Relato 21 | No te pude retener

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"¡Estoy cansada de esta vida, estoy cansada de sufrir! Ya no puedo más, Ale..."

Es difícil convivir todos los días con una persona que fue muy importante en su momento. Saber que esa persona es feliz con una hermosa familia que la ama, pensar que esa familia podrían haberla tenido juntas de no ser por los errores de ambas. Por culpa de su corazón que se empeña a seguir amándola y de sus pensamientos que siempre la vuelven loca, Mayte se volvió una mujer infeliz.

Tener que ver a la persona que amas todos los días era lo que a Mayte la tenía mal, lo que la hacía sufrir, llorar todas las noches y no poder dormir. Estaba cansada de ver a la mujer que se robó su corazón, feliz presumiendo a su esposo y nombrándolo en cada maldita entrevista a la que iban. Su corazón se rompía, quedaba en pedacitos cuando el hombre la besaba en las reuniones de amigos y familia, porque sí, no es suficiente con que sean compañeras de trabajo, también son primas de crianza.

Mentiras, en eso se basaba la vida de las tres cantantes de Pandora, en mentir constantemente, en fingir que todo está bien y que siguen siendo las mejores amigas que en algún momento fueron. Pero la realidad era otra, una realidad dolorosa, lena de tristeza, lágrimas, estrés, cansancio y en cierto punto, hasta un poco de odio. Odio a las vidas que tienen ahora, en la que siempre están con una sonrisa para su público, pero cuando nadie las ve, todo es un silencio y una incomodidad desesperante.

Mayte se sentía mal todos los días por estar fingiendo ser alguien que no es, fingiendo ser alguien feliz y que ama su vida, cuando la realidad es que cada día que pasa es un dolor nuevo para ella. Son pocas las veces que la Mayte de hace unos años para acá, ha sonreído de verdad y siempre los causantes de esas sonrisas sinceras, son sus sobrinos, las tres personas que más ama en el mundo que que siempre están a su lado ayudándola a sentirse mejor, a adaptarse a la vida que le tocó vivir. Pero ahora no tenía a dos de esas personas a su lado, por qué? No lo sabe...

Todos sus años en terapia la llegaron a ayudar hasta cierto punto, pero ahora, no hay poder en la tierra que logre que Mayte se levante, sonría, sea feliz y se sienta bien consigo misma. Es una pelea constante por todas las cosas que permitió en su pasado, por todo el sufrimiento que ella misma se provocó por sus malas decisiones. Amores que acabaron con ella, que la volvieron insegura y más tímida de lo que era. Pero poco a poco logró superarlo, hasta que uno de sus viejos amores tocó a su puerta y lo cambió todo, cambió a Mayte Lascurain.

Sábado en la noche, la lluvia se volvía más fuerte de a poco, los truenos se hacían presente asustando a la rubia que estaba en su cama disfrutando de su película favorita de Disney. Cuando no podía dormir o simplemente quería sentirse feliz, colocaba películas de niños y se olvidaba de todo lo malo mientras reía como si fuera una niña chiquita. Abrazada a su Igor que nunca la abandona, sintiéndose menos sola en esas cuatro paredes.

El sonido molesto de su teléfono la interrumpió, era la llamada que avisaba cuando alguien iba a visitarla. Eran casi las once de la noche y el clima estaba pésimo, a quien se le podía ocurrir ir a visitarla? Colgó la llamada y buscó una bata para cubrir su cuerpo, ella siempre estaba en ropa interior y no iba a permitir que nadie la viera de esa manera. Si algo es Mayte, es pudorosa y llena de vergüenza.

Bajo las escaleras con cuidado, no era una adolescente que podría salir corriendo como si  detrás de la puerta estuviera el amor de su vida, tenía que cuidarse. Llegó al final de las escaleras y caminó hasta la puerta, un trueno se hizo presente, reflejándose en su gran ventana y sacándole un brinco del susto. Miró hacia arriba la hora, eran justo las once y dos de la noche. Colocó su mano en la manija de la puerta y la abrió.

Fernanda la miraba con sus ojos rojos por las lágrimas que había derramado una hora antes. Su cabello y ropa estaban completamente empapados por la fuerte lluvia que había. Miró a Mayte con una pequeña sonrisa y temblando por el frío que tenía, Mayte sin ninguna expresión en su rostro, tomó la mano de Fer y tiró de ella para que entrase a la casa. Sin aún decir ninguna palabra, caminaron juntas hasta la habitación de Mayte.

Un beso y una flor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora