Relato 22 | Orgullo

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[Segunda parte de: "No te pude retener"]

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¿Un simple beso puede quedar tatuado en el corazón de una persona? Sí, sí puede y eso es justo lo que paso en el necio corazón de María Fernanda Meade del Valle. La tarde en la que sus labios se unieron por primera vez a los de otra persona, la jovencita de apenas dieciséis años, sintió cosas que nunca antes había sentido, cosas que no entendía que significaban.

Ese extraño sentimiento que se le hacía raro, era amor y estaba sintiendo esas cuatro letras por la persons que menos se imaginó. Gracias a Dios Mayte no era su prima por que si no, estaría totalmente de acuerdo con ella en su idea de que lo que hicieron era un pecado. Pero no era así, fue un simple beso de dos personas que querían saber que se sentía.

Fernanda no creía que haber besado a una mujer fuera raro, pero sabía que sí hablaba de eso podría traer muchos problemas. No podía hablar con sus padres de eso y menos con sus "tíos", eran los padres de la jovencita por la cual estaba sintiendo cosas y a la que beso por primera vez. Se sentía sola y desesperada por no saber con quien hablar, por sentir que no tenía a nadie para hablar de sus sentimiento.

Le tocaba quedarse callada, guardarse estos sentimientos en el corazón y no sacarlos nunca. Pero uno nunca está solo, siempre hay alguien que está para nosotros y en quien podemos confiar. Su cuata, Claudia, era la persona en la que Fer más confiaba, la persona que la escuchaba en todo momento y le aconsejaba como si fuera un adulto, y no tuvieran la misma edad.

Se olvidó de ella, nunca pensó que su hermana podría ser esa persona con quien hablar y pasaron un par de años en los que Fer aprendió a vivir con ese amor guardado como el secreto más valioso, hasta que cayó en cuenta de que su hermana estaba ahí y que podía desahogarse, sacar todo lo que sentía con ella.

¿Qué la llevó a esto? Pues ver a la mujer por la que estaba sintiendo un remolino de emociones, sufrir por un hombre que no la quería y solo jugaba con ella. Fernanda estuvo ahí para Mayte, convirtiéndose en su paño de lágrimas, sacándole sonrisas luego de que Manuel Mijares fuera por ella solo para darle un par de besos.

- ¿Cómo podía ser tan ciego? May es preciosa. - Se preguntaba Fer cada vez que veía a su compañera llorar, verla con el corazón destrozado, pero sin saber cómo, la que ahora tenía el corazón destrozado era Fer. Mayte encontró a un buen hombre, que la quiere, la respeta y la ama. Un hombre que podia ser un perfecto esposo para Mayte, así lo dijo doña Mimi en la cena que hicieron de toda la familia para que Mayte presentara a su nuevo novio.

Fernanda no aguantó mucho esa cena, terminó inventando una excusa para irse y llegó a su casa a llorar. Su almohada fue su compañera esa noche, testigo de todas las lágrimas que derramó la morena. Le dolía tanto sentí que la había perdido, que no podía estar con ella porque ya otra persona se le adelantó y se ganó el corazón de la mujer más dulce del mundo, Mayte Lascurain.

Fer estaba cansada de la vida que tiene. Ella junto con May e Isa, se hicieron famosas más rápido de lo que pudieron haberse imaginado. Los fans las perseguían, Fer se sentía ahogada por las personas que las perseguían, les pedían fotos, autógrafos, saludos y miles de cosas que la agobiaban. Agregándole su difícil relación con su manager y el tener que ver a Mayte con su novio casi todos los días.

Le propusieron ser solista, cosa a la cual ella se negó rotundamente. No quería dejar a Isa y a May, mucho menos ser solista, no estaba en sus planes. Fer era muy feliz cantando con ellas, compartiendo el escenario juntas, teniendo a May a su lado e irse del grupo, implicaba dejar esa felicidad. Lo que jamás se cruzó por su cabeza, era que a sus compañeras les llegó el rumor de que ella se iría y tampoco llegó a pensar que detrás de todo esto que estaba pasando, estaba una persona cercana a ellas...

Un beso y una flor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora