29 PRIMERA BATALLA

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En una tierra envuelta en disputas y tensiones entre los reinos de Elariel, una batalla menor estalló en las fronteras, alimentada por desacuerdos territoriales y rivalidades ancestrales provocadas por el hechizo de las Parcas. Todos creíamos que nuestros enemigos eran los respectivos reinos que estaban al lado y nos hicieron creer que querían algo nuestro, robarnos el oro, las tierras, que nos querían quitar soldados. Todo eso nos lo hicieron creer a cada uno de los reinos.

Unos creyeron que mi reino quería robarles el poder por mis antiguos ancestros, El reino de la Luna eterna creía que el Reino de las Montañas Celestiales quería robarles la luna que brillaba todas las noches y así con todos los reinos. Estábamos enfrentados, no podíamos hacer nada con una magia tan oscura, a parte de eso ni siquiera nos habíamos dado ni cuenta. Era como si no supiéramos nuestra verdadera identidad y nuestros verdaderos valores. Es como si se nos hubiera olvidado que lo importante era trabajar en equipo para derrotar a los verdaderos enemigos. Todo era muy confuso. 😕

Mientras los ejércitos se enfrentaban en el campo de batalla, una presencia ominosa surcó los cielos: las Parcas, antiguas entidades cuyos hilos tejían el destino de Elariel . Observaban en silencio, con susurros que resonaban en los vientos y sus ojos centelleando con el conocimiento del futuro.


A medida que la batalla se intensificaba, las Parcas se entrelazaron con el conflicto, manipulando sutilmente los hilos del destino. Un hechizo ancestral desató un vórtice de energía mística, envolviendo a los combatientes en una danza de destinos entrelazados.
Los reyes y reinas, envueltos en la lucha, se encontraron enfrentando a otros reinos. Los hilos del destino tejían realidades alternativas, distorsionando la percepción de los líderes y confundiendo sus estrategias.

En el clímax de la batalla, las Parcas desplegaron su poder, tejiendo una ilusión que mostraba a los monarcas el futuro sombrío que aguardaba si persistían en la guerra. Visiones de desolación y ruina inundaron sus mentes, mostrando la trágica caída de sus reinos y la destrucción de Elariel. Conmocionados por las visiones, los líderes se detuvieron, comprendiendo la oscura advertencia de las Parcas.

Acordaron un cese al fuego, reconociendo la futilidad de su conflicto en el gran esquema del destino. Las Parcas, satisfechas con el giro de los acontecimientos, desaparecieron en las sombras, dejando atrás un aura de misterio y advertencia.

La pequeña disputa había acabado pero nos había dejado sin fuerzas todas nuestras energías se habían acabado y ahora mismo estábamos demasiado débiles para continuar. Sabíamos que esto supondría un problema muy grande debido a que si volvían a atacar las Parcas tendríamos menos posibilidades de vencerlas.


Ahora mismo nuestros reinos estaban separados y ninguno de nosotros podía luchar contra aquella misteriosa y poderosa maldición. Muchos de nosotros entrenábamos para ver quién era el más fuerte, quién era el que más poderes tenía y causamos innumerables destrozos en el reino. Esto era un caos, las Parcas disfrutaban de su maléfico plan el cual estaba saliendo a la perfección. Sabíamos que eran inteligentes pero no tanto.

Estuvimos así durante varias semanas, a pesar de que tenía que seguir con Gonza el odio crecía en mi interior ya no le veía del mismo modo ni él tampoco. Se acabó la semana y todo seguía igual, el rey Tiberius estaba en su trono vigilando lo que estaba ocurriendo y viendo cómo su maléfico plan se llevaba a cabo. A él no le importaba lo que pudiera pasar pero hacía todo lo posible para que nuestros reinos no sé unieran de nuevo.

Estas circunstancias eran una fuente de energía para él que observaba con detenimiento cada pequeño enfrentamiento que tuviéramos. Algunos de ellos se producían cuando íbamos a comprar frutas, otras veces cuando íbamos a comprar una tela o algo de ropa para nuestro reino.


Cada quien luchaba por sus intereses y por sus reinos y ninguno de ellos estaba dispuesto a renunciar ni a tener la amabilidad de ceder el sitio en los carruajes a las personas de avanzada edad. Nuestros reinos se habían convertido en lo que nunca quisimos que se convirtieran en verdaderos tiranos de sus propias reyes. Ahora los reyes se habían convertido en déspotas obligando a los mayordomos a trabajar durante horas para construir una escultura. Todos querían construir la mejor de todas así que ahora la única prioridad era las esculturas y luchar por los intereses propios. Las crecientes disputas se cernían sobre el reino dejándolos cada vez sumidos en la oscuridad.

Todo estaba roto como si un corazón se partiera en mil pedazos y eso no era todo; los robos comenzaron a suceder, algunos quemaron casas, iglesias e incluso los dragones provocaron el caos y la desesperación. Los reinos ardían en llamas, los maleantes que antes estaban encerrados pagaron a los guardias para que les sacarán y ellos estaban tan llenos de codicia que aceptaron sin más. Los robos aumentaron la incertidumbre se cernió sobre los pueblos, las cosechas se estropearon debido a las fuertes lluvias y las tormentas. Todo estaba provocando que los reinos desquebrajaran en pedazos.

Eran reinos rotos y nadie sabía cómo empezar a volverlos a unificar.


Entre reinos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora