Act. XVI. Bad timing

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— ¡Harriet! ¡Ven a comer!

Se levanta torpe del suelo y se sacude el pantalón azul celeste. James acaba de ordenar el caos de jardín que tienen. Harriet es un terremoto y hay que arreglar mil cosas para que no se haga daño. La niña de ojos verdes gira por la sombra que la cubre.

—Hola.

—Hola—responde de regreso. No lo conoce, pero si está en Valle Godric, es alguien bueno. Eso le ha dicho su papá. Que hay un escudo mágico alrededor del valle—. ¿Quién eres? —pregunta con la pequeña escoba de entrenamiento que Sirius le regaló en navidad.

Apenas vuela medio metro por encima del suelo.

El hombre sonríe, inclinado hacia adelante. Es alguien atractivo. Cabello rubio, ojos heterocromáticos, porte elegante. Harriet se balancea en sus pies y él sonríe encantador. Un aura oscura y fría en torno a él.

— Tienes una magia encantadora ¿Lo sabias?

—Papá me lo dice mucho—James frunce el en entrecejo. Oye a Lily llamar a Harriet, pero también la oye hablar. Hasta ahora, no tiene amigos imaginarios y duda que decidiera crear uno. Sacude las manos y patea un montículo de restos que debe desaparecer después—. ¡Y que va a ser más cuando crezca!

—Él tiene mucha razón... La magia florece en seres extraordinarios y dichos seres, aumentan su potencial—James se gira y palidece, abriendo los ojos y tiritando—, si viven para ello.

— ¡HARRIET!

Aunque lanza el hechizo de defensa, el hombre desaparece, tomando a la niña del hombro. Lily que vio apenas un destello se sujeta de la pared, acabando por caer y gritar. James se apura en hacerla levantarse, tienen que llamar a Sirius y Remus. Harriet está viva aun, quien sabe cuánto tiempo.

. . .

— ¿Por qué no acabarla?

—James Potter debe aprender a cuidar mejor lo que ama. Y las lecciones no se aprenden si no se muestran.

Harriet solloza, abrazando sus piernas con fuerza y sin querer ver. Su quejido asustado es escandaloso, el hombre acuclillado delante suyo. El chasquea la lengua tres veces y le acaricia el cabello.

—No llores, pequeña—Harriet trata de arrimarse hacia la pared—. Quizá esto sea escalofriante, pero nadie hará nada que te cause dolor.

Harriet levanta el rostro, moqueando. Él sonríe ladino, extiende su mano y ella mira la magia negra que se conglomera. Hace contacto con la suya y de inmediato, siente que se retrae. El da una risilla que no sabe cómo interpretar.

—La pequeña Potter... La pequeña leona de melena negra—enuncia suave—. Lamento mis modales: soy Gellert Grindelwald. Dudo que tu padre te haya hablado de mi... ¿O si lo hizo? —Harriet niega—. Sabes, esto no tenía por qué ser así de complicado—asegura y Harriet se fija en la mujer tras Gellert. Ella parece lista para atacarla. La asusta—. Tu brillo es... Una verdadera maravilla.

—T-tu magia es muy fría.

—Oh, puedes verla—sonríe asombrado, con un brillo cruel en sus ojos—. Maravilloso... Simplemente —La toma del rostro—. Maravilloso.

Limpia el rostro enrojecido y la fuerza discretamente a ponerse de pie. Lo toma de la mano y la sensación más asquerosa de su vida sucede. La magia de Gellert tratando de envolver la suya. No sabe cómo definirlo en ese momento más allá de doloroso.

Un hechizo pasa por encima de ambos, se vuelve un caos rápidamente y ella es sujeta. Una daga de plata en su cuello y sus chillidos por ayuda. James se acerca con un grupo de ocho personas, entre ellas Sirius, Remus, Lily y Severus Snape, quien a pesar de su orgullo herido, decidió ayudar a Lily con lo único que le ha pedido en toda la vida: salvar a su hija.

Romeo, Juliet & Cinderella | TomrryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora