Act. XXIII. Saying sorry

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Las navidades se sintieron eternas, lastimosamente, no en el buen sentido. Tom regresa con la expectativa de que Nagini va a estar en alguna parte del castillo. Se empieza a preocupar de que no aparezca y pensar en su serpiente permite que esté menos nervioso por Harriet. Deben hablar. Es lo que dijo que harían. Trató de darse fuerza como de costumbre, considerar que quizá ella lo extraño más de lo que él lo hizo.

Sentirse menos patético con esto.

No funcionó.

Apenas entró en el gran salón para la cena, con todos de vuelta en el colegio, pudo verla su asiento en la mesa de Slytherin. Habla animadamente con Hermione, Lee Jordan, Ron y los gemelos. Es un parloteo interminable dónde se ríe y bromea como de costumbre. Donde brilla como de costumbre. En ningún momento ella gira a verlo. No le dirige ni una sola mirada a la mesa de Slytherin.

— ¿Dónde estuviste? Llegamos a pensar que te habían secuestrado o matado porque no estabas en ningún lado. —Escuchar a Regulus en este momento, dónde solo tiene cabeza para Harriet, se siente como tener a una mosca revoloteando en su oído.

—Supongo que s tu madre esa imagen la hizo muy feliz—ironiza hacia Regulus. Para peor de males, no pensó que el Black le vendría a hablar—. Eres peor que un cachorro, Regulus. Quien lo diría. —burla Tom sin poderlo evitar.

Él no dice nada. No tiene como evitar está sensación y urgencia de acompañarlo sin más. Que quizá algo pueda cambiar, arreglarse y funcionaf. Trata de ver lo mismo que Tom ve, es imposible. Hay demasiada gente que se mueve. A duras penas puede suponer que mira hacia Gryffindor.

¿Que le puede interesar de ahí? Nada. Por eso es extraño.

— ¿¡En tu casa!? —chilla Emma—. ¿¡Y no eres su novia!?

—No sirve para nada. No sé ni por qué esperabas algo. —refunfuña Drakonys, arreglándose un mechón tras la oreja.

Obviamente no le dijo la verdad a nadie y tampoco piensa decirlo. Lo que ellos creen es que Tom solo llegó a su casa y ella no intentó nada por estar con él. Nada muy fuerte al menos. Mueve la mandíbula, fastidiada de lo mucho que Emma, Pansi y otras chicas de Slytherin reclaman. Todas quejándose de haber desaprovechado tener a Tom en su vivienda.

Si ellas supieran como es, no estarían tan desesperadas por este hijo de puta, piensa Drakonys para sus adentros. Por no mencionar que para ella, Tom no es la gran cosa en lo absoluto—. Su pecho es muy delgado, también los brazos. Seguro no tiene nada allá abajo.

—No seas mentirosa. Sí lo tiene.

— ¿Y tú cómo sabes? —queja otra ante la afirmación.

—Una vez me asomé al baño de varones. Siempre dicen que va solo. Así que aproveche la oportunidad para no tener que ver a más nadie—explica la chica Slytherin con una sonrisa. Blaise la ve con molestia y desagrado—. Y es... Bueno ¿Cómo lo explico?

— ¿Bonito?

— ¿De punta rosa?

— En armonía con el cuerpo.

—Patetico. —bufa Drakonys con molestia y cruzada de brazos.

—Es grande. No estaba levantado, pero-

—No es más grande que el mío. Eso por seguro. Con lo desnutrido que está, debe ser una cosita disfuncional. —dice Blaise sin querer escuchar de otros y sus partes íntimas.

Sobre todo de otro hombre. Si fuese hablar de senos de mujeres, ahí sería otra historia.

— Ay no seas envidioso. Príncipe es príncipe y tu no lo eres. —restriega la misma chica, causando risas y Blaise sonríe antes de lanzar un hechizo por debajo de la mesa.

Romeo, Juliet & Cinderella | TomrryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora