El profesor Quirrell le dijo que tenían que hablar hoy, al mismo tiempo, Harriet quiere decirle que ya no puede tomar más estás tutorías. No quiere que el rumor extraño siga creciendo. Sobre todo ahora que parece que no entendía que significaba. Aún no lo hace. Está inquieta y cuando el pedido sale, Quirrell la ve de la misma manera que aquella vez.
—Creo que ya no puedo tomar sus tutorías profesor. Dicen cosas muy feas y no quisiera que-
—Eres una niña muy linda. No deberías prestar tanga atención a lo que dicen los demás.
—N-no se trata de... eso. Dicen cosas sobre usted también y no... no quisiera que...
Él la mira de esa manera.
No deja de verla de esa forma.
—Mejor ven conmigo a mi oficina.
Y se acerca demasiado a ella. Harriet frunce los labios, intimidada y confundida por igual.
Harriet no se puede mover y ni siquiera se trata de magia, está paralizada por el miedo. La cercanía de Quirrell es demasiada. Niega con la cabeza, poco a poco... su cuerpo se vuelve a mover. Intenta irse, obviamente corriendo; Quirrell la sujeta del brazo, forzándola a quedarse en su sitio.
—No corras. Aún estamos hablando Harriet.
—Te-tengo algo que hacer Y-
—Diré que estabas ayudándome. No hace falta que te apures. Ven aquí.
A fuerza la lleva al interior de su oficina. Harriet opone resistencia cuánto puede, hasta que Quirrell la jala y deja caer sentada en el sofá de la oficina. Con un hechizo no verbal y sin varita, Harriet queda petrificada en su sitio. Quirrell baja lentamente para quitarle el pantalón descubriendo las piernas pálidas y sin gracia. Masajea los muslos con las manos y Harriet empieza a hiperventilar. Como si su cuerpo no es capaz de siquiera intentar pelear contra el hechizo.
Quirrell respira profundo, frotando la carne infantil y tierna. Se mete entre las piernas de ella y Harriet da un quejido de confusión y miedo, con el hombre oliendo su entre pierna. Lame por encima de la ropa interior y da respiros exagerados cada vez más más insistentes.
Hasta que Quirrell le quita la ropa interior y sorbe el líquido vaginal que sale por los estímulos. Una lámpara se rompe, consecuencia de la magia de Harriet abriéndose paso en relación a lo que siente. Miedo. Un profundo miedo y ansiedad. Quirrell abre la camisa de Harriet, le sube el sujetador deportivo y toma los senos de Harriet en sus manos. Los aprieta, los jala y mete la lengua en la vagina humedecida.
—Eres espectacular Harriet, eres la niña más linda del colegio —elogia sin dejar de lamer el sexo de ella. Otra lámpara explota y con ella incluso un mueble—. Tan pequeña y frágil... eres perfecta, perfecta.
Quirrell se pone se pie y abre su pantalón, mostrando su pene erecto y masturbándose frente a Harriet. La coge de las piernas y la atrae, presionando la virilidad hasta que simplemente sale despedido con violencia. Harriet suelta aire de forma torpe, llorando a moco suelto. Tambalea al ponerse de pie, a punto de caer al suelo. Quirrell levantándose la impide tomar su pantalón. Sale corriendo, tapada con la túnica negra del uniforme y huyendo tan rápido como sus piernas se lo permiten. Lo primero en su ruta es la biblioteca y esconderse ahí es su mejor plan en el momento.
En medio de su carrera, choca violentamente con otra persona. Algunos libros se caen al piso y el estruendo es bastante fuerte— ¡HARRIET! —. La chica chilla y de no haber sido tomada del brazo, habría vuelto a correr. No obstante, a quien derribó fue Tom.
— ¿Qué pasa? ¿Acaso estás...?
Harriet da un sollozo lleno de angustia. Tom se fija en que debajo de la túnica no tiene pantalón y tampoco tiene la camisa bien puesta. Se pone de pie y la lleva consigo a un rincón bastante pequeño y que nunca se usa, arrima un librero y entra con ella al pequeño agujero. Cierra con magia y a pesar de que se escuchar los gritos de Quirrell afuera, él no tiene manera de encontrarlos.
ESTÁS LEYENDO
Romeo, Juliet & Cinderella | Tomrry
Fanfiction"Somos opuestos, pero somos uno mismo... Nadie podría ser para mi y nadie puede ser para ti. Solo nos tenemos uno al otro. Todos pueden odiarlo y no podrán cambiarlo. Eres mía. Y me desespera a tal punto, que te mataría para evitar verte con alguien...