Levanta la mirada del libro, Harriet dormida en la cama con Nagini enredada en ella. Tom frunce los labios y ordena a la serpiente a irse. Su novia se acomoda de nuevo y suspira una vez está en la posición perfecta. Tom le aparta un par de mechones del rostro y la besa en la frente, levita la cobija encima de ella para luego continuar con lo que hace.
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Mueve lentamente a Tom. El muchacho balbucea dormido sin señales de despertar. Totalmente recostado en el asiento y con una mejor postura, Harriet lo arropa con la túnica negra. Cierra los libros con cuidado y acto seguido, se sienta en el otro mueble de la mesa en la biblioteca. Lee en silencio para no interrumpir el sueño de su novio.
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Si hay algo que en Hogwarts adolece, es de que sus profesores de defensa contra las artes oscuras no duran más de un año y para peor, a veces son uno más incompetente que el anterior. Quirrell era buen profesor, lastimosamente un pedófilo.
Este año, el turno es de Gilderoy Lockhart y aunque está presente, es una especie de fantasma para todos. Prefieren ignorar que existe -excepto las niñas que suspiran por él-. No solo es insoportable su actitud, su incompetencia es l que realmente deja en duda si es tan bueno como sus libros testifican.
Tom se ha tenido que aguantar las ganas de gritarle a la cara que lo odia y es un inútil sin remedio; Harriet se duerme en clase y apenas logra caer en cuenta de qué están hablando. Incluso en transformaciones le va mejor en la clase. Sus calificaciones son buenas, en eso no ha habido problema.
El problema sigue siendo el mismo: Gilderoy es un inútil.
Nunca saben donde parece estar la habilidad de la que tanto se vanagloria.
Es un fastidio.
Y para peor...
— ¡Ah señorita Potter! Que amable de su parte ayudarme. Tanta correspondencia para una sola persona complica a cualquiera.
Harriet no se molesta en disimular su fastidio. Gilderoy le pidió que se quedara ayudándolo con sus cartas. No tuvo forma de decir que no, casi la secuestro hasta acá. Es su mala costumbre: llevársela a su oficina para que lo ayuda con sus cartas. Todo bajo la justificación de que es una buena alumna y necesita esa clase de apoyo.
Usualmente se queda hasta tarde con él...
O Ron inventa alguna excusa para que salga. Lo habitual es que McGonagall la necesita. Una mentira, salen corriendo a la cocina a comer algún dulce que haya hecho los elfos.
Hoy fue distinto.
— ¿Oh? Joven Riddle. Que sorpresa verlo—Tom se mantiene con expresión seri ay aburrida. La usual en él—. ¿Necesita ayuda con algo? Sabe que no hay problema que no pueda resolver. —afirma el hombre rubio con animada sonrisa. Tom desvía su mirada hacia Harriet.
—Necesito a Harriet. El Profesor Snape me envió, avisó que la necesita en las mazmorras lo más pronto posible. Después de todo, su poción quedó sin identificar y va perder su calificación en todas estas clases si no va a reclamar cual es cual entre el resto de las pociones de Gryffindor. Se muy urgente. —explica y Harriet se crispa, tomando la mochila.
— ¡NO! ¡TARDE HORA HACIENDO ESO! —Harriet sale corriendo, empujando a Tom en el proceso. El alumno encoge de hombros, dando un chasquido de lengua al verlo con desprecio, da media vuelta y se retira. Gilderoy parpadea repetido ¿Qué hizo?
¿Qué con esa mirada?
Tom alcanza a Harriet en las escaleras, estando junto a ella. No es difícil seguirle el paso. La toma del brazo una vez hay que dar el giro al salón de pociones.
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Romeo, Juliet & Cinderella | Tomrry
Fiksi Penggemar"Somos opuestos, pero somos uno mismo... Nadie podría ser para mi y nadie puede ser para ti. Solo nos tenemos uno al otro. Todos pueden odiarlo y no podrán cambiarlo. Eres mía. Y me desespera a tal punto, que te mataría para evitar verte con alguien...