Finally you.

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seonwoo, o sunoo, como prefieran llamarlo; no solo era un adolescente en proceso de crecer y ir cambiando etapas, sino que estaba pasando por su primera rotura de amor, algo que para muchos a esta edad era algo normal ya, pero para él era todo lo contrario; algo mucho mas haya de algo superficial.

pero, ¿como una persona podía simplemente no irse con la persona que tanto adoraba? bueno, podrían existir miles de respuestas y miles de dudas, pero la cruda realidad era que por mucho que lograse escapar de aquel sufrimiento, aunque se cambiase el apellido, aunque intentará aparentar ser otra persona completamente diferente a la persona que era ahora, aunque se cambie de continente o aunque intente tener nuevos amigos, no quitaba el hecho de que había nació en una familia cristiana, por lo que ciertamente no era algo de lo que se terminaba de enorgullecer.

este último año de secundaria iba a ser duro, no por su nueva y reciploca rotura, en realidad iba mas allá que por el cambio de curso; ¿será lo suficientemente bueno como para tener amigos este ciclo escolar?

primer día de clases y eso lo tenía los pelos de punta, estaba en un punto en donde estaba a nada de saltarse el primera día, pues era mas como una guía mas que nada y eso lo conocía perfectamente porque sunghoon le había comentado sobre aquella guía principal.
oh, ahí estaba nuevamente, comparando cosas con él.

tomo la correa de su mochila con fuerza mientras atravesaba los pasillos llenos de gente, todos estaban con su mismo uniforme, todos tenían su misma edad, todos compartían curso con él, todos tenían algo relacionado con él, otros quizás tenían su mismo apellido, otros tal vez solo podían llegar a compartir el mismo mes de cumpleaños, uno tendría que compartir banco con él, otros tendrían que convivir con él a diario y aun asi se seguía sintiendo indiferente al resto. ¿qué es este sentimiento o pensamiento que tenía?

camino hasta su nuevo salón tratando de reconocer las caras de todos, este año si eran todos completamente extraños y eso le aterraba, una vez más camino hasta el mismo banco de todos los años pero en un salón diferente al del anterior, se sentó dejando su mochila a un costado de la mesa y tan solo se dedicó a verse las manos, ¿celular? ¿qué se suponía que haría sin su celular en clases? ¿qué le había pasado? oh, bueno. ¿recuerdan el día que se escapó de la iglesia para ir a despedirse de sunghoon? bueno, al regresar a su casa lo primera que le dio la bienvenida fue su querida y agradable madre estrellandole el celular en el suelo mientras le repetía una y otra vez las mismas palabras de siempre: "que asco me das". es irónico, ¿no? que tu propia progenitora sea alguien que te trate como el infierno solo por algo que es normal para todos, excepto para los de su edad.

miro a un punto fijo mientras mordía su mejilla por dentro, esas últimas semanas tan solo se la había pasado en su habitación remplanteandose el hecho del porqué aun seguía ahí, tan siquiera podía salir al patio de su casa y a eso se dedicó su madre a aclararle perfectamente unas semanas antes de empezar las clases.

las risas de sus nuevos compañeros resonaban como si tuviese un parlante a un costado de su oreja con el volumen a cien, cada vez se iba intensificando tanto hasta tal punto de querer correr de ahí.

-¡Hey, Sunghoon! ¡Aqui!

corrió la cara hacia un costado con la esperanza de que sea él, ¿sunghoon? ¿quien era él? ¿song sunghoon? perfecto, ahora tendría que convivir con un sunghoon que tan siquiera llegaba a conocer, solo conocia su nombre y es que tampoco era la gran cosa porque no era el sunghoon que él conocía a la perfección y que quisiera haber visto atravesar aquella puerta.

mordió su labio nervioso y atontado por haber echo aquello; ¿qué pasaba con él?

-¡Sunoo! ¡Dios mio, pensé que no te vería mas!

𝘾𝙧𝙪𝙣𝙘𝙝. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora