó a Arizona con la pistola.

La rubia tomó mi mano con fuerza, pude verla cerrar los ojos con fuerza, esperando morir.

Un fuerte ruido irrumpió en nuestros oídos... Pero no era una bala, era algo mejor.

—Esa perra si que está loca —dijo Amelia con un pedazo de madera en sus manos.

Penélope estaba tendida en el piso, inconsciente.

Arizona se dejó caer de rodillas en el suelo, llorando incontrolablemente. Su amiga, pateó lejos el arma, mientras yo abrazaba a la rubia con fuerza. En cuestión de segundos, la chica estaba desmayada en mis brazos.

[...]

Nos evacuaron del instituto, claro que a Penélope la esposaron y llevaron en una ambulancia debido al golpe que Amelia le había dado. Ella realmente había salvado nuestras vidas.

Arizona se encontraba sentada en una ambulancia, su mirada parecía estar perdida. Me acerqué a ella lentamente.

—¿Cómo te sientes?

Sus ojos cristalinos buscaron los míos.

Y solo entonces lo noté. La bala no había atravesado su corazón, pero algo había muerto en Arizona ese día.

—Esto es mi culpa —susurró.

—¿Qué estás diciendo? Esto jamás podría haber sido tu culpa.

—Callie —me observó con lágrimas en los ojos. —Murieron 10 estudiantes por mi culpa, si ella me hubiera encontrado antes nada de esto hubiera sucedido.... —susurró.

—Tú no apretaste el gatillo.

—Pero yo fui quien creó ese monstruo... Yo le hice la vida imposible a Penélope —negó entre lágrimas. —Si yo hubiera sido mejor persona...

—Arizona —la tomé de ambos brazos. —No puedes culparte por esto.

No pude encontrar el brillo en sus ojos. Parecía un cadáver con un corazón que aún latía.

—¡Arizona! —Bárbara corrió hacia nosotras gritando y llorando. La abrazó con fuerza. —Gracias a Dios que estás bien.

La rubia limpió sus lágrimas y abrazó a su madre.

—Callie, ¿tú estás bien?

Asentí.

Pocos minutos después, mi padre llegó.

Ese día tuve que separarme de Arizona, pero jamás podré olvidar lo rota que pudo llegar a estar, lo muerta y triste que quedó luego de eso.

Y alejarme de ella ese día, sigue siendo uno de mis más grandes errores.

BlondieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora