los días pasaban como siglos, la soledad lo acompañaba tanto que ya no se sentía solo como la primera semana que pasó, pero los recuerdos y nostalgia no paraban de pasar por su mente.
era fin de semana y por supuesto iba obligado a la iglesia. su madre aun lo seguía viendo cómo repugnio y su hermana solo seguía con su vida como si nada hubiese pasado. ahora mas que nada sunoo se tendría que mantener fuerte si es que quería seguir adelante; su propia familia le había dado la espalda y no solo eso, sino que su propia madre lo mando a que le laven todo el cuerpo con agua bendita, y lo digo enserio. estaba tan loca y paranoica que ya no sabía que hacer con el cuerpo de su propio hijo.
se terminó de poner la corbata y miro la hora en la alarma que reposando a un costado de su cama, se dio una última vista en el espejo y tomo su saco bajando, tratando de esquivar a toda costa a su madre. camino hasta la salida y se puso sus zapatillas de siempre y salió de casa, por mas que tuviese la oportunidad de irse a otra parte que no sea la iglesia no podía porque sabía que si eso llegase a pasar, literalmente su madre lo echaba de casa y lo mas probable es que se terminaría cambiando el apellido y comenzaría a fingir que tiene demencia con tal de no hacerle honor a su único hijo, porque claro, su hija era la chica mas talentosa, inteligente y la mas educada, cosa que sunoo nunca "heredo".
paso de volada por la casa de sunghoon viendo que no había ninguno auto fuera de la construcción, así que supuso que ya había ido hasta la iglesia. desde la última vez que había visto a sunghoon, en ningún momento lo había visto en la iglesia, su padre no faltaba por nada del mundo, solo que estás últimas semanas ni siquiera le dirigía la mirada a la familia kim, y por eso también iba en parte el enojo de la señora kim le cargaba a su hijo.
al llegar tan solo se dispuso a saludar a las personas de su camino y a lo lejos solo pudo ver a jake, con él las cosas iban bien, solo que sunoo había puesto un alto en su amistad por miedo a que las cosas se diesen como papales picados caer del cielo y por el miedo que sentía de ser juzgado si es que alguna vez esté se llegase a enterar de las cosas ocurridas.
miro para todas partes en busca de algún consuelo para huir de ahí y no seguir viviendo en aquella miserable vida que tanto cargaba desde el día que nació; quizás las cosas no hubiesen salido así si no hubiese nacido en una familia cristiana,
quizás las cosas no serían así si hubiera sido un poco mas sigiloso y cuidadoso, quizás las cosas no hubiesen acabado así desde un principio no hubiese aceptado tener aquella aventura en secreto de todos.suspiró pesado recordando aquel día, aunque no pareciera ese día llego a su casa mientras daba saltitos de felicidad al ver que era mutuo, al ver que está vez ninguno iba a tener que alejarse porque no era correspondido. era la personas mas feliz em ese entonces, tanto así que no lo supo valorar al cien por ciento.
salió de su trance al escuchar una voz, esperanzado a que sea la de él.
—¡Hey, sunoo! Tanto tiempo, ¿como has estado?
se acercó Jake mirándolo con una sonrisa de oreja a oreja.
se sintió feliz porque por primera vez en semanas alguien le había sonreído. le devolvió el saludo también con una sonrisa bastante fingida como para ser realista.
—Bien, ¿y tu?
—Bien... aunque últimamente te veo solo y alejado de todos. ¿Está todo bien?
—Si, ¿por qué no tendría que no estarlo?
—Bueno, tal vez sea solo cosa mía. — se quedó callado unos cuantos segundos y luego lo miro—. Aunque te veo bastante bien por la noticia de Sunghoon.
enseguida toda la atención de sunoo se poso en las palabras del castaño.
—¿Qu-qué noticia?
—¿Acaso no lo sabes? Pensé que si, bueno al verte siempre con Sunghoon supuse que eran mejores amigos.