Relato 28 | Y si te quedas, ¿que?

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Una de las cosas más difíciles para Mayte ha sido convivir todos los días con la persona que ama. ¿Cómo confesar sus sentimientos cuando esa persona está felizmente casada? Era doloroso y difícil para Mayte sentir ese amor por su compañera de grupo, la mujer con la cual creció como si fueran primas, su mejor amiga que ha estado con ella en sus momentos difíciles. ¿Cómo expresar sus sentimientos? No podía, era un miedo constante de pensar que podría perderla si hablaba de sus sentimientos.

Pero hay cosas que por más uno quiera callarlas y guardárselas en lo más profundo del corazón, las acciones terminan dejándonos en evidencia o aveces uno mismo se cansa de guardar lo que siente y empieza a crecer esa necesidad de hablar con esa persona, de decirle cuánto la amas y lo feliz que puede ser a su lado. Pero, es posible ser feliz con una persona casada? No, no es posible, pero ahí estaba Mayte Lascurain, manejando a casa de la dueña de su corazón.

Su corazón latía fuerte mientras caminaba hacia la puerta, no estaba lista para confesarle sus sentimientos a la alta morena de ojos verdes y cabello rizado que la enamoró hace unos años, pero sentía una gran necesidad de abrir su corazón. ¿Qué era lo peor que podía pasar? Que Fernanda la rechazara era una posibilidad que Mayte sabía perfectamente que podría suceder, pero también la vida le pude jugar una mala pasada y el esposo de Fernanda, su compadre, puede escuchar todo.

Dejó esos pensamientos a un lado porque si no, se daría la vuelta, entraría a su auto y manejaría de vuelta a su casa. El sonido de la puerta avísanos la presencia de alguien, hizo que Fernanda dejara a sus gatos en el suelo y saliera de su jardín a recibir a su visita. Al ver a Mayte, sonrió feliz porque hace unos días que no la veía, pero también le sorprendió verla ahí, no era muy común que Mayte fuera a su casa, ya que tenía que manejar al otro lado de la ciudad para llegar y a ella no le gustaba manejar tanto.

Fernanda se hizo a un lado para dejarla ingresar, se saludaron como siempre lo hacen y caminaron juntas al jardín de Fernanda, quien le ofreció algo de tomar y Mayte solo le dijo que un vaso de agua estaba bien. Mientras Fernanda servía el vaso de agua, Mayte estaba en el jardín con el corazón latiendo más fuerte, los nervios haciéndose presentes y sus manos casi que sudorosa. No estaba acostumbrada a tomar la iniciativa para hablar de sus sentimientos, siempre sus parejas no hicieron primero que ella.

Una vez servido el vaso, Fernanda volvió a su jardín y le entregó el vaso a Mayte sentándose a su lado. Mayte sonrió antes de tomar su agua aún nerviosa y pensando cómo le diría aquello que lleva guardado desde hace tanto tiempo. Fernanda notó el nerviosismo de Mayte, la conocía como a la palanca de su mano y era muy difícil para ella no darse cuenta de cuando Mayte estaba feliz, triste, enojada o nerviosa.

Solo bastó con un: "estoy enamorada de ti, negrita" para que Fernanda se acercara a ella y uniera sus labios como si fueran dos imanes que no querían despegarse. Mayte se sorprendió por la acción de la otra, pero eso era lo que anhelaba hace mucho que no se permitió cuestionarse o preguntarse algo. ¿Se dejaron llevar? Sí, Fernanda se dejó llevar y se lo hizo saber a Mayte cuando se separó rápidamente de ella, le dijo que había sido un erro y subió a su habitación dejándola sola y confundida en el jardín de su casa.

May solo atinó a derramar una lágrima y salir de esa casa lo más rápido posible, como si le faltara el aire, como si esa casa se estuviera haciendo más pequeña. Sabía que podía ser rechazada, pero jamás se imaginó que la besara de esa manera. ¿Por qué lo hizo? Solo logró llenarla de confusión y hacer que su corazón se rompa por haber tenido unos segundo de felicidad al sentir sus labios, y después destrozarla al decirle que había sido un error.

Fernanda decidió marcar distancia de Mayte, no quería hablar con ella y de ser posible no verla, pero el trabajo las obliga a verse todos los días. Mayte trataba de buscar un motivo para que Fernanda la haya besado, pero no lo encontraba, no había otro motivo más que fue un impulso y lo entendió al ver la lejanía de su compañera. No iba a hacer nada para incomodarla, si ella decidió alejarse, pues es porque es mejor que estén así, aunque eso implique que su corazón se destroce más de lo que ya estaba.

Un beso y una flor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora