4 JENARA

7 0 0
                                    

He llegado al Reino de las Esmeraldas y me he enterado de que una de mis mejores amigas; Sophie había desaparecido y entonces supe que algo iba mal.  Intenté calmar a las mayordomas y a Juliette aunque en el fondo de mi, estaba mucho más preocupada y desesperada de lo que se podían imaginar. Se me da bien aparentar,  por eso muchas veces cuando algo pasaba o me preocupaba algo, mis padres no me preguntaban si estaba bien, porque la mayoría de las veces fingía que todo estaba perfecto con una sonrisa de oreja a oreja .No sé cómo puedo seguir aguantando este peso pero no lo puedo evitar .Prefiero estar yo mal que contagiarles la tristeza y la soledad al resto del universo. No podría soportarlo de hecho siempre me he preguntado cómo he podido ser fuerte a lo largo de los años.

La muerte de mis padres, la ruptura con mi prima, todo se había acumulado.  No había manera de salir de ese pozo de incertidumbre y dolor y ahora pasaba esto. No sé cómo sigo con fuerzas para seguir luchando pero sé que mi reino me necesita, que mi amiga me necesita y eso es lo único que me hace seguir adelante.

Les dije a Juliette y a Talia que lo mejor sería que nos preparásemos, que reuniéramos a los guardias más poderosos y que fuéramos a buscarla. Y así fue como hicimos. Primero nos reunimos en el bosque de las mariposas un bosque repleto de ellas que revolotean por los alrededores mientras los animales salen a buscar su suplemento.

Tras una larga caminata, nos encontramos allí como habíamos acordado y decidimos que lo mejor era empezar a elaborar una estrategia. Lo mejor sería que una de nosotras vigilara los alrededores, que los guardias distrajeran a los entes guardianes y que dos  de nosotras nos encargáramos  de encontrar a la princesa Sophie. No podíamos perder más tiempo. Era la hora de dirigirnos hacia allí. 


Caminamos durante unos 15 minutos y llegamos al claro del bosque de las mariposas. Allí nos sentamos y nos cogimos de la mano para combinar nuestros poderes y abrir un portal ya que la dimensión a la que nos dirigíamos no era accesible desde el mundo mundano. Cuándo nuestros poderes se fusionaron se desprendió de nuestros cuerpos un luz brillante. Fue así como  conseguimos abrir el portal. No dudaría mucho tiempo abierto así que decidimos que no podíamos perder más tiempo. Entramos rápidamente y seguimos el plan. Los guardias se encargarían de los enemigos y después de eso nosotras nos encargaríamos de los entes mientras una de nosotras vigilaba. Yo usé mis poderes para iluminarles el camino y a medida que íbamos avanzando, nos dimos cuenta de que  los entes eran mucho más fuertes de lo que pensábamos  pero nuestra tenacidad y nuestra valentía nos hizo seguir adelante.

 Usábamos nuestros poderes combinándolos y lanzándolos hacia los entes, los cuáles se desvanecían. La luz era su único enemigo por lo que conseguimos atravesarlos y destruirlos.  Seguimos buscando por todos lados. Parte de nuestra esperanza se había desvanecido  pero  un atisbo de esperanza nos guio hasta una puerta diferente al resto. Entramos allí y nos encontramos con Sophie, estaba tirada en el suelo; seguramente estaría cansada. Supuse que habría estado apartado a los entes para mantenerse con vida y que estos no le devoraran el alma así que había gastado todas sus energías. Cuando notó nuestra presencia abrió los ojos lentamente y casi no podía ni tenerse en pie.  Su hermana y Talia pusieron sendos brazos en sus hombros y decidimos salir de aquel lugar tan tenebroso y oscuro. Por fin, después de un rato buscando la salida pudimos encontrar el mismo lugar donde habíamos abierto el portal ya que este lugar parecía un verdadero laberinto. Llegamos y nos volvimos a dar la mano para abrir el pequeño portal y después de unos segundos volvimos a ver esos atisbos de luz de nuestros reinos.

Pasaron varias horas y la verdad es que estábamos agotadas así que Sophie y Juliette nos propusieron quedarnos en su castillo. Era bastante tarde y aunque nuestros castillos estaban cerca nos dimos cuenta de que no teníamos fuerza ni para mover un solo músculo, así que agradecimos su invitación. Les ayudamos para acomodar unas cuántas mantas y unas  almohadas y cuando acabamos de cenar, nos fuimos a la habitación y montamos una pequeña fiesta de pijamas pero enseguida se nos cerraron los ojos así que nos quedamos dormidas en un abrir y cerrar de ojo.

Entre reinos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora