14 GONZA

1 0 0
                                    

Me despierto por la mañana oyendo unos gritos estremecedores. Entreabro los ojos mientras termino de darme cuenta de quién se trata. Es Jenara, la mujer más hermosa que he visto en millones de años. La belleza que irradia, inunda cada día mi corazón  como si de un  diamante se tratase. Me siento en las nubes cuando estoy con ella. Cuando por fin puedo abrir los ojos, ella sigue gritándome y zarandeándome para que me despierte como si de algo malo se tratase. Yo medio adormilado me termino de despejar y me doy cuenta de lo que está balbuceando. Creo que dice algo como que nos hemos saltado las normas o algo parecido.

Me incorporo lentamente de la cama, me fui directo a ella para decirle  que era lo que ocurría. Ella me dijo que le había estado abrazando durante toda la noche y yo le dije que no era consciente de lo que hacía.

No nos hemos saltado ninguna norma- dije yo muy seguro. Ella se tranquilizó y la expresión de su cara cambio y sus labios se suavizaron. Ya no había ninguna expresión ruda sino más bien relajada así que me tranquilicé.

Después de eso me pidió perdón por haberme despertado de aquellas maneras y yo las acepté. En este caso sabía que no lo había hecho a propósito, que no había sido su intención despertarme de aquellas maneras.

Nos sentamos en el borde de la cama y le conté que cuando era pequeño dormía muchas veces con mi madre y que era la única manera que tenía de quedarme dormido. Gradualmente, comencé a notar un instinto peculiar. Si ella abandonaba el lugar, lo intuía de inmediato, no por haber caído en el sueño, sino por la ausencia de su presencia cercana. Es curioso cómo, a veces, desarrollamos instintos que permanecían ocultos, revelándose solo en ciertos momentos.

Posteriormente, nos dispusimos a desayunar siguiendo su sugerencia, sabiendo que nuestro padre nos esperaba. Bajamos con calma por las escaleras y atravesamos los extensos pasillos hasta llegar al comedor. Nos deleitamos con croissants, jugo de naranja, café y varios tentempiés. La comida estaba exquisita, por lo que pronto saciamos nuestro apetito. Tras el desayuno, cada uno se sumergió en sus responsabilidades reales: ella se retiró a su habitación para estudiar y cumplir con algunas tareas pendientes, mientras yo, por mi parte, dediqué tiempo al entrenamiento. 

Pasé aproximadamente una hora y media perfeccionando técnicas con mi maestro, mejorando notablemente mi habilidad para esquivar golpes. Al finalizar, visité a mis leales compañeros, Thunder y Thor, para darles algunos mimos antes de dirigirme a la habitación. Me tumbé en la cama sin esfuerzo, dejando que mi cuerpo se acomodara sin resistencia alguna. Ella estaba allí, ingresando rápidamente, apenas la noté mientras llevaba a cabo algunos ejercicios. Decidí no interrumpirla y mantuve silencio.

Apoyé la cabeza en la almohada y me quedé dormido. Después de dormir durante una media hora , me desperté pero no del todo,  me hice un poco el dormido mientras remoloneaba. Sus palabras me sacaron los colores, escuche con atención sin que ella se diera cuenta.  

-Puf, no me puedo concentrar haciendo estos ejercicios, desde que he conocido a Gonza, me siento atraída por él, no sé que hacer, no puedo ni hacer estos deberes reales. !Qué frustración por dios ¡ Es que es una persona que me hace sentir tan bien. Los días que he estado con él siento como si nada más existiera. Los nudos en mi estómago y en mi garganta se esfuman; me siento liberada; tan yo pero tengo que odiarle porque somos de mundos diferentes. Me gustaría probar esos labios pero no sé si el quiere, no sé; porque no me deja nada en claro y yo tampoco es que me exprese con claridad porque me da vergüenza y miedo. Me pone tan nerviosa y me pone los pelos de punta. Es la primera vez que no puedo controlar lo que pienso y siento; es como si mis sentimientos se descontrolaran y no tuvieran un cerebro al que acatar  órdenes. No sé pero tampoco puedo decirle nada que vergüenza que vergüenza. Debería seguir con mis tareas y dejar de pensar en él.

La vuelvo a mirar y veo que vuelve a concentrarse en sus tareas. Sin embargo;  no puedo hacer como si no hubiera escuchado nada.

Estaba hablando consigo misma y por una parte; parecía como si se hubiera vuelto loca pero al mismo tiempo fue super bonito que opinara eso de mí. Lo peor de todo es que yo también siento eso, siento lo mismo , ahora mismo la cogería de la cintura, la acercaría y la besaría apasionadamente y la cuidaría muy bien como si fuera mi reina.

Me vuelve una persona tan sensible que no me lo puedo creer ni yo. Es como si con ella fuera otra persona, una de la que no tenía ni idea de que existía. Así que no puedo más, escuchar esas palabras de su boca me hacen querer desearla, querer besarla así que me incorporo lentamente para no asustarla. No tengo intención de besarla sin más, quiero hacer las cosas bien, quiero que realmente quiera besarme, que la magia sea verdadera. No quiero forzar las cosas necesito conocerla más pero si que sé que  la besaría hasta que no pudiéramos respirar. 

Me incorporo de la cama, me estiro lentamente y me voy acercándome hasta ella. Ni siquiera me doy cuenta de que el suelo está frío, no me he puesto ni las zapatillas . Es como si mis pies volaran a su encuentro. Me siento ligero como si la carga que llevo durante toda mi vida por razones familiares es como si se esfumara. Me pongo detrás de la silla de la habitación, ella esta de espaldas y está muy concentrada y cuando nota mi aliento, se gira hacia mí.

Ahora nos tenemos muy cerca, casi nuestras frentes están tocándose, mis labios y los suyos están solo a centímetros y eso me pone nervioso. Intento concentrarme en otra cosa para que mi bulto no se levante pero con ella me es imposible. Sin embargo, consigo que nada se note . Nos miramos fijamente a los ojos y ella me mira indecisa y de forma incrédula como si no supiera que es lo que estaba pasando. 

- Perdona por molestarte, sé que estabas muy concentrada con las labores reales pero es que no puedo concentrarme en otra cosa que no seas tú. Ya lo he dicho.

Sé que es muy pronto pero como tenemos dos semanas me apetecería conocerte, ya no aguanto más, estos dos días han sido demasiado duros para mí porque ambos dijimos que teníamos que alejarnos pero es que no puedo más.

- No me malinterpretes, tú a mi también me gustas, me pones de los nervios y me haces sentir mariposas en el estómago pero tengo que alejarme de ti. Es por mi propia seguridad.

- Pues no entiendo que es lo que te lo impide si sientes lo mismo.

- Pues porque te odio, eso es todo no puedo hacerlo; así que discúlpame.

Ahora mismo estoy confuso, me acaba de decir que no puedo hacerlo cuando estamos hechos el uno para el otro.

- Puedo preguntar por que no puedes ? 

- No no puedes .

Me dejó allí sin saber el verdadero motivo por el que no me podía contar porque me odiaba y la razón por la que no podíamos estar juntos. Me deja con la palabra en la boca, ella se levanta de la silla y la empuja con tanta fuerza que casi la tira al suelo, se va corriendo medio llorando. Me deja allí y yo me desconcierto. No sé porque ha hecho eso, no sé por qué se comporta de esa manera pero lo tengo que averiguar. 

Me quedo pensando en la habitación y me quedo dormido de tanto pensar. 

Entre reinos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora