Capitulo 27 (Maratón)

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ANASTASIA

Mis manos están entumecidas debido al fuerte nudo de la cuerda que las ata, no siento los pies de tanto estar en esta posición incomoda sobre la silla, mi garganta esta seca y mis labios sangran al mas mínimo movimiento. Siento que la cabeza me palpita la mas mínimo movimiento y mis defensas decaen, mientras mi cuello continua en una postura muy incomoda e inamovible. Ya no puedo gritar, solo me desgarraría la garganta.

-¿Sabes lo interesante de todo esto?-oigo la voz de Elena nuevamente. La he escuchado cada instante, insultándome, recriminándome. Pero sigo impasible y miro al suelo rendida.

-¿No vas a responder?-continua-Veo que eres tan débil como imaginaba, aun no entiendo que vio Christian en ti, pero aun se puede hacer algo al respecto...

Una bofetada me atraviesa el rostro, nuevamente, esta vez no emito sonido alguno porque en realidad no puedo emitir ningún sonido. Siento la mejilla caliente e irritada de tantos golpes que he recibido, pero no recibo compasión alguna. Tampoco es que la espere.

-¿Tienes idea de lo predecible que es Christian?-sigue con su tatareta-Darle pistas falsas y que el corra hacia cualquier indicio por ti, una simple trepadora y pensar que iba a dejarlos juntos felices, pero se presento una oportunidad y la aproveche.

No puedo reprochar nada, tanto gritar y discutir con ella me han dejado exhausta, pero oír que Christian me busca es como una luz, me aferro a ella esperando que no se desquicie y mantenga la calma. Pero se que es imposible, conmigo desaparecida lo menos que estará será relajado.

-Y aun no sabes lo mas interesante-me susurra, muy cerca de mi rostro-que no soy la única que busca venganza, los hilos fuertes mueven el mundo de los débiles, me aferro a uno muy fuerte que busca deshacerse de Christian Grey y toda su familia.

¿Quién amenaza nuestra familia? ¿Qué parte del pasado de Christian aun nos persigue? ¿Sera Jack Hyde? Aunque lo dudo, la cárcel máxima seguridad lo acorrala a pesar de los muchos intentos de fuga, de Elena no supe nada hasta ahora y estoy secuestrada.

-Lo mejor de todo es que las personas que me ayudan no solo son poderosas, son peligrosas y muy astutas. Tanto que ni si quiera las medidas de seguridad mas extremas podrían proteger a tus pequeños hijos.

-¡No te metas con mis hijos!-chillo desgarrándome la garganta, pero ignoro el dolor y la sequedad que me provocan. Siento que el aire abandona mis pulmones y me obligo a tomar aire, pero lo siento pesado e inútil.

-¡No vas a hablarme de esa manera!-me da otra bofetada y yo me dejo llevar por el movimiento de mi cuello que agarrotado se estira y me lastima por ello.

-Ya basta-se oye la voz de un hombre, es contenida y gruesa, sin duda una persona algo avanzada de edad, pero su voz muestra desafío y amenaza. Elena retrocede y yo levanto la vista cegándome con la luz que brilla sobre mi por un momento.

Veo que Elena lleva el cabello rubio lacio y viste como ella misma, aunque los kilos de maquillaje no tapan su demacrado rostro ya avanzado de edad, pero su cuerpo se mantiene, claro lo que una faja podría mantener. El hombre tiene mirada neutra que esta sobre mi, es alto y lleva un traje negro con líneas blancas a detalle, por su acento supongo que es extranjero pero no deduzco de donde exactamente.

Lleva una bandeja en las manos con un guiso sencillo, agua y jugo de naranja. La saliva llena mi boca la ver la comida. Creo que debería hacerle mas caso a Christian cuando me ordena que me alimente mejor...

-¿Por que traes eso?-espeta Elena con furia pero se ve que mantiene perfil bajo, veo que teme a esa persona.

-Es una prisionera, no una condenada-responde el hombre acercándose-se muy bien porque contacte contigo, pero aun olvidas que estas bajo mis ordenes y que no puedes maltratarla. Eso es inhumano, y no es negociable. ¿De que sirve tenerla si va a morir? Debes pensar mas y actuar menos...

La Maldición de los GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora