[Segunda parte de: "Pierdo el control"]
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Ilse se llenó de mucha rabia al escuchar lo que le dijo su hermana, pero ella tenía la virtud de siempre mantener la calma, cosa que Fernanda no tiene. En los momentos que no son de su agrado, la morena explota y llega a hacer cosas sin pensar.
- En el cajón de siempre está el revólver de tu papá. - Dijo doña Margarita mirando a su hija mayor.
Fernanda al escuchar a su madre, salió corriendo a estante donde habían varios cajones y abrió el primero. Tomó el revólver en sus manos y caminó hacia la salida. Ilse al verla corrió a su lado y la agarró del brazo para frenarla.
- ¡Fernanda, no vayas a hacer algo de lo que te vas a arrepentir!.
- ¡No Ilse María, estoy cansada! Manuel ha hecho de nuestra vida una mierda. - Dijo con fuerza en la voz. - Mato a mi papá, mato a Alfonso y ahora tiene a Isabel y a Mayte.
- Lo sé, se que nos debe muchas, pero no quiero que hagas algo sin pensar. Mejor suelta el arma y llámanos a uno de los que trabaja con nosotras...
- ¡No me digas lo que tengo que hacer! Es tu problema si te vas a quedar de brazos cruzados, yo voy a buscarlas.
Fernanda se soltó del agarre de su hermana y salió de la casa, buscó en el bolsillo de su pantalón las llaves del auto y lo encendió. Doña Margarita estaba con una curiosa sonrisa en su rostro, pero cambió su cara al tener la mirada mirada de su hija en ella.
- ¿Qué te pasa, mamá? Tú sabes cómo es Fernanda, cómo se te ocurre decirle dónde está el revólver?.
- Yo no tengo la culpa de que hayan secuestrado a esas mujeres. Si Fernanda se las quiere dar de héroe, déjala.
- Creí que habías cambiado, pero me doy cuenta que sigues siendo la misma. - Negó con la cabeza.
Ilse miró a su mamá de la manera en la que a doña Margarita más le dolía. Las diferencias entre ella y sus dos hijas, trajeron muchos problemas en el pasado y eso fue un detonante para que las hermanas no quisieran saber nada de su madre. Ilse decidida a ir desgrana de Fer, salió de la casa con la esperanza de que su hermana siguiera ahí. Abrió la puerta y al ver el auto de su hermana con ella adentro, corrió hasta el vehículo y se sentó en el asiento de copiloto.
El celular de Ilse sonó y era un mensaje de un número desconocido, lo abrió y ahí estaba la dirección del lugar al que tenían que ir a reencontrase con su peor enemigo. Manuel era inteligente y distraído a la vez, pero si algo conocía como a la palma de su mano, era la actitudes de las hermanas Meade y por eso supo cuál sería la reacción de Fernanda cuando le dijera que tenía a su novia y cuñada, ella siempre reaccionaba mal ante algo que la llena de ira.
Doña Margarita sonrió un poco al ver a su hija salir de su casa, se levantó de su asiento y se acercó a su estante con botellas de alcohol y sus copas. Tomó en mano su botella de vino favorito, curiosamente era uno de los vinos de Viñedo Lascurain. Sirvió la bebida en su copa y volvió a tomar asiento, agarró su teléfono fijo y marcó un número.
- Ya van para allá. - Colgó y dio un sorbo a su copa.
En el camino, Ilse llamó a su hombre de confianza mientras Fernanda manejaba a una velocidad inadecuada. El hombre salió en busca de su arma y en una para la rubia. Ilse venía con muchos nervios, la última vez que tuvo un arma en mano, se juro e hizo que Fernanda jurara nunca volver a agarrar una, pero ella sabía que ese juramento se rompería en cualquier momento.
Fernanda entró a un estacionamiento totalmente vacío y se estacionó. Se desesperó por hablarse del vehículo y buscar a la mujeres, era inmenso, pero su hermana la detuvo diciéndole que esperará a que llegara el hombre que trabaja para ella y el hombre que tenía a las mujeres. Pasaron un par de minutos y una moto se paró al lado del carro de ellas. Un hombre con chaqueta de cuero salió de la moto y quitó su casco, Fernanda bajó del auto al ver quién era.
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Un beso y una flor
Hayran Kurgu¡Disfruten de algunos relatos sobre Mayte y Fernanda! Todo está escrito con amor, creatividad y respeto.