Estaba haciendo algunos de los deberes reales cuando me ha surgido una urgencia, no podía más necesitaba ir al baño, lo que no sabía es que Jenara se estaba duchando. No podía esperar, era algo muy urgente. Me sentía un poco avergonzado; bueno en realidad mucho pero estoy intentando disimular. Llego a mi habitación medio corriendo, la verdad es que algunos de los mayordomos me han visto con una cara de velocidad como si de verdad estuviera corriendo un maratón. Casi me tropiezo con algunas de las estatuas de la entrada principal, me he tropezado varias veces con la gente de mi reino debido a las prisas y no me he caído por las escaleras por un milagro de dios. Subo a toda velocidad y llego a la habitación, abro las puertas de golpe dejando las puertas abiertas de par en par y justo cuando llego a la puerta del baño de mi habitación; descubro a Jenara sentada en la bañera echándose crema.
-¿!Pero que haces aquí'? -No ves que me estoy duchando y que no he acabado.- Eres idiota de verdad, ni siquiera has llamado a la puerta.
- Lo siento de verdad pero era una urgencia, así que la verdad necesito que salgas un momento.
Ella sale del cuarto de baño, lleva una toalla que le cubre el cuerpo dejando sus piernas al descubierto. Nunca la había visto así; la mayoría de las veces los vestidos tan largos y contundentes tapan sus piernas delgadas pero firmes. Me fijo en que esa toalla es bastante pequeña, que le tapa lo básico para no develar su desnudez al completo. Me avergüenzo y me doy cuenta de que me he puesto colorado. Cuando ella va a salir, me quedo mirándola, está guapísima con el pelo recogido en un pequeño moño y y unos pelos graciosos sobresalen de la toalla que lleva alrededor de la cabeza. La magia nos invade de nuevo, es como si nuestros cuerpos y nuestras mentes estuvieran conectadas y me doy cuenta de que nuestros cuerpos se rozan al pasar ambos por el umbral de la puerta.
Siento escalofríos, mi piel con su piel se estremece. Me meto en el baño y me doy cuenta de que tengo un bulto en el pantalón. No me puedo explicar como una mujer puede provocarme tanto con tan solo rozarme. Nunca me había pasado con nadie; pero con ella todo es diferente. No solamente porque me siento tontamente atraído por ella sino porque me siento en paz. Me pone los pelos de punta con solo rozarme y eso es extraño. Se me hace la mar de extraño que me pueda suceder esto. Me siento como si un montón de emociones se apoderaran de mi.
Cierro la puerta automáticamente y hago mis necesidades; por fin la urgencia ha dejado de ser urgente pero me doy cuenta de que no puedo salir todavía, mi bulto sigue ahí como si no hubiera pasado suficiente tiempo para que deje de pensar en vete tu a saber qué. Últimamente mi cerebro está yendo por libre, ya no lo puedo controlar y me he dado cuenta porque he estado pensando en cualquier otra cosa menos en Jenara pero no ha funcionado ninguno de mis intentos de quitármela de la cabeza.
No me queda otra que coger uno de mis pequeños altavoces y poner la música a todo volumen pero entonces se dará cuenta de que estoy poniendo música así que descarto la idea de inmediato. Tengo que hacer algo para calmar esto porque la verdad es que está apretándome cada vez más. Así que cierro con pestillo me bajo los pantalones y los calzoncillos y estoy completamente desnudo. Veo como está de duro, esta firme y recto; muy erecto la verdad.
Sé que puede que sea un pervertido por lo que voy a hacer y que estaría faltándole el respeto a Jenara pero es la única manera que tengo de calmar este bulto. Así que decido pensar en como sería besar sus labios, lamer su cuello, besar su cuello. Como sería quitarle lentamente la ropa; me intento imaginar la forma de sus pechos; de sus caderas a través de esos vestidos y me doy cuenta de que está palpitando. Está funcionando, me estoy poniendo muy cachondo. Demasiado diría, así que sigo imaginándome una escena romántica con ella. Me imagino que estamos los dos en una cita; allí estamos sentados en un pequeño banco mientras vemos la luna llena. Después de eso quedamos a tomar un helado y más tarde nos besamos bajo las estrellas.
Después de eso nos vamos a un pequeño hotel y empezamos a besarnos, a besarnos como nunca lo habíamos hecho, me imagino su preciosa cara mirándome a los ojos mientras le beso el cuello y goza de placer. Puedo imaginarme como gime mientras le beso el cuello, como le toco por encima de su vestido y se lo voy quitando poco a poco mientras dejo pequeños besos en cada parte de su cuerpo. Tomo sus pechos con mucha delicadeza y los beso, los lamo, le muerdo los pezones; ella suelta un pequeño grito de placer que hace que su cabeza se eche para atrás inconscientemente. Sigo jugando con sus pechos y me la imagino desnudándome y besándome y entonces cuando ambos estamos desnudos, me pongo un condón y ambos unimos nuestros cuerpos.
Lo hacemos al compás y entonces me empiezo a tocar por encima, mi mano sube y baja por mi miembro erecto y me doy cuenta de que siento mucho calor, me siento abrumado, no puedo gemir porque sino me va a descubrir y entonces estaría en problemas. Sigo a lo mío subiendo mi mano y bajándola y veo como mi capullo se eleva, me siento en la gloria. Estoy así mientras pienso en ella de una manera poco decente. Antes de darme cuenta me he corrido, un líquido blanco y espeso sale de mi miembro manchando mis piernas y también parte de mi ropa. Me levanto, me lavo las manos y también me limpio bien y salgo.
Allí está ella me mira como si hubiera tardado un siglo, creo que a lo mejor he tardado demasiado porque parece que está congelada. No me acordaba que estaba en toalla y que todavía tenía el pelo mojado. Espero que no coja un constipado por mi culpa. Me sentiría muy mal si eso pasara por eso decido irme de allí. Ahora no le puedo mirar a la cara; me siento avergonzado. Veo por el rabillo del ojo como entra en el baño para terminar de alistarse. Decido quedar con un viejo amigo, ya que hace mucho tiempo que no le veo. Creo que hace dos años que no le he vuelto a ver. Las razones de nuestro distanciamiento fueron nuestras labores reales y que ambos hemos estado muy ocupados. Cuando me lo encuentro, le doy un abrazo enorme. Por fin nos vemos.
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Entre reinos rotos
FantasyEn el reino mágico dividido y sombrío de de Elariel, Jenara una joven y hábil e inteligente guerrera y al mismo tiempo hechicera y Gonza un heredero de la nobleza triste y solitario son dos almas atormentadas por sus propios demonios y que prov...